
Marina puente, estudiante de diseño digital en U-tad.
Marina estudia la carrera con mayor demanda en 2025: las empresas se pelean por este perfil que gana 4.000 € al mes
Marina Puente es becaria de una empresa de diseño gráfico como UX designer, una de las carreras en mejor posición y con más demanda de España.
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Un click no es un paso en falso. Es un resorte casi inconsciente, un calambre mental. Sobre la pantalla un usuario vuelca su esperanza de toparse con sus deseos más profundos, y toda la lámpara de los deseos tiene su genio. Estos son los diseñadores de experiencia del usuario o UX designers, una profesión que se encarga de ir un paso por delante del click y que goza de uno de los salarios más altos de España.
Marina Puente estudia para convertirse en UX designer en la universidad U-Tad. Actualmente se encuentra en período de prácticas en la empresa Garaje de ideas. Sí continúa por este camino podría cobrar alrededor de 4.000 euros al mes. Así lo recoge Adecco en su último estudio salarial: un UX designer puede cobrar hasta 49.000 euros anuales, si trabaja en Barcelona. Es la profesión con uno de los salarios más altos para los no directivos. Además, es una de las profesiones más demandadas de España, la estabilidad laboral está servida.
UX designer. Un empleo con un nombre poco convencional que aporta un sueldo, de la misma forma, poco convencional. ¿Qué es y de qué trata? ¿Por qué es una mina de oro? Los UX designers se encargan de diseñar la estética tecnológica de las aplicaciones y webs. Construyen su interfaz, capas de personalización, y escoge minuciosamente los colores, letras, botones que las decoran. Su diseño funciona como el de los escaparates de las tiendas, se adornan lo más bonito posible para captar la atención del usuario. Desde que tiene uso de razón, Marina ha tenido claro esta máxima: “Dicho mal y pronto, yo siempre he querido crear cosas bonitas”.

Marina en la oficina de Garaje de Ideas.
Desde pequeña Marina ha tenido especial mimo en el diseño de apuntes y presentaciones escolares: “En los trabajos del colegio, yo era la típica que se encargaba de escribir los títulos bonitos en las cartulinas”. Precisamente por ese gusto por la estética Marina se veía estudiando marketing: “Veía carteles y campañas publicitarias, pero luego me di cuenta que la carrera no tenía nada que ver con lo que quería”.
De pronto, la carrera de diseño digital se presentó en su vida, como una aparición divina. No solo se ajustaba a sus aspiraciones profesionales, sino que la conectaba más con la realidad. “Yo no quería una carrera en la que empollara todo el rato, sino algo más práctico, funcional, aplicable con la realidad, que me permitiese hablar con la gente… así me mantengo despierta”, aporta Marina.
Si un buen sueldo y la vocación profesional se juntan, pueden crear un verdadero cóctel explosivo. Un cajero automático de sueños. Precisamente es la vocación de Marina lo que le ha impulsado a estudiar la carrera, y no la estabilidad económica. “Si se cobrara mucho menos, yo me hubiera lanzado a estudiar la carrera igual”, aporta Marina. Prioriza sus sueños a los billetes, aunque reconoce que la buena situación de su sector le permitirá vivir desahogada. “Yo no me quejo”, bromea Marina.
Gran inserción laboral
La inserción laboral es tan rápida que uno de sus profesores del Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital (U-tad) pasó a ser su compañero en cuestión de un año. Este impartía la clase de UX UI, una clase en la que se enseña a investigar a los usuarios para entender sus gustos, y diseñar una identidad visual en consonancia a sus necesidades. Respecto al grado universitario de UX designer, al ser una carrera joven, podría parecer que no está del todo definida. Todo lo contrario. Marina asegura que es una carrera bastante completa, un abanico muy amplio que abarca asignaturas de todos los colores. “En la carrera tocamos muchos palos del diseño gráfico: 3D, branding, vídeos documentales, fotografía, UX UI…” aporta Marina, que continúa aliviada diciendo: “siento que me han preparado bien, pensaba que iba a estar mucho más verde¨.
Programar un sistema visual e intuitivo es uno de los primeros mandamientos del diseño gráfico. Marina recalca su importancia para facilitar el acceso a la tecnología a los más mayores, que no son nativos digitales. Algunas de sus referencias son los diseños de sistemas operativos como Apple, o interfaces como las de Netflix. “Las hacen para que se entiendan muy claramente, con muy fáciles de usar”. El hecho de que un usuario intuya que tenga que pinchar en un elemento, es porque un diseñador lo ha pensado previamente. Son la sombra de internet.
Trabajo o talento. Cristiano o Messi ¿Qué pesa más para ser diseñador gráfico? ¿Y si alguien no tiene nociones de estética? ¿Se puede ser UX designer siendo hortera? Marina opina que no es estrictamente necesario, es la propia carrera quien enseña a sus alumnos a no ser horteras a través de su oferta educativa: “Hay clases de composición de interfaces, teoría del color de la luz, y eso te enseña de alguna manera a crear cosas bonitas a ojos del usuario”. Por tanto, si el criterio estético de alguien es cuestionable, siempre puede ajustarse a patrones y plantillas establecidas aprendidas en la carrera.
Y ahora... la IA
Un paso todavía más allá. La inteligencia artificial ha aprendido a sistematizar tareas hasta el punto de que también puede imitar la tarea de diseñadores gráficos, pero ¿Cómo lo hace? ¿Tiene criterio estético? y aún más importante, ¿es la inteligencia artificial hortera? La respuesta de Marina es un rotundo sí. “De momento la inteligencia artificial es hortera, al estar tan mecanizada los diseños que hace son muy sobrios”.
Para Marina, el criterio y la maña humana le otorga al diseño un sello de calidad superior, ya que la inteligencia artificial carece de veneno artístico. Además, Marina añade otra variable en la ecuación: “A día de hoy es imposible que la inteligencia artificial reemplace a los diseñadores porque la profesión en parte consiste en hablar con el usuario y comprender sus necesidades, y la IA carece de ese calor humano”.
“Estoy encantada, ojalá poder seguir siendo parte de este mundo porque es increíble”, comenta Marina, entusiasmada. Podrá desempeñar mejor o peor su trabajo, pero sin duda, lo que mejor ha diseñado es su futuro.