A la izquierda, Santiago, mecánico naval. Al centro, Jenifer, primer oficial de cubierta. Y a la derecha, Weldemar, jefe de máquinas.

A la izquierda, Santiago, mecánico naval. Al centro, Jenifer, primer oficial de cubierta. Y a la derecha, Weldemar, jefe de máquinas.

Reportajes

Los jóvenes ya no quieren ser marinos: 85.000 € de sueldo, 100% de empleo y 50.000 puestos sin cubrir

Según los datos publicados por la Organización Marítima Internacional (OMI), en el año 2026 habrá un déficit de 50.000 marinos en todo el mundo. “Nos cuesta encontrar personal", añaden desde el sector. 

11 enero, 2023 02:56

La trayectoria profesional de Jenifer ha estado siempre vinculada al mar. De hecho, esta tinerfeña de 40 años puede estar orgullosa de poder decir que acumula 17 años de experiencia en navegación. Desde que terminó la carrera, no le ha faltado trabajo. Estudió la Licenciatura en Náutica y Transporte Marítimo, realizó sus horas de prácticas obligatorias y pasó inmediatamente a ser tercer oficial. “En mi caso fue súper sencillo. No me habían mandado el título desde Madrid y la empresa ya me estaba llamando”, cuenta a EL ESPAÑOL.

Desde entonces, todo fue, tal y como ella misma asegura, muy sencillo. Tras hacer sus prácticas obligatorias, Jenifer pasó a formar parte de una empresa petrolera en la que trabajó durante 14 años. “Allí estuve de segundo oficial, primer oficial y pasé a capitán. Ahora estoy en Fred. Olsen Express, que llevo un año y medio en el puesto de primer oficial”, añade. En la actualidad, ella es la encargada de apoyar al capitán en la navegación, supervisar las operaciones de carga y descarga, la seguridad del buque y la formación del personal a bordo de los barcos de pasajeros de su compañía.

Y es que, a pesar de que históricamente el trabajo de los marinos ha estado vinculado al desarraigo familiar y al hándicap de pasar largas temporadas fuera de casa, lo cierto es que la situación ha cambiado mucho y la vida del marino ya no es la que era. “Yo estoy encantada porque prácticamente trabajo cuatro días y libro siete. Estoy mucho tiempo en casa. De hecho, gran parte de mis compañeros tienen hijos y pueden compaginar su vida profesional y personal sin dificultades", asegura. 

Jenifer Plasencia, primer oficial de cubierta de Fred Olsen.

Jenifer Plasencia, primer oficial de cubierta de Fred Olsen. Cedida

Pero a pesar de ello, todavía siguen siendo muchos los que se resisten a lanzarse a la aventura de trabajar en un sector como este. De hecho, según datos de la Organización Marítima Internacional (OMI), en el año 2026 faltarán 50.000 marinos en todo el mundo. “No entiendo yo como sabiendo ese dato los estados y las administraciones no hacen algo para fomentarlo. ¿En qué carrera terminas de estudiar. haces tus prácticas y entras a trabajar directamente?”, se pregunta la propia Jenifer. 

Y aunque parezca mentira, lo cierto es que a pesar de que se ofrecen empleos con salarios elevados, buenas condiciones y largas temporadas de vacaciones, a las empresas encargadas de reclutar marinos les es cada vez más complicado encontrar estos perfiles profesionales. “Nos cuesta encontrar marinos. Hemos traído hace un año un último barco que el número de tripulantes que necesitábamos era de 100 y nos ha costado. Han sido seis o siete meses de búsqueda para poder tripularlo. En cualquier otra empresa habría una oferta de trabajo de que se necesitan 100 empleados y sería todo más fácil”, cuenta Laura García, Jefa de RRHH de Fred. Olsen Express. 

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En cuanto a los salarios, varían en función de los tipos de puestos, de convenio, de los países, de la bandera de los barcos, etc. Sin embargo, en España y para servicios de este tipo, se puede hablar desde el mínimo, situado en unos 21.000 euros hasta 85.000 euros brutos anuales que puede cobrar un oficial. “Son puestos muy bien remunerados. Un auxiliar de pasaje lo podríamos equiparar en tierra con un puesto de hostelería, porque es de atención al público. Y los salarios están por encima de lo que son los salarios en tierra”, explica Laura. 

