Sanitarios atendiendo un enfermo con Covid-19.

Sanitarios atendiendo un enfermo con Covid-19.

Salud Covid-19

El caos en los informes Covid impide saber con exactitud las muertes diarias después de 2 años

El desfase en las notificaciones y un sistema anticuado hacen de las cifras de fallecidos diarios una estadística poco fiable.

16 febrero, 2022 02:57

Noticias relacionadas

Este lunes se notificaron 601 muertes por Covid-19, un dato que no se veía desde la tercera ola de la pandemia, correspondientes a las comunicadas durante el fin de semana. El Ministerio de Sanidad advirtió que se debía a un retraso en las notificaciones por parte de Cataluña. El martes se sumaron otros 310 fallecimientos. Sin embargo, comunidades como País Vasco llevan los dos últimos días comunicando cero fallecidos en los últimos 7 días, cuando en el informe epidemiológico semanal propio (publicado este lunes 14) se informaba de 200 defunciones.

Tras el caos de los primeros meses de la pandemia, el sistema de notificación e información de los datos se estandarizó en mayo de 2020. Sin embargo, parece que hay un retraso endémico de los fallecimientos que hace desconfiar a los especialistas de las cifras dadas diariamente.

Algunos ya se han resignado. Los retrasos "pueden influir a la hora de estimar las cifras en cortos periodos de tiempo, pero si uno se fija en periodos más prolongados, en las tendencias, podemos entender mejor la magnitud", comenta Mario Fontán, de la Sociedad Española de Epidemiología.

Esto también está pasando con la ola, presuntamente benigna, de ómicron. "Cuanto más se saturan los sistemas de información, puede haber un mayor desfase". Sobre todo en el caso de los certificados de defunción, que tienen que registrarse a mano.

A esto se añade un elemento que está adquiriendo cada vez más protagonismo e introduciendo una distorsión en la interpretación de esta sexta ola. ¿Estamos ante la peor ola desde la generalización de las vacunas o los sistemas no son capaces de aclarar lo que está pasando?

El espejo europeo al que miran muchos es Dinamarca. El 1 de febrero levantó todas las restricciones y, desde entonces, tanto los casos como las muertes no han parado de crecer. El Statens Serum Institute aclaraba posteriormente que hay que diferenciar las muertes con Covid de las de por Covid.

Posiblemente les suene: ha habido todo un debate a lo largo de la ola ómicron sobre si las hospitalizaciones eran debidas al coronavirus o si este era incidental, una PCR positiva en una persona ingresada por otro motivo. Con la bajada de los ingresos, la polémica parece haberse quedado a un lado. Tras el récord de muertes en la sexta ola, se ha trasladado a los fallecimientos.

No se trata de un debate nuevo, no obstante. Un artículo en la Revista Española de Medicina Legal ya advertía, en su número de julio a septiembre de 2020, que "en ocasiones, se planea la disyuntiva de morir por Covid-19 o morir con Covid-19, pudiendo resultar complejo determinar si es la Covid-19 la causante del proceso de la muerte o lo es una enfermedad previa". Y concluía: "Aquí solo cabe la reflexión del facultativo que firma el certificado a la vista de los datos de la evolución clínica del paciente fallecido, lo que puede requerir un estudio profundo de su historial médico".

"Es algo claro si la persona ha ingresado por un politraumatismo causado por un accidente, pero en otros casos no lo es tanto", comenta el epidemiólogo Joan Caylá, que lamenta que, "a estas alturas" no haya todavía una forma de vigilar mejor los parámetros de la pandemia. "Deberíamos tener buenos sistemas de vigilancia epidemiológica y que esto fuera fácilmente controlable. Hay datos que a veces no acaban de cuadrar: hace poco Sanidad recogía muchos más hospitalizados en Cataluña [que los propios datos autonómicos], parece que por diferencias de entendimiento de si las camas sociosanitarias son de hospital".

Los expertos consultados por EL ESPAÑOL ponen de relieve que es posible que se estén incluyendo muertes 'con Covid' entre los fallecimientos notificados, pero es algo que no introduce una distorsión fundamental en los datos. Al final, quien rellena el certificado de defunción es un médico, que debe tener en cuenta, más allá del test positivo, si el enfermo presentaba clínica Covid o si esta enfermedad puede haber jugado un papel esencial en el exitus.

