Chanel Terrero llegó de Cuba a Olesa de Montserrat con apenas 3 años. Su madre la llamó Chanel por su admiración por la diseñadora Coco Chanel.

Chanel Terrero llegó de Cuba a Olesa de Montserrat con apenas 3 años. Su madre la llamó Chanel por su admiración por la diseñadora Coco Chanel. EE

Reportajes POLÉMICA EN EUROVISIÓN

La historia no contada de Chanel, la 'odiada' de España: 15 años de trabajo para ir a Eurovisión

La joven cubano-catalana dedicaba a la danza cinco horas diarias sin descanso después del instituto. Soñaba con ser bailarina de Beyoncé.

2 febrero, 2022 06:00
Olesa de Montserrat (Barcelona)

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Tras las primeras críticas por su victoria ante las Tanxugueiras y Rigoberta Bandini, ya en el hotel de Benidorm en el que se encontraba junto a su equipo, Chanel Terrero (La Habana, 28 de julio de 1991) miró a su profesora Jeny Poquet, y le dijo: “Aceite, Jeny, aceite”. Con esto, Chanel le recordaba la lección que su gran maestra le había impreso a fuego desde que comenzara a bailar, con apenas siete años de edad: “En el mundo habrá 200 millones de bailarines y músicos y la única clave para destacar entre todos ellos es ser buena persona. Ser buena persona te convierte en aceite en el agua; nunca se mezcla, siempre flota por encima de ella”.

Habían pasado apenas unas horas desde que Chanel se había convertido, contra todo pronóstico, en la representante de España en el Festival de Eurovisión. Lo hizo tras una brillante actuación. Las emociones aquella madrugada en el hotel fueron encontradas: junto a la euforia por el triunfo, también apareció la sombra de la jauría tuitera; de políticos, periodistas y opinadores de toda clase que quisieron restarle mérito a lo conseguido. 

Que si era una puesta en escena sexista, que si la letra estaba vacía de contenido; que si era 'reggaetón', que si era un tongo de dimensiones escandalosas… Chanel lo afrontó como siempre le enseñó su profesora Poquet, como el aceite que no se mezcla con el agua. Y con ello, se fue a dormir.

Chanel junto a su profesora Jeny Poquet en una actuación durante el año 2006 de la desaparecida escuela Jazz 113.

Chanel junto a su profesora Jeny Poquet en una actuación durante el año 2006 de la desaparecida escuela Jazz 113. Cedida

Más tarde reconocería que aquella noche soñó que le tiraban tomates. Pero su sonrisa y carácter se mantuvieron firmes: ella viajaría a Turín el próximo 14 de mayo para mostrarle a toda Europa el fruto de un trabajo insaciable y constante que comenzó hace más de 20 años en Olesa de Montserrat, un pueblo a 30 minutos de Barcelona en las faldas de la montaña mágica catalana, adonde llegó de Cuba con apenas tres años.

Allí, en el estudio de danza Move On, todavía no dan crédito a lo sucedido. Han transcurrido apenas horas desde que su Chanel, ‘Chanita’ para ellos, ha dado el paso al estrellato y aún les cuesta digerirlo. Son las seis de la tarde del lunes y decenas de niñas entran a sus clases de baile como actividad extraescolar. El trajín es inusual en esta escuela.

“¿Habéis visto a Chanel? Bailaba aquí, como vosotras”, dice Laia Pérez, bailarina y profesora de 17 años, a un grupo de pequeñas que ordenadamente y en silencio esperan en un banco para entrar a clase. Los padres que traen a sus hijas después del colegio comentan entre ellos en la puerta su sorpresa: “Ha sido impresionante”, le dice uno a otro. 

Allí también está Jeny Poquet, quien vio dar a Chanel sus primeros pasos sobre el escenario y que atiende a este periódico entre la interrupción de las llamadas.

Chanel en el año 2006.

Chanel en el año 2006. Cedida

“Apareció en la escuela, la antigua, un día con sus padres. Ella había hecho algo de patinaje artístico [sobre ruedas] pero no encajó. Lo que tenía claro es que quería dedicarse a bailar desde muy pequeña”, explica Poquet. Así, Chanel se matriculó en clases de danza clásica y jazz en lo que entonces era la escuela Jazz 113 que dirigía Poquet.

