Después de haber convertido la cuestión de la vivienda en el eje de la campaña del 28-M, Pedro Sánchez está aprovechando los actos de partido cada semana para anunciar las medidas con las que el Gobierno pretende hacer frente a la "emergencia habitacional".

La última de ellas, que la ministra Raquel Sánchez desgranó ayer tras haber sido aprobada en Consejo de Ministros, es la creación de una línea de avales hipotecarios a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para jóvenes. El ICO garantizará el 20% de la hipoteca de una primera vivienda a los menores de 35 años con ingresos anuales inferiores a 37.800 euros, y a las familias con niños a cargo.

El PSOE ha venido contando con el apoyo de sus socios del bloque de investidura para aprobar las medidas de intervención del mercado del alquiler. Por el contrario, y de forma muy significativa, ninguno de ellos respalda las iniciativas que buscan mitigar el problema de la vivienda desde el lado de la compra.

Yolanda Díaz y Ione Belarra llevan días pronunciándose en contra de los avales hipotecarios del ICO. Junto con Bildu y ERC, consideran que la medida beneficia a los bancos y que sólo servirá para desatar otra crisis inmobiliaria como la de 2008.

Es comprensible que la izquierda populista e independentista se posicione en contra de una política de vivienda encaminada a incentivar la compra de inmuebles. Porque las sociedades con mayores porcentajes de propietarios tienden a respaldar en menor medida a las fuerzas de izquierda, y a necesitar menos del intervencionismo estatal para corregir los problemas del mercado inmobiliario que aquellas recetan.

Lo que resulta más difícil de sostener es que Unidas Podemos pretenda desentenderse de su responsabilidad solidaria en las decisiones del Consejo de Ministros del que forma parte. No tiene sentido que los ministros morados carguen contra un aval que han ayudado a aprobar. Aunque este Gobierno ya ha dado sobradas muestras de un desdoblamiento cuasiesquizofrénico.

Y es que la financiación de una vivienda por parte del Estado no gusta a Podemos porque "ya la ha planteado el PP". Ciertamente, Feijóo lanzó el mes pasado una propuesta similar. Y varias comunidades autónomas gobernadas por el PP ya implementan planes de acceso a la vivienda similares a los que ahora ha endosado Sánchez a sus socios de Gobierno.

Pero no es esta la única incoherencia que entrañan los avales del ICO. La ministra de Trabajo declaró que estos "van en dirección opuesta al sentido de la Ley de Vivienda", aprobada en el Congreso hace dos semanas. Y no le falta razón.

Hasta hace una semana, las medidas de Sánchez se han centrado en intervenir (equivocadamente) el mercado del alquiler. Ahora, el Gobierno aborda el problema de la vivienda desde el ámbito del mercado de compra.

Es cierto que la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ha querido vincular las dos tipologías de intervención, enmarcándo esta "atención" a la demanda de compra de vivienda dentro del conjunto de propuestas para aumentar el parque de alquiler asequible. Porque el Gobierno entiende que uno de los factores encarecedores de los precios del alquiler es, precisamente, la dificultad de los jóvenes para permitirse la entrada de un piso y para hipotecarse.

Sin embargo, lo que revela la simultaneidad de medidas que van en direcciones opuestas, y que intentan abarcarlo todo, es que el Gobierno no tiene realmente un modelo habitacional de referencia.

Como es sabido, existen dos grandes modelos de vivienda. Por un lado, el de países como Alemania o Austria, donde casi la mitad de la población vive de alquiler. Por otro, el de países como España, donde el porcentaje de vivienda en propiedad es mucho más elevado.

De modo que, antes de seguir proclamando anuncios y aprobando disposiciones con una racionalidad contradictoria entre sí, lo primero que ha de hacer el Gobierno es dilucidar qué clase de modelo de vivienda, el de alquiler o el de propietarios, quiere para España. En virtud de la historia y la tradición española, así como de los argumentos económicos y políticos liberales, la sociedad de propietarios parece la más deseable.