Llega hoy la primera final del final de Rajoy. El presidente decidió que la moción de censura de Sánchez se celebrase sólo seis días después de haber amanecido en el registro de entrada del Congreso y a los cinco de lo de Kiev porque se propuso despejarla por la vía rápida, de forma expeditiva, como los defensas centrales de antaño. Patadón y tente tieso. Y si para entonces aún siguieran vivos los ecos de la decimotercera -que para eso hay cadenas que confunden al equipo de Florentino con la Selección nacional-, miel sobre hojuelas. Menos ruido.

Pero el favoritismo inicial con el que partía el presidente se ha desvanecido. Las mociones de censura tienen algo de final futbolera: hay cosquilleo en el estómago y nervios, están el MVP, los goleadores, el jugador revelación, las aficiones, los rapsodas... y a partir de ahora habrá que estar atentos a si también un émulo de Loris Karius, el hombre que corrigió a Warhol: le bastaron dos segundos, sólo dos, para hacerse mundialmente famoso.

Lo cierto y verdad es que MR afronta su segunda moción consecutiva y no está claro que no llegue una tercera -Iglesias y Rivera preparan las suyas para el caso de que fracase ésta de Sánchez-, por lo que, sobre el papel, tiene la oportunidad de acercarse al récord del RM cerrando un palíndromo glorioso. La del año pasado la ganó sin bajar del autobús ante un Pablo Iglesias bronco y copero pero sin gol.

Apostaría todo a que el jugador favorito de Rajoy es Benzema. No le veo interesado ni en las filigranas de Isco, ni en la combatividad machirula de Ramos, ni en el exhibicionismo de Cristiano. Benzema es alguien que pasa por ahí, sin hacer ruido, más inclinado a la asistencia que al agresivo chut. Y ahora, encima, marca como no queriendo, con la ayuda de sus adversarios rojos, igual los del Bayern que los del Liverpool. Tanto el gallego como el francés confían en la chiripa.

Rajoy, que como a la gente normal le aburre la política, nunca ha celebrado los triunfos en Cibeles por no hacerle un feo a Neptuno. Pero los grandes titulares -"Invencible", "Eterno", "Campeonísimo", "Leyenda"...- se marchitan de golpe. Fin de ciclo.