Las nuevas tecnologías, una herramienta nueva para la educación

Las nuevas tecnologías, una herramienta nueva para la educación

Columnas

La educación con tecnología: un desafío global

Aunque la tecnología tiene el potencial de transformar la educación, todos los actores involucrados deben trabajar juntos para garantizar que la transformación digital sea inclusiva y equitativa.

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La celebración del Día Internacional de la Educación nos permite reflexionar sobre los avances y desafíos que enfrenta el sector educativo mundial. La tecnología ha transformado radicalmente la enseñanza y el aprendizaje, y es fundamental preguntarnos si estamos preparados para afrontar esta revolución de manera inclusiva, equitativa y eficaz.

En este sentido, el uso pedagógico de la tecnología se presenta como una herramienta poderosa que puede transformar la forma en que enseñamos, aprendemos y, en última instancia, conseguir que la educación llegue a todos, especialmente a aquellos más vulnerables.

Y es ahí donde se enmarca el trabajo de ProFuturo, la iniciativa impulsada por Fundación Telefónica y la Fundación La Caixa, que lleva innovación educativa con tecnología a los rincones más vulnerables del mundo: desarrollamos las competencias digitales y curriculares de estudiantes y docentes mediante metodologías innovadoras.

El programa educativo que despierta el interés de las niñas en áreas STEM

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La capacidad que tiene la tecnología en todas sus variantes de adaptarse a las necesidades individuales de cada alumno, y de ofrecer contenidos en diferentes lenguas y formatos, tiene un potencial inmenso para derribar las barreras que aún existen en muchos lugares del mundo, donde las oportunidades educativas siguen siendo limitadas. Y en donde nosotros, ProFuturo, entramos de lleno en nuestro objetivo de reducir y eliminar las brechas educativa y digital. En transformar vidas, en romper barreras.

El verdadero reto consiste en encontrar el equilibrio adecuado entre las tecnologías y las metodologías pedagógicas tradicionales. La tecnología, bien aplicada, puede ser un motor de cambio, pero es el maestro quien guía el proceso de aprendizaje y toma decisiones clave.

La inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes tendrán la capacidad de mejorar la calidad educativa, particularmente en contextos donde el acceso a recursos es limitado. Sin embargo, el éxito de su implementación dependerá en gran medida de las políticas educativas y de la formación de los docentes.

En este sentido, el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4 de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, que busca garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, resulta más relevante que nunca. Como afirma la ONU, "es fundamental asegurar que todos los jóvenes y una proporción sustancial de adultos, tanto hombres como mujeres, logren la alfabetización y la aritmética".

Acelerando el progreso hacia la consecución de este ODS, la tecnología puede ayudar a superar obstáculos como la escasez de recursos educativos y la falta de infraestructuras adecuadas.

No obstante, uno de los desafíos más urgentes es preparar a los docentes para que puedan integrar estas nuevas tecnologías en sus prácticas pedagógicas. Como resaltó la Cumbre sobre la Transformación de la Educación de la ONU de 2022, la capacitación de los docentes es esencial para aprovechar el potencial de la tecnología en el aula.

Los docentes son la piedra angular de cualquier sistema educativo. En un mundo cada vez más digitalizado, los maestros deben desempeñar un papel de mediadores, orientadores y facilitadores del aprendizaje.

"La capacitación de los docentes es esencial para aprovechar el potencial de la tecnología en el aula"

Por tanto, necesitan competencias digitales específicas para integrar las nuevas tecnologías en sus metodologías pedagógicas y fomentar un aprendizaje de calidad. A esta necesidad de habilidades digitales se suman otras demandas, como la capacidad de adaptar sus enfoques educativos a la diversidad de los estudiantes y de generar entornos de aprendizaje inclusivos.

Desde ProFuturo hemos evidenciado que la educación con tecnología puede reducir la brecha educativa y ofrecer contenidos de alta calidad a los entornos más remotos y marginados. Siendo relevante remarcar que la tecnología por sí sola no basta para lograr una educación de calidad.

Los sistemas educativos deben estar preparados para proporcionar a los docentes el apoyo necesario, tanto en términos de formación como de recursos, para que puedan integrar la tecnología de manera efectiva en su enseñanza. Además, es necesario que las políticas educativas estén alineadas con los desafíos del siglo XXI, teniendo en cuenta no solo las necesidades tecnológicas, sino también la equidad y la inclusión.

Este camino hacia la educación del siglo XXI nos lleva a ver que el uso de la tecnología debe ser parte de una transformación pedagógica integral. La educación del futuro debe ser inclusiva, flexible y accesible para todos, sin importar el contexto social, económico o geográfico.

Esto implica no solo el acceso a dispositivos y contenidos digitales, sino también la formación de docentes capaces de aprovechar todo el potencial de las herramientas digitales para mejorar la enseñanza.

Y aunque pueda parecer muy lejana la referencia, es cierto que la pandemia del Covid-19 dejó en evidencia las desigualdades existentes en el acceso a la tecnología y la formación digital. En muchos países, la educación a distancia se convirtió en una necesidad urgente, pero también reveló las enormes brechas en la conectividad, el acceso a dispositivos y la capacitación de los docentes.

Hoy es imperativo no sólo cerrar estas brechas, sino también asegurarnos de que las soluciones tecnológicas implementadas sean sostenibles y escalables a largo plazo.

Este Día Internacional de la Educación debe servirnos como recordatorio de que, aunque la tecnología tiene el potencial de transformar el panorama educativo, es esencial que todos los actores involucrados en la educación –gobiernos, instituciones, docentes y organizaciones– trabajen juntos para garantizar que la transformación digital sea inclusiva y equitativa.

Los docentes y sus alumnos son el corazón de esta transformación, y debemos asegurarnos de que cuenten con las competencias y el apoyo necesario para liderar el camino hacia una educación de calidad para todos.

*** Magdalena Brier, directora general de ProFuturo (programa impulsado por Fundación Telefónica y la Fundación "la Caixa").