A la izquierda, una ración empanadas comprada en Móstoles y, a la derecha, Millán Salcedo en el sketch de Martes y Trece.

A la izquierda, una ración empanadas comprada en Móstoles y, a la derecha, Millán Salcedo en el sketch de Martes y Trece. N. A. | RTVE

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Desmontando el mito de las empanadillas de Móstoles creado por Martes y Trece: ¿existen?

La elaboración, famosa desde 1985, no tiene una receta única. Los mostoleños han aprovechado su renombre para ofrecer sus versiones.

24 octubre, 2022 01:39

España ha vivido casi 40 años engañada. Las míticas empanadillas de Móstoles, un municipio situado al suroeste de Madrid, no existen. La farsa comenzó con el que sin duda es uno de los sketch más famosos de la historia de la televisión de este país. En él, el dúo de humoristas Martes y Trece representaba una llamada telefónica a la radio. Josema Yuste, con voz de señora, telefoneaba al programa Encarna de noche y le contaba a la presentadora, interpretada por Millán Salcedo, que estaba friendo empanadillas y que sus dos hijos estaban haciendo la mili en la localidad madrileña.

Y como recordarán los lectores más veteranos –el skecth se emitió en la Nochevieja de 1985–, la señora no oía bien a la presentadora, por lo que contaba y respondía lo que le daba la gana, provocando que a la presentadora le diera poco menos que una crisis nerviosa. Así los humoristas provocaron las carcajadas de los telespectadores, dejando en sus memorias uno de los momentos televisivos más divertidos. Y, por supuesto, provocando la curiosidad sobre el sabor de las famosísimas empanadillas de Móstoles.

Pero muchos de aquellos televidentes han vivido toda la vida engañados, pensando que las empanadillas de Móstoles eran casi tan tradicionales como la paella valenciana o el salmorejo cordobés. Que tenían una receta propia, única y autóctona que las diferenciaba de los cientos de tipos de empanadillas que pueden prepararse por todo el mundo. Pero no. No existen. No tienen receta propia y solamente se hicieron famosas fruto de una casualidad de un dúo de humoristas que podía haber dicho que las empanadillas eran de, por ejemplo, Zaragoza. Y así hubiese quedado en la memoria de los españoles.

EL ESPAÑOL, en este sentido, afirma que las empanadillas de Móstoles o empanadillas mostoleñas no existen después de haber visitado y recorrido multitud de bares de la localidad madrileña. En algunos, no sabían de su existencia. En otros, ofrecían su propia versión de empanadilla, pero sin seguir ninguna receta concreta porque no la hay. El mito de las empanadillas, por tanto, queda desmontado. Pero su fama y lo que conllevan detrás no.

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Unas empanadillas famosas

Y es que como España tiene una cultura estrechamente vinculada con la gastronomía, con el humor y con las ganas de acudir a los bares con la familia y los amigos para tapear, la leyenda de la inexistente empanadilla mostoleña cobra sentido. Porque los mostoleños han aprovechado aquella fama que les proporcionó Martes y Trece durante la década de los ochenta para explotar todo lo relativo a las empanadillas y para atraer a comensales de toda España a sus locales hosteleros.

De ahí que en más de una ocasión, se haya celebrado en Móstoles La ruta de la empanadilla. Durante una semana, los bares y restaurantes de una ciudad ofrecen, a precios muy competitivos, sus empanadillas acompañadas de una bebida. Pero como ha comprobado este diario durante la fría tarde de este pasado miércoles, cada bar tiene su propia receta. Su versión de la empanada mostoleña.

El Rincón de las Tapas, el único bar que al parecer ofrecía empanadas mostoleñas, cerrado permanentemente.

El Rincón de las Tapas, el único bar que al parecer ofrecía empanadas mostoleñas, cerrado permanentemente. N. A.

Sólo había un bar, El Rincón de las Tapas, que prometía en la web La Empanadilla de Móstoles vender a los consumidores la auténtica y genuina “empanadilla mostoleña”. Qué curiosidad. ¿Y si nos habíamos equivocado y verdaderamente existían? De ahí que este medio se haya trasladado hasta el número 3 de la calle Pintor Ribera, en Móstoles, para comprobar si acertábamos o errábamos. El resultado, decepcionante.

