Imagen del termostato de una caldera.

Imagen del termostato de una caldera. Gas Natural

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Cuándo deberás cambiar tu caldera de gas con la nueva normativa: la UE avisa de la fecha límite

La reforma obligará a eliminar las calderas de gas y gasóleo y acabar con las subvenciones a los calentadores que utilicen esta tecnología. 

20 abril, 2023 19:50

Es un hecho que la forma de calentar los edificios en Europa y en el mundo está cambiando. Para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 y el Acuerdo de París de mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2 °C, la Unión Europea está elaborando una hoja de ruta para descarbonizar todos los sectores de la economía. Uno de los más importantes es el de los edificios y la forma en la que estos se calientan en las épocas más frías del año.

La reforma de la norma obliga a los países a eliminar las calderas de gas y gasóleo para 2035. Y es que, los edificios en la UE representan el 40% del consumo final de energía y el 36% de sus emisiones de gases de efecto invernadero. Por ello, se puede afirmar que la calefacción juega un papel importante, ya que el 42% de los hogares se calientan con gas natural, seguido del petróleo (14%) y el carbón (3%). 

Las propuestas van orientadas hacia dos caminos. Por un lado, la electrificación de la calefacción mediante aerotermia con bombas de calor y, por otro, los modelos híbridos que utilizarían esta tecnología en combinación con calderas preparadas para hidrógeno. Estas, a su vez, utilizarían este gas en combustión con gas natural (mezcla) y se espera que sea de origen renovable (residuo).

Imagen de archivo de una caldera.

Imagen de archivo de una caldera. Europa Press

La Comisión Europea ha propuesto que los nuevos edificios en Europa sean libres de emisiones a partir de 2028. La reforma también obligará a los Estados miembros a eliminar paulatinamente las calderas de gas y gasóleo para 2035 y acabar con las subvenciones a los calentadores que utilicen esta tecnología a partir de 2024. Esto ha abierto un debate que confronta modelos de industrias, gobiernos, ambientalistas y la comunidad científica.

La calefacción en el mundo es responsable de cuatro gigatoneladas de emisiones de CO₂ al año, el 10% de las emisiones globales totales según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE). Por ello, las instituciones europeas reformaron el 14 de marzo la directiva sobre la eficiencia energética de los edificios, mirando hacia la renovación y rehabilitación de viviendas y la eliminación de toda forma de calefacción que requiera combustibles fósiles. Hay dos posibilidades sobre la mesa: las bombas de calor y el hidrógeno verde o renovable.

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El hidrógeno no es una fuente de energía primaria. Este puede desarrollarse a partir de carbón, petróleo o gas natural, mediante reformado de metano con vapor (SMR), que se identifica con el color gris, y azul si lo hace con captura y almacenamiento de carbono (CCS).

Además, la Coalición para la Ciencia del Hidrógeno indica que requiere una gran cantidad de energía, lo que significa que el de origen fósil sin CAC es mucho más contaminante que el uso directo de carbón, petróleo o gas natural. El 98% de la producción de este gas se basa en combustibles fósiles, según datos de dicha entidad. El verde, que representa solo el 0,04%, se obtiene, por su parte, de electricidad renovable y se produce mediante la división de moléculas de agua en un proceso conocido como electrólisis, creando únicamente oxígeno como subproducto.

Más personal y terreno

Este grupo de científicos y académicos es defensor de un proceso que trata de descarbonizar los tipos de calefacción sin el uso de hidrógeno. David Cebon, profesor de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Cambridge, lo describe. “El hidrógeno debe generarse a partir de energía solar o eólica, tal vez nuclear, y necesita seis veces más de energías renovables en comparación con las bombas de calor. Además, seis veces más de terreno, seis veces más de conexiones eléctricas y seis veces más de personal de mantenimiento", añade. 

Imagen de archivo de un revisor de gas.

Imagen de archivo de un revisor de gas. Europa Press

Cebon, al igual que otros expertos consultados, explica que el proceso de producción de este gas es ineficiente y más costoso. El académico también ha realizado un cálculo en el que analiza la cantidad de producción energética necesaria para calentar el parque de viviendas en España. Se necesitarían 149 GW de potencia eólica terrestre instalada para que 36 GW de energía eléctrica renovable produzcan el hidrógeno verde necesario, que en el proceso de transformación y transmisión perdería energía hasta llegar a las calderas con 17 GW de potencia. Mientras que gracias a la eficiencia de las bombas de calor solo se necesitan 6,1 GW producidos a partir de los 25,4 GW de potencia instalada de renovables, con el proceso de aerotermia -que toma aire del exterior y lo convierte en calor o frío- se alcanza la misma cantidad de energía en los hogares como gas.

El experto argumenta que será muy difícil que este gas circule por el actual sistema de distribución de gas. “No se pueden utilizar las mismas tuberías, que, en muchos casos, son de acero, ya que, en contacto con el hidrógeno, se vuelve quebradizo y se agrieta. Todo el sistema de tuberías tendrá que ser reemplazado”, puntualiza. Por ello, sugiere que el hidrógeno renovable se utilice donde más se necesita, la industria de los plásticos y los fertilizantes.

Otro de los asuntos que tratan algunos científicos independientes son la ineficiencia y los altos costos de calentar edificios con hidrógeno verde. Un análisis realizado por el Proyecto de Asistencia Normativa (RAP), que revisó más de 30 informes independientes, constató que en países como España, el uso de este tipo de calderas en viviendas unifamiliares en 2040 estaría entre un 60% y un 120% más caro que el uso de bombas de calor, y entre un 50% y un 80% más caro en viviendas plurifamiliares.