El epidemiólogo Daniel López-Acuña.

El epidemiólogo Daniel López-Acuña.

Salud

López-Acuña: "Hay que reimplantar restricciones para evitar lo que está ocurriendo en Alemania"

"La OMS no sobredimensiona el riesgo de ómicron, ha obrado de buena fe" / "Hay que usar la mascarilla en exteriores, yo la llevo en todo momento".

6 diciembre, 2021 06:59

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Cuando se cumplen dos años del primer diagnóstico de una "nueva y rara neumonía" en la ciudad china de Wuhan, la aparición de la variante ómicron ha demostrado que, pese a los avances en la vacunación, la Covid-19 no ha dicho su última palabra. "Debemos acostumbrarnos a vivir no con el virus, sino con la pandemia", explica EL ESPAÑOL Daniel López-Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la OMS, profesor asociado de la Escuela Andaluza de Salud Publica, y una de las voces en las que más confían los españoles para informarse durante la actual crisis sanitaria.

La rapidez con la que se han aprobado las medidas restrictivas tras la aparición de la variante ómicron no tiene precedentes. ¿Está justificada la urgencia?

La reacción ha sido más acelerada que la que se produjo con la aparición del coronavirus en Wuhan. Y es fundamental que exista celeridad en el sistema de alertas y respuesta. Sudáfrica ha sido transparente y la OMS ha hecho lo que tenía que hacer de acuerdo con el reglamento sanitario internacional. Lo que se ha producido es una sobrerreacción por parte de algunos países, que estigmatizan de alguna manera a los países del sur de África cuando esta no es la respuesta epidemiológica más adecuada. Seguimos viendo que algunos, como Israel o Japón, van a su aire, cerrando fronteras cuando lo que hay es que extremar las medidas de protección y restricciones sociales para frenar su expansión cuando ya circula por medio mundo.

Se ha llegado a calificar a la variante ómicron de "horrenda", cuando aún los casos son minoritarios. ¿Nos estamos excediendo en el tono de los mensajes?

El hecho de que haya aparecido una variante con tantas mutaciones, y que ha mostrado preliminarmente una mayor contagiosidad y frecuencia de reinfecciones, hace pensar que hay que tratarla con mucha cautela. Pero esto no debe llevarnos al pánico. Sabemos que ya estaba en buena parte de los países europeos antes de ser detectada, y hay que extremar la precaución, pero se trata de una mutación más de un virus que muta mucho. Todavía tenemos que establecer en dos o tres semanas, con hechos objetivos, si escapa a la efectividad de las vacunas. Si esto sucediera, tendría implicaciones: deberíamos buscar nuevas preparaciones de los fármacos a partir de la misma tecnología que tengan información como para neutralizarla. 

Desde su experiencia, ¿ha influido la propia OMS en las sobrerreacciones? El lunes 29 declaraba un "riesgo global muy elevado" por ómicron, y dos días después pedía "tranquilidad".

La OMS no ha sobredimensionado el riesgo cuando la variante tiene más de 30 mutaciones con visos de volverla más contagiosa e incrementar el riesgo de reinfección. Si no lo hubiera hecho, ¡les hubieran acusado de no avisar de que había que tener cautela! La OMS ha obrado de buena fe, las hiperreacciones son responsabilidad de los países.

La OMS también advirtió de un riesgo de rebrote por el aumento de la incidencia en Europa. ¿En qué situación estamos?

Hay un notable incremento en el número de casos en toda Europa. Se dan situaciones extremas en países como la República Checa y Eslovaquia, que superan los 2.000 casos por 100.000 habitantes, y también en Alemania o Suiza, con incidencias de 900. Y esta situación precede a ómicron, responde a la dinámica epidémica de las variantes Delta y Delta+, además de la temporada otoño-invierno que incide en enfermedades respiratorias. Pero también a las bajas tasas de vacunación y la relajación prematura de las medidas de protección. Europa se confió demasiado: los que más han vacunado y mantenido restricciones, como Portugal o España, han tenido mejores escenarios. Lo más inadecuado ha estado en Reino Unido, declarando el Freedom Day el primero de julio: desde entonces ha tenido una incidencia sostenida de 700-800.