“El local está cerrado permanentemente. Están intentando alquilarlo”, ha confesado un vecino a este diario. Entonces, o el bar mentía en su promesa o con él murió el secreto de la empanadilla mostoleña. Una de dos.

Sea como fuere, las cosas no podían quedar así. Por ello, este periódico empezó a visitar varios de los 45 bares pertenecientes a La ruta de la empanadilla y, por fin, llegamos a uno que ofrecía en su carta un ración de empanadillas. Y, lo más curioso de todo, es que el restaurante, llamado Cocina Selectacalle Pegaso, 23–, había ganado el Concurso a la Mejor Empanadilla de Móstoles “dos veces consecutivas”, como reconocía su cocinera Nines a RTVE. Altas expectativas. Había que probarlas.

–Por favor, póngame una empanadilla.

–Sólo las vendemos en raciones de cinco –11,95 euros– y vienen una de queso, una de carne, una de pollo… y así.

–O sea, que no hay una receta única de la empanadilla de Móstoles, ¿no?

–Sé que este bar ha ganado el concurso en algunas ocasiones, pero son de varios tipos. El bar se llena durante La ruta de las empanadillas.

La ración de empanadillas de Cocina Selecta, que ganó el concurso a la Mejor Empanadilla de Móstoles en dos ocasiones.

La ración de empanadillas de Cocina Selecta, que ganó el concurso a la Mejor Empanadilla de Móstoles en dos ocasiones. N. A.

Decepcionados, comemos varias empanadillas. Empanadillas que, por otra parte, están muy buenas. Su crujiente era muy adecuado y sus distintos rellenos con carne, pollo o queso, acompañados de tomate, eran exquisitos. Así que la decepción no era por el sabor de estas empanadillas, sino por comprobar, nuevamente, que no hay una única receta de la empanadilla de Móstoles, sino que cada bar vende su versión de la elaboración llevada a la fama por Martes y Trece.

Sigue la búsqueda

Esas primeras incursiones por los bares de Móstoles habían demostrado ya a EL ESPAÑOL que la empresa de encontrar la verdadera empanada mostoleña iba a ser imposible. Pero este medio no abandona a la primera de cambio. Por ello, ha acudido a varios locales regados por esta localidad del sureste de Madrid para buscarlas. De hecho, una mostoleña de pura cepa informaba a este diario que las íbamos a encontrar “seguro” en la Galería Comercial Goya.

Pues allá que vamos. Y al llegar la sorpresa fue mayúscula al tratarse de un mercado de abastos bien provisto de fruterías, pescaderías, carnicerías y de… algún que otro bar. Era la nuestra. Preguntamos al camarero si tienen empanadillas mostoleñas y nos indican que en ningún lugar de la galería se venden. Nuevo fiasco.

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Así que decidimos retornar el plan inicial. Recorrer los bares de La ruta de las empanadillas. No podía fallar, pero falló. Había lugares que ni siquiera habían oído hablar de ellas, pese a vender su propia versión de empanadillas. Había otros que tenían sus versiones ya fuera de carta, como en la Taberna Picalagartos. Había un tercer grupo que estaba cerrado y con pocas miras de abrir a futuro. Fueron siete los bares visitados (Chelsy, Tasca de Móstoles, La Barbería, El Rincón de las Tapas, Cocina Selecta, La Botica y los de la Galería Comercial), pero en ninguno encontramos a la empanadilla de Móstoles.

El interior de una empanadilla probada en Móstoles.

El interior de una empanadilla probada en Móstoles. N. A.

Y es que en realidad no existe. Ni nunca existió. La empanadilla de Móstoles alcanzó fama nacional en 1985 cuando protagonizó uno de los sketch más famosos de Martes y Trece y de la historia de la televisión. Pero era sólo una invención porque no hay una receta que unifique esta elaboración, sino que hay muchas versiones ofrecidas por los locales de Móstoles que aprovechan la fama de la marca y ofrecen a sus clientes la suya propia. Muy sabrosas todas, pero ninguna es la empanada mostoleña. Sólo fue una ilusión nacida en los cerebros de Josema Yuste y Millán Salcedo.