Chanel fue la última alumna que dio clase en el antiguo edificio de la escuela antes de que esta se mudara a su nueva sede, y que luego cambiaría de nombre por el actual Move On. Junto a la profesora Deborah Collins, con quien Chanel preparaba los exámenes de la Royal Academy of Dance de Londres, un prestigioso certificado internacional de ballet, dejó su firma en la pared de la sede antigua que fue testigo de cientos de horas de lecciones. “Deborah hubiese estado muy contenta de ver lo que Chanel logró el sábado”, señala Poquet sobre aquella profesora, que falleció hace unos años.

Vergüenza por cantar

En Jazz113, siguiendo el método de Poquet, Chanel recibió clases de artes escénicas, lenguaje musical, canto e interpretación… Para Poquet, la formación completa del bailarín era un aspecto fundamental. Y la disciplina también.

“Les decía que en España, como bailarines, no trabajarían nunca en una compañía de danza estable, porque aquí no hay una compañía nacional de danza. Si no se iban al extranjero, tendrían que ser coreógrafos, o trabajar en musicales, y para eso tenían que aprender a hacerlo todo. Y eso es lo que aprendió Chanel”, dice Poquet.

Chanel durante una interpretación de danza clásica en su adolescencia.

Chanel durante una interpretación de danza clásica en su adolescencia.

“Le daba vergüenza cantar”, recuerda también la maestra. Cuando la escuchó por primera vez quedó impresionada y le insistió para que trabajara más el canto. “Como cantante no pensábamos que llegaría tan lejos, porque le daba vergüenza”. 

Así, para Chanel solo existía el baile. “Quería ser como Beyoncé, soñaba con ser bailarina de Beyoncé. Yo pensaba para mis adentros que Beyoncé acabaría bailando para ella”, dice Poquet. De pequeña, la profesora le abría la puerta la primera y después, a la hora del cierre, era la última en salir. Caminaban juntas a casa de sus padres. Chanel le dedicaba a la danza cinco horas diarias y los fines de semana actuaba. Es decir: todo el tiempo que no tenía que estar en el colegio por obligación.

Josep Alert es un bailarín de Olesa que creció con Chanel. Hace cinco años le compró la escuela a Poquet -que ahora es representante de actores- y la rebautizó como Move On. Cuando Chanel compartía clases con él, Alert recuerda que era la más “trabajadora”. “Si te quieres dedicar a esto es el único camino”, dice el bailarín de 32 años. “No se cansaba nunca, aunque tuviera 15 o 20 coreografías diferentes al mismo tiempo entre manos”, añade.

A medida que pasaban los años, Chanel pasó a estudiar en el Instituto Daniel Blanxart de Olesa y la intensidad en su preparación artística siguió en aumento. Como adolescente, en la escuela de danza fue profesora auxiliar durante dos años. En cuanto a su vida social, la danza también influía más que otra cosa. “Piensa que en el mundo de la danza somos muy pocos y hacemos mucha piña, nos juntábamos mucho con otros artistas y bailarines”, relata Alert. 

Laia Pérez y Josep Alert, este último, responsable de la escuela de danza 'Move On' de Olesa de Montserrat.

Laia Pérez y Josep Alert, este último, responsable de la escuela de danza 'Move On' de Olesa de Montserrat. RM

Fuera del instituto y de la escuela de danza, Chanel participaba en la vida sencilla de cualquier adolescente de Olesa: iba a las fiestas del pueblo, actuó en la famosa Passió d’Olesa -una representación de la Pasión de Cristo tradicional de esta zona de Cataluña- se reunía en el parque con sus amigos y pasaba tiempo con su familia. En Olesa todavía viven sus padres, Toni y Marlén -cubana-, y su hermana Betlem.

También vive en Olesa su abuela paterna, Leonor Bergé, que estos días ha recordado en sendas entrevistas en TV3 y TVE que Chanel es una gran amante de las tradiciones y siempre vuelve a casa por Navidad desde Madrid, donde reside desde 2010. “Le encanta la escudella”, dijo la abuela, en alusión a la sopa navideña catalana. 

La propia Chanel dedicó el final de su actuación a su abuela, cuando exclamó en el escenario “¡T’estimo, àvia!” (“¡Te quiero, abuela!”). A pesar de su origen cubano, Chanel se crió en catalán. Olesa está, de hecho, en una de las zonas donde las tradiciones regionales tienen más arraigo.

Apuesta segura

Pronto Olesa se quedó pequeño para una joven que despuntaba entre sus compañeros. Laia Pérez, la bailarina de 17 años que ahora da clases en la escuela Move On, recuerda que Chanel era todo un referente cuando apenas ella era una niña y ella se iniciaba en el mundo de la danza. “Infundía mucho respeto, todas queríamos ser como ella. Porque además de ser la mejor, era muy dulce y muy amable”, dice Pérez a este periódico.