En España, el Ministerio de Sanidad aboga por dejar de usar la incidencia de la Covid como indicador principal, y basarse más en la ocupación hospitalaria.

En España hemos cuadriplicado la incidencia de octubre a hoy: de 50 a más de 200. Ha habido 100.000 casos en los últimos 14 días, es preocupante. Si queremos evitar una incidencia como la de Alemania, los buenos niveles de vacunación no bastan. Hemos vacunado al 90% y nos quedan 4,5 millones de españoles, esto es una prioridad, pero toca ser sensatos y reimplantar restricciones. No tienen que llegar al confinamiento, pero sí luchar activamente contra la trasmisión. La incidencia sigue importando: a medida que aumenta se genera más riesgo de aparición de variantes y se genera más impacto en términos de presión asistencial, con un desajuste de dos a cuatro semanas. La ocupación de UCI en España ha subido, ya tenemos varias CCAA dos o tres veces por encima del umbral seguro.

Hablemos de estas medidas. El País Vasco plantea volver a la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores en todos los casos, ¿es necesario recuperarla?

Sí, completamente. Hay que estimular el uso de la mascarilla aún en exteriores porque no podemos mantener con facilidad la distancia física o evitar aglomeraciones. Yo uso la mascarilla en exteriores en todo momento y estoy convencido de que es lo que más nos puede proteger. Con una incidencia como las del País Vasco y Navarra, yo lo haría.

Varias CCAA han implantado el 'pasaporte Covid' para acceder a locales, pero no todos los expertos coinciden en su eficacia.

Considero que no hace ningún daño, todo lo contrario. Ayuda porque incentiva la vacunación, mucha gente no quiere quedarse excluida de la vida pública. Pero no debemos pensar que eso remedia el problema, hay que mantener limitaciones de las interacciones sociales como los aforos.

Otra medida sobre la mesa es la vacunación de los niños entre los 5 y los 11 años, que tampoco ven necesaria todos los profesionales de la salud. 

Muchas veces se toman posiciones límites individuales sin tener en cuenta la perspectiva epidemiológica y de salud pública. Lo que tenemos en la población infantil son altísimas tasas de incidencia, lo que indica que hay mucha transmisión. Hay contagios que se llevan a casa, lo que aumenta la incidencia entre las edades de los padres, y aumentan el riesgo en familiares de mayor edad, incluso los vacunados. Yo no tendría ninguna duda en seguir adelante con la vacunación de los niños. 

¿Qué importancia tiene la tercera dosis masiva como pide la UE? Eric Topol, editor de Scripps Research, tuiteaba que deberíamos considerar la 'pauta completa' como de tres dosis. 

No hay una evidencia contundente de que esto deba ser para todos. Pero sí está perfectamente indicado para personas inmunodeprimidas, que viven en residencias y en los mayores de 60 años. Pero no me apresuraría a dársela a todo el mundo, es más importante dar al menos la primera dosis a la pequeña proporción que todavía no la tiene en España, y a la gran proporción que todavía no la tiene en el mundo. Pero tenemos que ver muy bien que pasa con ómicron: más que terceras dosis, si escapa a las vacunas, vamos a tener que pensar en nuevas fórmulas para todo el mundo.

¿Qué le parece la recomendación de Sanidad para evitar grandes reuniones por Navidad? ¿No desplaza de nuevo la responsabilidad al ciudadano, lo que ya se hizo el año pasado y salió muy mal? 

Por supuesto. Ha sido una recomendación muy tibia e inadecuada. En el marco del Consejo Interterritorial, todas las CCAA junto con el Ministerio de Sanidad deberían aprobar medidas de carácter vinculante cuando se superen ciertos niveles de incidencia, como las del 'semáforo' que se plantearon antes de que se revisaran. Eso nos permitiría intervenir si la incidencia se dispara.