Gianluca Grimalda en Papúa Nueva Guinea.

Gianluca Grimalda en Papúa Nueva Guinea.

Reportajes

El viaje de 50 días de un investigador que le costó el despido: no quiso coger un avión para salvar el clima

Esta es la rocambolesca historia de un científico que puso por delante sus principios pese a estar advertido de que le podrían costar el puesto.

18 octubre, 2023 15:09

Predicar con el ejemplo. El italiano Gianluca Grimalda es un investigador del clima que trabajaba para el Instituto de Economía Mundial de Kiel (IfW). Trabajaba porque ha sido despedido después de una curiosa historia de muchos kilómetros de distancia.

En concreto, esa es la longitud que hay entre Papúa Nueva Guinea y la ciudad alemana de Kiel. Hasta allí se había desplazado con el fin de estudiar las consecuencias que tiene la globalización y el cambio climático para las comunidades indígenas.

Pero la vuelta ha tenido un efecto no deseado para Grimalda. Quería hacerlo tal y como lo hizo en el viaje de ida, es decir, cogiendo varios medios de transporte que no fueran aviones. Pero la prestigiosa institución alemana le ofreció un billete de avión que rechazó para no perjudicar al clima.

¿Cuál es el origen de la historia?

El comienzo de esta curiosa historia se remonta seis meses atrás. Entonces, y para realizar el viaje de ida, Gianluca Grimalda tomó cinco trenes, nueve autobuses, dos ferris, dos taxis, un coche compartido y, aunque parezca increíble, un convoy policial.

Su intención, a la hora de retornar, era la de hacer el mismo trayecto y por los mismos medios. Así se lo hizo saber al instituto. En concreto, les dijo que llegaría de vuelta a mediados del mes de diciembre.

Sin embargo, desde el IfW rechazaron su proposición. Y le ofrecieron un billete de avión. Grimalda rechazó esa opción, quería ser ‘bueno’ con el medio ambiente. La institución aceptó, eso sí, siempre y cuando estuviera de ‘vuelta a casa’ antes del 14 de octubre. Tiempo que no era suficiente, según el investigador italiano, que estimó en 50 días (si no había contratiempos) en recorrer más de 39.000 kilómetros en barcos de carga, ferri, autobús y tren.

Con esta alternativa del científico, y según sus propios datos, su contribución al medio ambiente sería notable: emitiría sólo 400 kilos de CO2, frente a las 3,6 toneladas de haber viajado en avión.

¿Cómo fue el despido?

Con todos estos ‘antecedentes’, llegó al día 15 de octubre. Y Gianluca Grimalda se preparó para retornar. Su primer medio de transporte era un carguero en el puerto de Buka, una de las islas de Papúa Nueva Guinea. Pero, antes de partir, le llegó un comunicado: su contrato había sido rescindido.

¿Cuál fue el argumento que usó el Instituto de Economía Mundial de Kiel? El reiterado retraso en llegar a su lugar de trabajo. ¿Y cómo reaccionó Grimalda? Les acusó de insensibilidad con el cambio climático. “El transporte aéreo es la forma más rápida de quemar combustibles fósiles y, por lo tanto, la forma más rápida de llevarnos al desastre”, escribió en redes sociales.

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Posteriormente, y en declaraciones al periódico Tagesspiegel, fue rotundo: “Si para conservar mi empleo tengo que cumplir con tales exigencias, prefiero perderlo”. No se ha quedado ahí, sino que va a emprender acciones legales contra el IfW, al que ha acusado de chantaje y de ser un “empleador cultista del gobierno”.

El instituto ha reaccionado diciendo que no comentan en público “cuestiones internas y confidenciales sobre el personal”. Y ha hecho hincapié en que apoyan a sus empleados para que sus viajes sean respetuosos con el medio ambiente.