Pedro Barros, trabajador de Bimba y Lola.

Pedro Barros, trabajador de Bimba y Lola. Instagram (@pedrosoage)

Sociedad

Pedro, el trabajador de Bimba y Lola que no compró décimo para la Lotería de Navidad: “No compré ni 20€, es un trauma”

El empleado de la tienda que recibió el segundo premio de la lotería compartió su frustración: "No tengo ni medio euro y el resto celebra tener 125.000 euros".

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Las claves

La central de Bimba y Lola en Vigo ganó el segundo premio de la Lotería de Navidad, repartiendo 1.250.000 euros por serie y 125.000 euros por décimo.

Pedro Barros, uno de los pocos empleados que no compró décimo, compartió en redes sociales el "trauma" de no haber participado en el premio.

Barros explicó que no compró el décimo por estar en contra de los juegos de azar, pero lamentó su decisión tras ver a la mayoría de compañeros celebrar el premio.

El trabajador aconsejó a sus seguidores que, al menos, compren el décimo del trabajo para evitar pasar por una situación similar.

El pasado lunes 22 de diciembre, la central en Vigo de la empresa Bimba y Lola se llevó la sorpresa más grata: fueron los ganadores del segundo premio de la Lotería de Navidad.

Miles de empleados salieron a celebrar que su número, el 70.048, repartió 1.250.000 euros la serie, lo que se traduce en 125.000 euros al décimo.

No obstante, detrás de la celebración y la euforia de los ganadores se encuentran trabajadores como Pedro Barros quien compartió en redes sociales el "trauma" que le ha generado esta lotería al ser uno de "los cuatro pelagatos" que no compraron un décimo.

"Compren un décimo en el curro"

El joven compartió un vídeo en su red social Instagram donde, visiblemente disgustado, comentó que había sido uno de los pocos desafortunados que decidieron no comprar su décimo este año. No obstante, no contaba con llevarse tan ingrata sorpresa.

"Bueno, ya hace 24 horas que mi empresa se llevó el segundo premio de la Lotería de Navidad, y sí, yo no compré nada: ni 10 euros, ni 20 euros, ni cinco, ni 40, somos pocos los desgraciados", comenzó señalando.

Explicó que, a pesar de que "pensé que íbamos a ser más", al día siguiente se percató que realmente "somos muy pocos los que todavía somos pobres".

Con tono sarcástico enfocó su alrededor y comentó que "como veis, la oficina hoy está petada, por todos los departamentos". La realidad es que, además de él, no hay nadie más.

Confesó que los pocos que habían ido a trabajar aquel día porque no habían ganado los 125.000 euros del premio del sorteo, "están de charleta y poco más".

Tras un largo suspiro, Barros reveló que "no sé cómo voy a superar este trauma de la lotería". El motivo por el que decidió no comprar el décimo es porque "yo estaba en contra de estos actos ludópatas".

Lo cierto es que comprar un décimo de lotería, más allá de cualquier cosa, representa un símbolo o tradición más allá de la creencia de que de verdad va a tocar el premio.

"Veo que hay que ser un ludópata y comprar la lotería porque sino se te queda una cara de tonto como la mía", expresó frustrado el joven trabajador.

Sin embargo, su mala experiencia le sirvió para compartir un consejo a sus seguidores de redes sociales: "El año que viene, si podéis, comprad al menos el décimo del curro, porque, si no, te puede pasar como a mí y a cuatro pelagatos más y no llevarte ni medio euro".

"Mientras, el resto de tus compañeros celebran haberse llevado 125.000 euros en su cuenta, bueno menos, pero ya entendéis", manifestó Barros.

Tras desahogarse y relatar su desgraciada experiencia, Barros comentó que buscaba que sirva de enseñanza para algunos. "Venía a compartirlo y haceros pensar por qué comprar la lotería, porque a veces toca y, cuando toca muy cerca de ti y a ti no, es muy triste, os lo aseguro", concluyó.