Federico Pian y Yuly Reyes tenían claro que querían empezar una nueva vida laboral en la que recuperar la ilusión. "Quería volver a disfrutar", recuerdan. Eso es lo que han conseguido con El Gato Blanco en El Campello, un restaurante en el que muestran su experiencia en locales con estrella Michelin con tapas y platos creativos.

Con el menú de 30 euros que ofrecen en primera línea de playa son capaces de sorprender a los clientes ya sea por los sabores o las presentaciones y, especialmente, conseguir su objetivo: cocinar y atender como en familia. 

"Aparte de la técnica que va puesta con los años de experiencia, tiene que haber algo más", remarca Pian. En su local trabajan a precio cerrado con un menú que incluye seis entrantes, un plato principal a elegir entre tres y un postre, también a elegir.

Uno de sus entrantes imprescindibles, el ravioli de cuatro quesos. M.H.

En esta presentación de nueva carta, arrancan con una suave tarta de pimiento de padrón que ejemplifica la voluntad de jugar probando cosas diferentes. "Aquí sabores fuertes y picantes, no", explican, "y la cocina es ligera, pero los sabores son los sabores".

El producto manda y en su caso más porque presumen de que la lonja y el mercado son su despensa. "Trabajamos siempre con producto fresco y lo que hay en la época", remarca Pian. Eso se traduce en que en su paseo por los puestos tiene que encontrar la inspiración para despertar la creatividad y mantenerse en el presupuesto.

Un repaso a la lista de su nueva carta puede ir variando. Eso sí, como puntualizan, hay una serie de imprescindibles que la clientela que han ganado no les deja pasar. Entre los entrantes, un muy gustoso ravioli a los cuatro quesos (mascarpone, requesón, provolone y parmesano).

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El cordero, uno de los platos principales que no suele faltar. M.H.

Pero llegan con mucha fuerza propuestas como la breca marinada con su hueva y rúcula, una crema de berenjena espolvoreada con café o el ñoqui frito con tomate fresco. En todas ellas el objetivo es que siempre quede ganas de probar más.

En los principales tienen su fuerte en los arroces, que se pueden alternar con un pescado o una carne. En estas, la de cordero que ofrecen es difícil de olvidar y por eso les suelen pedir que la mantenga en su oferta. Con esos platos, Pian demuestra que ha conseguido llegar a su meta: "Volver a los orígenes y disfrutar con las manos en la masa".

El fin de la carta en El Gato Blanco con un postre excepcional de tres cremas. M.H.

Un objetivo en el que Reyes también se siente satisfecha ofreciendo referencias de vinos "curiosas que no se encuentran en las cartas porque normalmente son iguales". Abriendo de miércoles a domingo, excepto en julio y agosto que lo hacen todos los días, presumen de honestidad y sensibilidad "para que el cliente disfrute". 

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