Si alguna conclusión cabe extraer sobre la XXIV Conferencia de Presidentes celebrada este viernes en Salamanca es la de que el formato parece haber vivido su canto del cisne.

Prueba de ello es el anuncio de que el Gobierno estudiará junto a las comunidades autónomas un cambio del reglamento que permita que este tipo de encuentros se parezcan más a una reunión multilateral productiva que a esa sucesión de monólogos de la que hablaba Alberto Núñez Feijóo a su salida de la Conferencia. 

El Gobierno ha pedido no poner el foco en el formato de la reunión, sino en el fondo de lo hablado en ella.

Es decir, en el anuncio de que las comunidades gestionarán finalmente el 55% de los fondos europeos del Plan de Recuperación de 2021, unos 10.500 de los 19.000 millones totales.

También, en el de que España tendrá 3,4 millones de vacunas extra de Pfizer en agosto, algo que varias comunidades reclamaban con insistencia. 

Reuniones bilaterales

El Gobierno tiene razón en reclamar atención a lo sustancial en detrimento de lo circunstancial.

Pero las críticas a lo vivido ayer, principalmente por parte de los presidentes autonómicos populares, son legítimas. Porque lo primero que cabe exigir a los altos cargos autonómicos y nacionales es que se crean el propio Estado de las autonomías del que ellos son representantes.

Y si una comunidad autonómica como la catalana decide no hacer acto de presencia en la Conferencia para no ver rebajado su estatus al nivel del resto de regiones, y si otra, la del País Vasco, lo hace sólo después de haber pactado con el Gobierno la gestión de las tasas Tobin y Google, cuantificadas en 220 millones de euros, es previsible que el resto de las comunidades interpreten que la Conferencia de Presidentes es sólo una escenificación y que lo decisivo se ventila en otros foros y con otros actores.

La España multinivel

No es una crítica injusta. El presidente autonómico catalán, Pere Aragonès, aprovechó el día para reunirse en Ginebra con la prófuga Marta Rovira, secretaria de ERC. Pero, a pesar de su deslealtad, el Gobierno y Generalitat se reunirán este lunes 2 de agosto en una comisión bilateral en la que los nacionalistas catalanes intentarán que los representantes del Ejecutivo accedan a negociar la gestión de los fondos europeos. 

El desequilibrio es evidente. La España multinivel de la que hablan ya algunos portavoces del PSOE empieza a parecerse a una España de dos velocidades en la que las comunidades nacionalistas disfrutan de una interlocución privilegiada, directa y sobre todo lucrativa con el Gobierno, y el resto de las comunidades, las más leales al Estado de derecho y la Constitución, se ven relegadas a foros multilaterales. 

"Lamentablemente no podemos trasladar novedades, ya que la reunión no tuvo carácter de Conferencia de Presidentes" dijo el presidente autonómico gallego a la finalización de la Conferencia de Presidentes. "No hubo preparación previa, propuesta de acuerdo o pacto en el orden del día, ni ninguna de las posibilidades que siempre ofrece una conferencia multinivel como esta" añadió luego.

"Es incomprensible que Pedro Sánchez dé carta blanca a unos políticos que no vienen aquí y por fuera les garantice más privilegios. El lunes se sientan en una mesa bilateral como si se tratara de dos Estados. Al País Vasco le transfieren más impuestos, pero luego lo que atacan es la fiscalidad de Madrid" dijo, por su parte, Isabel Díaz Ayuso

Son quejas razonables. Es hipócrita defender el Estado de las autonomías mientras algunas comunidades gozan de una interlocución y un trato muy diferente al del resto de regiones. Pero la solución no es sumarse al boicot catalán y finiquitar la Conferencia de Presidentes, sino lograr que esta sea uno de los canales principales de relación del Gobierno con las regiones. Y si hay reuniones bilaterales, que las haya para todos.