Permítanme hoy que les hable de la tierra que tanto amo, Jaén. Esa tierra hermanada con Castilla-La Mancha, cosida de olivares y luz.
Quiero contarles lo que va a suceder el 24 y 25 de octubre en el Convento de San Francisco en Baeza (Jaén), algo más que un encuentro, más que un foro, una semilla que lleva cuatro ediciones germinando en la provincia andaluza con más alma y más ronquío Porque en Jaén las mujeres no solo caminan, vuelan. Y lo hacen juntas.
No, no es publicidad gratuita. Es poner en valor. Es reivindicar el talento que brota entre montes, entre hijos, entre sueños compartidos. Les hablo del IV Congreso Nacional de Women Leaders Jaén.
Paso por contarles que hablar de ellas es hablar de una cita que comenzó con la intención humilde de dar voz a las mujeres jiennenses que lideran desde el silencio, desde la constancia, desde esa fuerza invisible que sostiene al mundo, mientras el mundo mira hacia otro lado. Porque sí, porque hay diferencias, aún inmensas, entre unos territorios y otros.
Pero lo que nació como una chispa de hermanamiento en 2021 se ha convertido en una hoguera de talento. 40 ponentes en una plataforma real de inspiración, empuje y visibilidad. Un evento que rompe techos sin hacer ruido, como tantas mujeres lo han hecho en sus casas, en sus campos, en sus negocios.
Cuatro ediciones después, Women Leaders Jaén se ha consolidado como uno de los encuentros más potentes del sur de España. No lo digo yo, lo dicen las cifras, lo dice la emoción que se respira, lo dice la agenda repleta de mujeres que no solo inspiran, sino que transforman. Empresarias, políticas, escritoras, científicas, emprendedoras rurales, jóvenes promesas y sabias consolidadas. Todas tienen cabida. Todas tienen voz.
Y algo más importante: todos tienen audiencia. Porque este foro arrastra cada año a más asistentes, hombres y mujeres, convencidos de que el liderazgo no entiende de género, pero sí de oportunidades. Y aquí se abren. Con generosidad. Con coraje. Con una emoción que no cabe en los titulares.
En Jaén no hay postureo. Hay raíces. Hay ejemplos reales de conciliación, de superación, de inteligencia emocional y gestión con corazón. Hay ideas que germinan en los pueblos más pequeños y que crecen hasta abrazar provincias enteras.
Por eso este evento emociona. Porque se siente propio. Porque en cada historia contada, cada mesa redonda o aplauso sentido, hay un pedazo de las mujeres que nos criaron, que lucharon, que siguen peleando por sostener vidas, empresas y esperanzas.
Este 2025, más de 40 ponentes volverán a poner el acento, ese tan mío, en lo que importa: el futuro con rostro de mujer, sin que eso reste a nadie. Porque aquí no se trata de excluir, sino de sumar. De escuchar. De aprender. De inspirarse. De crecer.
Y sí, quizá por eso me emociona contarlo. Porque en mi añorado Jaén están sucediendo cosas hermosas. Porque no se trata de feminismo de pancarta, sino de feminismo de tierra mojada. Porque aquí las mujeres no compiten, se impulsan.
Así que, si pueden, acérquense. No solo verán un foro. Verán esperanza. Verán talento. Verán a Jaén latiendo al ritmo de mujeres que han entendido que liderar también es cuidar, abrazar, transformar, resistir y reír.
Porque cuando las mujeres se encuentran, algo cambia.
Y cuando eso pasa en Jaén, ese cambio huele a aceituna, a pan recién hecho, a tierra fértil. Y A FUTURO.