La leche y los productos lácteos, a examen

La leche y los productos lácteos, a examen

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Consumo

La leche y los productos lácteos, a examen

Analizamos 10 cuestiones que generan debate hoy en día en torno a estos básicos de la dieta que siempre han ocupado un lugar destacado en el consumo.

27 diciembre, 2022 00:47

La leche y sus derivados son alimentos que aún despiertan confusión entre algunos consumidores. Beneficios, necesidad o no de consumirlos a diario, mitos y leyendas sobre estos productos que forman parte de la alimentación habitual de la mayoría. Un vaso de leche por la mañana, un yogur de postre o el queso como parte sustancial de la dieta mediterránea. Por eso y más allá de los problemas de intolerancia que puedan causar, conviene analizar algunos temas en torno a la leche que generan dudas.

¿Por qué somos el único mamífero que sigue tomando leche tras el destete?

Los humanos somos muy distintos al resto de los mamíferos en muchas cosas y, en el tema de la alimentación, hemos adquirido virtudes superiores. Gracias a un proceso evolutivo, tenemos la capacidad de digerir la leche más allá de la lactancia materna. A lo que se une que el hombre aprendió a transformarla de cara a conservarla durante más tiempo dando lugar a nuevas formas de consumo como en quesos o yogures. Actualmente, más de 2.000 millones de personas son tolerantes a la lactosa.

¿Es imprescindible incluir leche en nuestra dieta cotidiana?

Los expertos nacionales e internacionales recomiendan consumir una media de 2 o 3 raciones al día de leche o productos lácteos. Sin embargo, casi el 70% de la población del mundo no alcanza esta recomendación, lo que es un error. Estas 3 raciones diarias aportan más de la mitad del calcio necesario y, según la etapa de la vida, esta recomendación es incluso mayor (3 o 4 raciones en el embarazo, lactancia, para deportistas y personas de la tercera edad). Además, la leche y los productos lácteos también son una fuente de proteínas de alta calidad y de vitaminas B y D.

¿La leche es solo para niños?

La alimentación más completa del bebé es a base de leche materna y, en su defecto, fórmulas infantiles adaptadas. A partir del año de edad, sigue siendo un básico porque representa el 40% de la alimentación del niño. Sin embargo, posteriormente y cuando se considera que se ha finalizado el periodo de crecimiento, suele reducirse el consumo de leche sin tener en cuenta que en la edad adulta sigue siendo una fuente importante de calcio, fósforo, proteínas y vitaminas que representan valores que son difíciles de alcanzar con otros alimentos. La evidencia científica actual indica que es beneficioso para todas las edades e, incluso, se asocia a un menor riesgo de mortalidad y de problemas cardiovasculares, según el estudio prospectivo PURE (Prospective Urban Rural Epidemiology).

¿La leche tiene tanto valor nutricional como se dice?

Los lácteos son las principales fuentes de calcio y vitamina B2, están entre las primeras fuentes de proteínas, vitaminas A, B12 y D así como de zinc, fósforo, potasio y yodo. En resumidas cuentas, se trata de alimentos completos que contribuyen a una dieta equilibrada.

¿La leche afecta al control del peso?

No aporta ni más calorías ni más grasa que otros alimentos. En la dieta española concretamente, suponen el 12% de las calorías totales y el 14% de la grasa y los estudios realizados al respecto manifiestan que no se produce un incremento de peso al aumentar el consumo de lácteos.

¿La leche sienta mal?

Según las investigaciones científicas, esto solo ocurre a las personas intolerantes a la lactosa o a las personas con alergias que, además, suelen tener más que ver con las proteínas y en menores de un año. Tan solo el 15% de los niños que padecen alergia la mantienen a partir de los 6 años.

¿La leche y los lácteos están más tratados que antes?

Un comentario muy habitual hoy en día es el de que ahora se trata más la leche que antes, pero no es cierto. Desde los años 50 los fabricantes están obligados a cumplir una normativa muy estricta. El proceso actualmente es el siguiente: los ganaderos producen la leche de ganado sano, libre de antibióticos y de tratamientos hormonales, prohibidos por ley. Una vez recogida la leche, se transporta en camiones cisterna a menos de 5 grados para preservarla adecuadamente y, una vez en la fábrica, se calienta durante un periodo muy corto simplemente para eliminar las posibles bacterias.

¿Los lácteos no son buenos para la salud?

Algunas de las falsas creencias que circulan y que hablan de los efectos negativos de la leche para la salud tienen que ver con que la leche produce mocos cuando no hay ninguna evidencia científica que lo demuestre, que aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular mientras numerosos expertos hablan de lo contrario, de su efecto positivo en este sentido, y que consumir leche produce cáncer, punto que tampoco ha estado nunca probado científicamente.

¿La industria láctea es poco sostenible?

Este sector está avanzando mucho en estrategias sostenibles. Totalmente consciente de las necesidades actuales y del cambio climático, destacan tres prioridades:

  • La reducción de la huella de carbono en todos los eslabones del ciclo de producción de los alimentos: desde la granja hasta en el transporte y en lo que respecta a eficiencia energética y al uso cada vez mayor de energías renovables. Mientras que en lo que respecta al producto que le llega al cliente, han incluido nuevos materiales y mejoras en los envases con el fin de preservar la calidad y la seguridad alimentaria minimizando el impacto medioambiental.
  • La producción local y sostenible a través de su apuesta por granjas sostenibles y de proximidad.
  • Plan de optimización de recursos: desde hace años las industrias realizan un gran esfuerzo para reducir el consumo energético y del agua.