El Real Valladolid consumó este domingo el que ha sido su quinto descenso a Segunda División en este siglo XXI. El segundo desde la llegada de Ronaldo Nazario a la ciudad del Pisuerga. Ahora, un día después del drama, es momento de analizar que es lo que le quedará al club blanquivioleta de cara a la temporada que viene en la categoría de plata.

Entre las consecuencias a corto plazo hay tres que destacan sobre el resto: una posible desbandada de jugadores importantes, el retorno de descartes que han estado cedidos en otros clubes este año y que dejaron dudas durante su estancia en el equipo y lo que se ha consumado este mismo lunes en rueda de prensa, la ruptura total entre la directiva y la afición.

La primera de ellas es una alta posibilidad de una desbandada de los principales activos del club: sus jugadores. La necesidad imperiosa de mantener una economía equilibrada podría hacer que algunas piezas claves salgan por cifras irrisorias al verse obligados a la venta, así como la imposibilidad de poder mantener sueldos que en Segunda División son totalmente privativos. 

También podría suponer dejar escapar a los pocos jugadores que han dado un rendimiento óptimo, tales como los recién llegados en invierno Martín Hongla y Cyle Larin. En estos casos el Real Valladolid se ve inmerso en la encrucijada de si ejecutar su opción de compra y posteriormente venderlos o directamente dejarles marchar sin ningún tipo de vinculación con el club. Otros como Darwin Machis o Amallah habrá que esperar a ver que pretensiones tienen de cara a la próxima temporada y si piden salir. En esta situación se encuentra gran parte de la plantilla.

Iván Fresneda a priori también saldrá por una venta que, de haber permanecido en Primera División, hubiera sido bastante más elevada que la seguramente acabe por darse, ya que los clubes compradores saben del contexto de un recién descendido y su necesidad de aligerar masa salarial.

Por otro lado, se encuentran los retornos de jugadores que fueron descartes y que en el Real Valladolid sembraron dudas por su rendimiento. En este sentido, volverán a la disciplina blanquivioleta Juanjo Narváez (CD Leganés), Raúl García Carnero (Deportivo de La Coruña), Sekou Gassama (Racing de Santander), Saidy Jancko (Bochum), Mickael Malsa (Kasimpaça), Hugo Vallejo (Ponferradina) y Paulo Vítor (Río Ave).

Previsiblemente muchos de ellos deberían abandonar la disciplina vallisoletana, ya sea mediante acuerdos de recisión de contratos o con los clubes donde han estado cedidos, pero habrá que esperar a ver si el contexto del Real Valladolid no le vuelve a jugar una mala pasada y todos los agentes externos buscan sacar un gran ahorro a costa de los pucelanos. No obstante, el Pucela ingresará por las ventas de Sergi Guardiola al Cádiz y Shon Weissman al Granada, clubes donde han estado cedidos y que están obligados a comprarles tras cumplir sus objetivos deportivos.

El presidente y máximo accionista del Real Valladolid, Ronaldo Nazario, ha optado en su habitual y única comparecencia de final de temporada en arremeter contra todo el que se ponía a su paso y culparlo del descenso: Ayuntamiento de Valladolid, prensa y, por último y lo que ha hecho encender la mecha por completo, el Fondo Norte y la afición. No obstante, la única referencia a su gestión ha sido "algún posible error de planeamiento" y ha presumido de que el "club estaba mejor que antes" de su llegada. 

Estas últimas reprimendas a los aficionados han hecho saltar por los aires la pequeña unión que podría existir hasta ahora entre el astro brasileño y la gente de Valladolid. Ronaldo ha tildado de "radicales" a aquellos que se quejaban del cambio de escudo y ha señalado duramente a los mismos acusándoles de tener esa posición por negarles dinero para diferentes iniciativas de animación al equipo.

Al mismo tiempo, Ronaldo ha cargado contra el actual Gobierno municipal en funciones, especialmente contra Óscar Puente, por no dar "ninguna ayuda" al club para la construcción de la ciudad deportiva y ha denunciado que estaban "solos".

En definitiva, el Real Valladolid debe afrontar una nueva temporada lejos de la élite del fútbol español y lo hará en un contexto dramático tras consumarse la ruptura total entre aficionados y directiva, además de enfrentarse ante una más que posible desbandada de piezas importantes y el 'peso muerto' de descartes que buscarán sacar el mayor rédito económico posible.