Sin ánimo de ser catastrofistas, no hay duda de que afrontamos un nuevo año de gran tensión. El abatimiento en Irak del general iraní Qassem Soleimani por parte de Estados Unidos -después del asalto a la embajada norteamericana en Bagdad- contribuye a incrementar aún más las hostilidades en Oriente Medio, la región más inestable y con la mayor influencia geopolítica del planeta. Por eso, las tropas españolas desplegadas allí se encuentran en máxima alerta como desvela hoy EL ESPAÑOL.

No hay que olvidar que el contingente español en Irak está conformado por medio millar de efectivos dentro de la Coalición Internacional contra Daesh, y que su misión consiste en adiestrar a las fuerzas locales en la lucha contra los terroristas. A ellos hay que sumar seis helicópteros del Ejército de Tierra para misiones de logística y abastecimiento.

Preocupación

Es comprensible, por tanto, la preocupación mostrada tanto por el Rey como por la ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, en los actos de la Pascua Militar. El escenario de un conflicto entre Washington y Teherán y la decisión de la OTAN de suspender el adiestramiento de tropas nativas contra el Estado Islámico son motivos de peso para la alerta. A esta tremenda -y lógica- inquietud hay que añadir que, como recuerda la prensa norteamericana, esté a los mandos un líder como Donald Trump. El interés electoralista de sus maniobras parece más que evidente en otro movimiento fruto de su empeño personal y de consecuencias imprevisibles.

Un conflicto directo, pero también indirecto, en el que norteamericanos e iraníes -sin olvidar a China y Rusia- pueden implicar a sus aliados en el polvorín iraquí, reverdeciendo, por ejemplo, la acción de Hezbolá contra Israel. Tampoco hay que descartar a la presencia de elementos subversivos dentro de las milicias a las que se adiestra. Además del riesgo físico de nuestros soldados, la escalada de las hostilidades en Oriente Medio puede tener una incidencia decisiva sobre el precio del crudo del que tan dependiente es Europa.

Diplomacia

Y más allá, hay que tener presente la guerra cibernética, el principal campo de batalla en el momento actual cuya incidencia afecta directamente a la vida de los ciudadanos. De momento, Reino Unido, Francia y Alemania han instado a Irán a que se mantenga dentro del acuerdo nuclear suscrito en 2015 mientras que los desvelos diplomáticos de la Unión Europea pasan por rebajar la tensión.

La inestabilidad mundial ha subido un peldaño más mientras persiste la guerra comercial entre Washington y Pekín. Si en este momento apelar a la moderación de Donald Trump o Hassan Rouhani puede parecer estéril, es deber de la comunidad internacional velar por que la sangre no llegue al río. Nos va mucho en ello.