La lentitud de la vigilancia epidemiológica

"Los sistemas de vigilancia de la salud pública están muy limitados, pensados para enfermedades de declaración obligatoria, que [antes de la pandemia] no pasarían de unos 100.000 casos al año, poniendo una cifra muy alta", señala Caylá, que recuerda que en España hay casos de registros informáticos muy bien controlados, "como los de Hacienda", pero que esto no sucede así en el registro de las defunciones.

"En otros países ya se ha informatizado este certificado", apunta Jonay Ojeda, de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, Sespas. "Por supuesto que puede haber muertes Covid no atribuibles a la enfermedad, pero salvo alguna iniciativa en una comunidad autónoma es difícil saber la cifra real, y esto se debe a que no es un sistema de información bien conectado con sanidad sino que depende de otros ámbitos (el Instituto Nacional de Estadística) y no está digitalizado".

Así, la recogida de datos de fallecimientos depende del INE, "no es una información que se actualice o esté preparada para ofrecerse en tiempo real". Un artículo publicado recientemente en Gaceta Sanitaria, la revista académica de Sespas, señalaba que "tal vez se haya podido incrementar artificialmente el número de víctimas de la Covid-19, y asimismo perder fallecimientos al principio de la epidemia debidos a las complicaciones de la Covid-19 no sospechadas".

La estadística oficial de defunciones en España aplica las reglas de la OMS, que recomiendan certificar relación con Covid-19 en la defunción si hay prueba de laboratorio positiva o clínica compatible. Pero se produce una distorsión: "Una persona fallecida por un infarto, e infectada y PCR positiva, sería un caso de Covid-19 para la vigilancia epidemiológica, aunque para la estadística de mortalidad debería ser un fallecimiento por infarto de miocardio".

Ojeda complementa: "Al principio de la pandemia, cuando no conocíamos la fisiopatología de la enfermedad, hubo fallecimientos que no se notificaron porque no teníamos la posibilidad de hacer tests diagnósticos y porque no se conocía la relación entre la enfermedad y diferentes causas de muerte". Los datos de exceso de mortalidad reflejaron en aquellos meses decenas de miles de casos más que la estadística oficial.

Notificar muertes en domingo

A esto se añade el hecho de que nuestro país es una rara avis en Europa occidental porque suspende la comunicación de casos durante el fin de semana, aunque hay comunidades que los ofrecen a diario. Esto provoca distorsiones en los primeros días de la semana, a las que todos nos hemos acostumbrado pero no deja de ser algo excepcional en nuestro entorno.

"Yo estaba en la OMS hace 20 años y el único país europeo que no podía decir exactamente cuántos casos de VIH tenía era España", afirma Jeffrey Lazarus, investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación La Caixa.

"En otros países puede haber algún hospital que no llegue a mandar sus números en domingo, pero es algo excepcional: ha pasado alguna vez en Dinamarca y la gente, que no estaba acostumbrada, pensaba que había pasado algo". Y apunta: "No es casualidad que Cataluña y Euskadi sean dos regiones que no están reportando bien a las autoridades centrales".

Sobre el caso danés, Lazarus (afincado en Barcelona pero que ha vivido 20 años en Dinamarca) apunta que este país tiene un muy buen sistema de salud y de gestión de los datos, "argumentan que muy poca gente va a morir por Covid", algo con lo que se muestra crítico: no se trata solamente de morir sino también de las secuelas y del impacto en otras patologías. "Lo que han manejado mal ha sido explicar a la población que, aunque no haya obligación por ley, debería tomar precauciones".

El otro problema de fondo es que no hay un criterio unificado en Europa a la hora de reportar casos, hospitalizaciones y fallecimientos por Covid. "Los datos que deben reportarse al ECDC [Centro Europeo de Control de Enfermedades, por sus siglas en inglés] deberían tener criterios homogéneos", critica Mario Fontán, que lamenta que el debate 'por Covid' / 'con Covid' se esté manejando en términos de blanco o negro cuando requiere de mayor finura.

Con todo, tanto Lazarus como él creen que nos hemos acostumbrado a advertir las distorsiones del sistema español de notificación de muertes por Covid y que éstas no han impactado en la gestión de la pandemia. "El grado de coordinación e integración de los datos ha sido el adecuado para entender el funcionamiento de la pandemia", considera. "Siempre se puede mejorar y seguramente se hayan detectado posibles fallos, pero en líneas generales nos hemos entendido".