Chanel (izquierda) junto a su inseparable compañera Tamar Vela (derecha) sobre el escenario.

Chanel (izquierda) junto a su inseparable compañera Tamar Vela (derecha) sobre el escenario. Cedida

El mismo carácter describe Poquet: “Nunca se quejaba, siempre tenía ganas de más; no paraba  de trabajar y, además, su amabilidad era inmensa. Si ella no hubiese ganado el festival de Benidorm para ir a Turín, hubiese felicitado a sus rivales con una sonrisa. Vamos, hubiese hecho lo mismo que hicieron ellos con ella. ¡Rigoberta [Bandini] le dio un abrazo y quedaron para hacer una calçotada! Ese es el ambiente que se respiraba en el festival, y no la polémica que se ha creado fuera de él”.

La profesora recuerda que Chanel tenía un dúo inseparable en Olesa, la bailarina Tamar Vela, cinco años mayor que ella. Ambas eran competidoras intensas, pero al mismo tiempo, grandes amigas. “Se llamaban hermanas”, recalca Poquet, que se deshace en halagos a su alumna aventajada y ahora en boca de todo el país: “Es cariñosa, quiere a sus amigos pero también a sus enemigos y no tiene ni maldad ni doblez”.

Con Tamar, Chanel aterrizó por primera vez en Madrid para participar en el musical de Mortadelo y Filemón. Después de aquella primera experiencia, en 2010, fijó su residencia en la capital para desarrollar su carrera como bailarina y actriz. El mismo año fue coreógrafa de Shakira en los MTV Europe Music Awards.

En la última década, Chanel ha participado en otros musicales y programas televisivos, algunos conocidos como Mamma Mia!, Flashdance, El guardaespaldas, El rey león o Tu cara me suena

Chanel (tercera por la derecha) durante su viaje a Madrid para interpretar por primera vez el musical de Mortadelo y Filemón, en el año 2008.

Chanel (tercera por la derecha) durante su viaje a Madrid para interpretar por primera vez el musical de Mortadelo y Filemón, en el año 2008. Cedida

En 2021, ha llegado su éxito más rotundo con SloMo, un producto diseñado al milímetro para ganar. Kyle Hanagami, un bailarín afincado en Los Ángeles y coreógrafo de Jennifer López, se interesó por ella y proyectó el baile de la canción ganadora de Benidorm. 

Por su parte, Leroy Sánchez, uno de los compositores del tema, también se fijó en ella como quien mejor podría interpretarla: “Tenía el tema desde hace un tiempillo y estábamos buscando a alguien que pudiera defenderlo de la manera más potente, más genuina y con más sass, como dirían en inglés (...) Tuve la oportunidad de ver a Chanel, de ver lo que hacía, y dije: 'Es ella'. ”, explicó el compositor en Radio 5.

En la canción participaron igualmente el DJ holandés Arjen Thonen, la cantante brasileña Ibere Fortes, el compositor y productor inglés Keith Harris (The Black Eyed Peas, Mariah Carey y Christina Aguilera) y la cantante canadiense Maggie Szabo. Finalmente, la apadrinó el gigante discográfico BMG como su gran apuesta. La suma de estos factores más la preparación de Chanel, catapultaron a la cubano-catalana a hacer la mejor interpretación de la final en Benidorm.

Jeny Poquet, profesora de Chanel, en la actualidad.

Jeny Poquet, profesora de Chanel, en la actualidad. RM

“Parece que es una canción sin más, pero detrás de esa canción, solo por parte de Chanel hay 15 años de trabajo invisible, una preparación muy grande para ser la representante en Eurovisión, donde seguro que no defraudará”, dice Poquet. “Esta gente [refiriéndose a los productores] la contactó porque muy pocos bailarines en el mundo pueden cantar con ese nivel de exigencia en el baile”, añade.

Sobre la otra polémica que se ha generado en torno a su actuación, la profesora lo tiene claro: “Empoderamiento femenino no solo es ir con las axilas sin depilar, si no que la mujer pueda hacer lo que quiera. Ella apareció en el escenario con una malla que muy pocas pueden llevar, ha trabajado sin descanso para llegar arriba… La letra de la canción es una tontería, sí, pero si ella quiere hacerlo, ¿qué?”.

Aactuación de Chanel en la final del Benidorm Fest.