Un sanitario realiza un test Covid a una mujer.

Un sanitario realiza un test Covid a una mujer. Isa Vicente ICAL

Salud Covid-19

Ómicron podría ser la variante predominante de la Covid en España en menos de 9 semanas

La presencia de delta en una fase ascendente dificulta la introducción de ómicron, si es que llegan a cumplirse las peores expectativas.

30 noviembre, 2021 06:03

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El 26 de diciembre de 2020, un día antes del pistoletazo de salida a la campaña de vacunación contra la Covid en España, se anunciaron los primeros casos de la variante alfa –conocida como británica en ese momento– en el país. Seis semanas después ya suponía el 50% de los nuevos diagnósticos.

Delta, la variante predominante hoy en día en el mundo, fue detectada el 28 de abril dentro de nuestras fronteras, pero hicieron falta nueve semanas para que sustituyera a alfa en el panorama español de la Covid

En Europa ya se ha registrado la presencia de ómicron en nueve países, entre ellos España, cuyo primer caso ha sido detectado este lunes en el Hospital Universitario Gregorio Marañón.

A pesar de la alarma generada por sus 55 mutaciones (32 de ellas en la proteína S o spike, la que se une a las células humanas para infectarlas), todo en ella son incógnitas. Se piensa que los síntomas que causa son por lo general leves y se teme que pueda ser más transmisible que la delta, ya que acumula varias mutaciones presentes en anteriores variantes y que están relacionadas con la capacidad de contagio.

Con todo, en el peor de los casos, si se comprueba que el virus es capaz de eludir la respuesta inmune generada por las vacunas, no parece probable que adquiera carácter dominante antes o durante las navidades, para las que queda menos de un mes. La perspectiva, vista la experiencia, es que tarde entre mes y medio y dos meses. Claro está, si llega a imponerse, cosa que de momento no es nada clara.

La transmisibilidad y el escape vacunal son los parámetros que le permitirán destronar o no a la variante delta, explica Julián Domínguez, jefe de Medicina Preventiva, Salud Pública y Prevención de Riesgos Laborales del Hospital Universitario de Ceuta y portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria, que avisa de que todavía se tardará un tiempo en conocer su alcance: "Habrá que tener una serie de datos lo suficientemente grande y durante suficiente tiempo para determinarlo".

Mario Fontán, portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología, añade una cuestión más para determinar la capacidad de expansión de esta variante: la presión de la actualmente predominante. "No es descartable que desplace a delta pero, en un contexto como el actual de una ola ascendente con una variante predominante es difícil que surja otra que la desplace".

Hasta el momento, la incidencia en Gauteng, la provincia de Sudáfrica que ha vivido un brote con la nueva variante, se ha disparado tras su irrupción, pero esto se debe principalmente a la baja incidencia que había en la región, lo que facilita que cualquier brote dé un revolcón a los números. Si a eso se le suma la escasa cobertura vacunal de los países africanos en general, el caldo de cultivo es ideal para una irrupción tan espectacular.

Un escape vacunal parcial

A pesar de las voces de alarma generadas por las instituciones internacionales, desde la OMS hasta el G7, algunos especialistas ya han señalado que es poco probable que, de haber escape vacunal, este sea completo.

"Igual que el virus muta su genoma, nuestras células B [productoras de anticuerpos] tienen capacidad para acumular mutaciones en su genoma durante el curso de la respuesta y seleccionar ls anticuerpos más afines a la nueva proteína", explica en un hilo de Twitter el inmunólogo del Hospital Clínico de Santiago de Compostela José Gómez Rial.

Es decir, que el sistema inmune va adaptándose a las nuevas versiones del virus aunque ello le lleva tiempo. La capacidad neutralizante de los anticuerpos, según Gómez Rial, se puede reducir "un 30%, 40% o 50%" pero no es algo preocupante "porque se trata de los anticuerpos generados inicialmente, por lo que si nos enfrentamos a una nueva cepa, nuestro cuerpo tiene la capacidad para mutar también estos anticuerpos iniciales y adaptarlos a los cambios producidos por el virus".

El catedrático de Parasitología Rafael Toledo también relativiza la amenaza que supone ómicron al señalar que no hay una única respuesta inmune sino tantas como epítopos, las partes de las proteínas del virus que son reconocidas por el cuerpo y para las que se genera anticuerpos. Es decir, que no hay un único anticuerpo neutralizante sino uno por cada epítopo y, aunque haya algunos que no se reconozcan desde un principio, el sistema inmune puede preparar una respuesta mientras ataca a los que sí reconoce.

Julián Domínguez se muestra cauto y, aunque "no lo podemos saber con exactitud", apunta a que la variante ómicron pueda ser a la sexta ola "lo que delta a la quinta, ocupando todo el espacio". Si no afecta a la capacidad de transmisión y al escape vacunal, la evolución puede ser similar a la que hemos estado viviendo en España las últimas semanas, con una incidencia que aumenta de forma sostenida pero sin alarmas, y con unas curvas de hospitalizaciones e ingresos en UCI más suaves.

En su hospital los ingresos cayeron del 6%-7% en la cuarta ola al 4% en la quinta. Las muertes, del 2% de los ingresos en la segunda y tercera a un 0,7% este verano. Una mayor transmisibilidad implicaría, aunque la variante de por sí no sea más grave, un aumento en los casos severos.

"Cuanto mayor sea el número reproductivo [la cantidad promedio de casos que genera un infectado], mayor porcentaje de personas que pueden ser graves respecto a la alta incidencia", comenta el preventivista. Y para ello hace falta tiempo, no solo análisis in vitro, pues la experiencia ha demostrado que este número puede variar dependiendo de la asunción de diversas medidas ya conocidas por todos: el uso de mascarilla en interiores, la distancia de seguridad, la ventilación, etc.

Por su parte, Mario Fontán ve difícil volver a escenarios vistos de las oleadas segunda y tercera, que ocurrieron, precisamente, antes y después de las navidades del año pasado. "Necesitamos unas semanas para ver cómo se comporta esta variante, qué casos va generando, etc. pero, a falta de esta información y vistas las variantes previas, sería difícil que volviéramos a un escenario de segunda o tercera onda pandémica, por mucho que pueda eludir las vacunas".

Con todo, pese al alarmismo que puede haber generado la OMS, la decisión tomada por el organismo internacional le parece buena. "Es importante y positivo en el sentido de que no solo se anime a vacunar a la gente y de que se anime a mantener estas medidas", señala Domínguez.

Fontán entiende la intención de la OMS en un contexto global, donde los países desarrollados tienen una cobertura vacunal avanzada pero queda mucho por hacer en otros países, sobre todo en África.

"No se trata tanto de alarmismo como de que seamos conscientes de que necesitamos hacer un esfuerzo colectivo y global, no solo en términos de vigilancia, sino que debe ir acompañado de un esfuerzo por potenciar las vacunas".