Y aunque todavía sigue estando presente la idea romántica del marino de las películas que se va fuera, lo cierto es que la realidad difiere mucho de la ficción en la actualidad. “El marino tiene ya un sistema, por lo general, de un mes fuera trabajando y un mes en casa, y sino como mucho dos meses trabajando y un mes en casa. Cuando estás en casa estás absolutamente en casa. Cuando un marino se va, hay otro que entra a hacer su trabajo, entonces se va con una libertad mental… Eso también hay que valorarlo”. 

Desde Fred. Olsen Express apuntan a que la falta de marinos no se debe únicamente al crecimiento del número de barcos, sino precisamente a esa necesidad de renovación de la flota para poder así mejorar las condiciones de los trabajadores. “La necesidad del marino en los últimos años ha sido por la mejora laboral. Al final esa carencia viene de que con estas mejoras hace falta más cantidad de marinos para los relevos y poder dar más vacaciones a los trabajadores… Ahí ha aumentado exponencialmente esa necesidad”, afirma.

Laura García, responsable de RR.HH de Fred Olsen.

Laura García, responsable de RR.HH de Fred Olsen. Cedida

¿Y cuesta más encontrar al personal más cualificado o a los perfiles con menos estudios? 

— Es más difícil encontrar personal más cualificado. Aquí en Tenerife está la escuela náutica y salen muy pocos alumnos anuales. No se estudia y yo creo que es por desconocimiento. Hay adolescentes y jóvenes que no se preguntan cuál es ese trabajo y qué hace falta para llegar ahí. Sobre todo en los adolescentes, que es cuando toman las decisiones, yo creo que es crucial que se fomente este tipo de carreras. Además es que no hay paro. Hay que decirles que vas a terminar y vas a tener trabajo. Hoy en día con toda la incertidumbre que hay a la hora de buscar empleo, saber que cuando termines se van a pelear por ti y que no te van a pedir 27 años de experiencia siendo joven…

Para poder acceder a este tipo de puestos, los marinos necesitan una formación básica regulada a nivel internacional para poder embarcar en el mínimo puesto. En la actualidad, tan solo seis universidades españolas ofrecen el tipo de estudios necesario para ser, por ejemplo, oficial. Y una vez cursados estos estudios básicos, es necesario especializarse en el tipo de navegación que se vaya a embarcar. “Para un barco de pasaje necesitas una especialidad en buque de pasaje. Cada uno tiene su especialidad. Eso también dificulta, porque no se reconoce tanto cuál es la formación necesaria para ser marino. De hecho hay mucha gente que anda perdida para saber qué necesita para ser marino”, explica Laura. 

En muchas ocasiones, tal y como afirma la propia Jenifer, estos cursos de especialización, que cada vez se exigen más, tienen unos precios más elevados. Por ello, es habitual encontrar jóvenes recién titulados que no tienen ingresos suficientes para poder hacer frente a estos pagos y poder continuar así con su formación. 

Una formación que, según explica Laura, convierte a estos profesionales en perfiles muy preparados y resolutivos. De hecho, este ha sido otro de los hándicap que ha motivado que cada vez sea más complicado encontrar trabajadores en el sector. “Desde tierra se reclama a muchos marinos para trabajar por esa personalidad, esa forma de ser tan resolutivos". 

La vida de Santiago 

Su trayectoria profesional también ha estado siempre vinculada al mar. Quizás fuera la herencia familiar y el hecho de que su padre y su abuelo fueran marineros lo que llevó a Santiago a decantarse por la mecánica de barcos. “Desde chiquitito siempre había estado desmontando cosas, armando y demás. Mi padre me dijo que estudiara mecánica del mar, que iba a tener muchas salidas”, añade. 

Y razón no le faltaba. Desde que este joven natural de Lanzarote finalizara el módulo superior que le convirtió en mecánico naval mayor, tampoco le ha faltado trabajo. Inició su andadura en el mundillo con el mantenimiento de pequeños barcos de una empresa de chárter que llevaba a turistas a pescar y a visitar playas y calas en embarcaciones privadas. Al poco tiempo, dio el salto a una empresa local y, en la actualidad, con tan solo 29 años, trabaja como jefe de máquinas del Buganvilla Express, un pequeño barco que une el norte de Fuerteventura con el sur de Lanzarote.

