Isabel Esteban ha aceptado una condena de dos años de cárcel y se compromete a devolver el dinero malversado.

Isabel Esteban ha aceptado una condena de dos años de cárcel y se compromete a devolver el dinero malversado. EE

Reportajes Cazalla de la Sierra

Isabel, secretaria de juzgado, desvió 135.000€ a sus cuentas para ropa, viajes y caprichos del hijo

Ha sido condenada a dos años de cárcel y se compromete a devolver todo el dinero malversado. Ya ha restituido una cuarta parte.  

10 marzo, 2021 03:11

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El 14 de mayo de 2015 se acabó la ‘fiesta’ para Isabel Esteban. Había durado demasiado. En concreto, más de cinco años. Durante ese tiempo, Isabel, por entonces secretaria judicial interina en el Juzgado de Instrucción único de Cazalla de la Sierra (Sevilla), usó a su antojo la cuenta de dicho órgano judicial para desviar 135.000 euros a su favor. Con ese dinero se costeó viajes, ropa cara, caprichos para su hijo...

La Audiencia Provincial de Sevilla le impuso el pasado 19 de febrero una pena de dos años de cárcel y cinco de inhabilitación absoluta por un delito de malversación de caudales públicos.

Ni siquiera hizo falta que se llegara a juicio, previsto que se celebrase bajo la figura del jurado popular. Esteban aceptó los cargos que se le imputaban y la condena descrita antes de que se ordenara la apertura del proceso oral, como recoge el fallo.

“Desde el 5 de noviembre de 2010 -se lee en la sentencia- comenzó a extraer dinero de algunas cuentas de consignaciones de expedientes judiciales a su cargo, apropiándose de dicho dinero y animada por la facilidad que tenía de quedarse con el mismo sin que fuera advertido por nadie”. 

El fallo recoge que el 21 de febrero de 2011 la ahora condenada “comenzó con una cadencia más o menos mensual a ordenar transferencias y mandamientos de pago de dichas cuentas” -al menos dos, de La Caixa y de Deutsche Bank-  a las suyas, a la de su hijo o a la de varias amigas. 

Según explica la sentencia, Elena Esteban, “con la finalidad de ocultar su conducta”, a su vez hacía transferencias entre las cuentas del juzgado “para atender reclamaciones de pagos o devoluciones” necesarias en el día a día del funcionamiento de dicho órgano judicial. 

El fallo recoge en torno a un centenar de desvíos de dinero a su favor o hacia cuentas de sus allegados. En su mayoría, son cantidades que oscilan entre los 1.500 y los 3.000 euros, aunque varias de ellas rozaron los 4.000 euros. Por el momento, Esteban ya ha devuelto 31.200 euros, alrededor de una cuarta parte del dinero malversado. 

Una déspota

La condenada fue nombrada secretaria judicial sustituta en el Juzgado de Cazalla de la Sierra en diciembre de 2006. Allí estuvo hasta mayo de 2015, cuando cesó al ser suspendida provisionalmente en sus funciones por acuerdo del secretario de gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). Fue a partir de entonces cuando se destapó su estafa.

El TSJA intervino en el juzgado de Cazalla ante el aluvión de quejas de abogados y procuradores contra la secretaria. Acusaron a Esteban de tener un comportamiento despótico y de cometer multitud de abusos de autoridad.

En 2015, dos denuncias llegaron a la sede del Alto Tribunal andaluz. Una era de los abogados y procuradores del partido judicial. La segunda era de sus propios funcionarios, que aseguraban sufrir un trato humillante por parte de la secretaria.

El secretario de gobierno del TSJA abrió expediente a Isabel Esteban, a quien se le suspendió de empleo durante seis meses. En su ausencia se conoció el agujero ocasionado a las arcas del juzgado de Cazalla. 

Elena Esteban lo confesó todo el 17 de octubre de 2016. Justificó su comportamiento por una situación personal compleja que le ocasionó problemas psicológicos por los que tuvo que recurrir a psicólogos y psiquiatras.

Contó que dedicó el dinero a costearse “caprichos”, tales como ir de compras los viernes por la tarde en Sevilla, hacer regalos a su hijo y viajar. Achacó su hundimiento personal y profesional a los ataques que dijo sufrir en en la citada localidad sevillana al poco tiempo de llegar a su nuevo puesto de trabajo. 

Adujo ser víctima de difamaciones y calumnias que le desestabilizaron personalmente. Necesitaba, dijo, "salir, gastar compulsivamente y viajar".