Su jornada laboral es de aproximadamente diez horas durante siete días. Eso sí, no seguidas sino con sus descansos correspondientes, como cualquier otro trabajador. Una vez finaliza la semana completa, Santiago puede disfrutar de otros siete días libres. Es decir, trabaja tan solo dos semanas cada mes. “El barco da dos rotaciones por la mañana. Luego tenemos una parada para mantenimiento de una hora y media y luego dos horas y media de descanso. Ahí te puedes ir al apartamento que nos pone la empresa, siempre que haya alguien de guardia. Y luego después tus dos rotaciones de la tarde. Empezamos a las 07.30 horas y acabamos a las 20.00 horas, más o menos”, cuenta. 

Santiago José Morín, mecánico de Fred Olsen.

Santiago José Morín, mecánico de Fred Olsen. Cedida

Unas condiciones, por lo general, muy buenas y que, sin embargo, siguen sin convencer a la gran mayoría. A pesar de que considera que la profesión no se llega a conocer del todo, Santiago cree que el principal problema podría ser también que cada vez son más los requisitos que se les exige a los estudiantes para acceder a los puestos.

“Por desgracia, para tú llegar a hacer las horas de ese título, te piden unos barcos con ciertas características. Y cada vez las características se están poniendo más difíciles. lo que es difícil es encontrar una empresa que tenga esos barcos que cumplan esas características para tú poder hacer tus horas del título y quitarte tus limitaciones”, añade. 

— Y además de por estas exigencias, ¿por qué crees que es cada vez más complicado encontrar trabajadores que quieran dedicarse al sector del mar?

— Mi opinión es que la profesión del mar no se conoce del todo. Es verdad que también te tiene que gustar mucho. Cuando estoy trabajando, el barco duerme en Fuerteventura, y es una semana. Y estoy muy cerca de mi casa, a 20 minutos de travesía. Eso es lo que intenta buscar uno, trabajar lo más cerca posible de casa. Las grandes navieras que hay por todo el mundo, las condiciones que tienen son que hay que estar muchos días a bordo de un barco. Eso de cara a una familia no es muy viable. Si no te queda otro remedio vas, pero de cara a formar una familia no buscas estar fuera de casa. 

Pero a pesar de ello y teniendo como ejemplo a su propia familia, asegura que el trabajo del marinero ya no es como era. “Mi abuelo se embarcaba y estaba 11 meses sin venir a casa y estaba en tierra un mes. Eso hoy en día no es así, ha cambiado muchísimo”. 

El caso de Waldemar

Nunca es tarde para estudiar, o eso dicen. Y eso fue precisamente lo que pensó Waldemar a sus 31 años. Se matriculó en la Universidad de La Laguna para estudiar la Licenciatura en Máquinas Navales y, desde entonces, no ha dejado de trabajar. “En mi caso, como alumno de Máquinas, desempeñé las prácticas en una distribuidora marítima, comencé a trabajar en el mundo de los petroleros y fui subiendo de escalafón. En la actualidad, tras haber pasado por puestos de segundo y tercer oficial, puede presumir de ser jefe de máquinas en Fred. Olsen Express. 

Waldemar Grela, jefe de máquinas.

Waldemar Grela, jefe de máquinas. Cedida

El motivo que le llevó a estudiar la carrera no fue otro que el gran abanico de posibilidades laborales que se le abrirían una vez finalizara sus estudios. “Tenía cargas familiares, dos hijas y no podía perder el tiempo ni poder colgar un título en la pared por el mero hecho de colgarlo, sino que necesitaba explotar la profesión. En este caso tenía bastante seguridad de conseguir trabajo inmediatamente. Automáticamente donde desempeñé mis prácticas me quedé trabajando ahí”, cuenta. 

Él, al igual que sus compañeros, considera que son los prejuicios hacia la profesión lo que ha llevado a que cada vez sean menos los que apuesten por este tipo de estudios. “Hay gente que le cuesta mucho alejarse de su entorno. Esto hace años era un problema, pero ahora con las nuevas tecnologías tenemos comunicación casi continua con nuestras familias. Ya sea por videollamada o teléfono satelital. En cualquier tipo de navegación es muy poco el lapso de tiempo que estamos incomunicados”, asegura. 

Además, tal y como afirma, el hecho de cursar este tipo de estudios no solo permite la posibilidad de trabajar en un campo concreto, sino de poder optar a ofertas de trabajo muy diferentes. “Hay muchos campos en los que puede trabajar un maquinista, en la parte de máquinas. En la parte de puentes, de navegación, hay campos muy amplios. La actividad portuaria, náutica de recreo, inspección marítima como puente para acceder a una oposición… Digamos que el abanico de propuestas laborales es muy grande”.