Soldados de Israel ante las ruinas de un edificio gazatí

Soldados de Israel ante las ruinas de un edificio gazatí Reuters

Oriente Próximo

El Mossad, la CIA y Qatar negocian un alto el fuego en Varsovia ante el fracaso en el rescate de rehenes

El objetivo de Israel es detener a los hermanos Sinwar después de que Hamás rechace un alto el fuego.

19 diciembre, 2023 03:07

El asesinato de tres rehenes israelíes por las tropas de su propio país ha abierto un serio debate acerca del trabajo de las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) en Gaza. Por un lado, aunque en los últimos días están encontrando más resistencia tanto en Gaza City como en Jan Yunís, es innegable que su superioridad militar ha sido aplastante. Por otro lado, está la duda de si esa superioridad permitirá a Israel cumplir con sus dos objetivos previos: acabar con Hamás y liberar a los rehenes que aún quedan en manos de los terroristas.

Lo primero es complicado, pero, hasta cierto punto, factible. No tanto eliminar a toda la cúpula de Hamás, pues su liderazgo político reside entre Dubái, Doha y Turquía… y los tres países son aliados estadounidenses, sino hacer suficiente daño a su estructura militar y, sobre todo, detener a los hermanos Sinwar. Tanto Yahyah, jefe del aparato militar, como Mohammed, brazo ejecutor del complejo sistema de túneles que cruzan Gaza de sur a norte y de oeste a este, se han convertido en los enemigos públicos números uno para el ejército israelí.

Acabar de una manera o de otra con los Sinwar, continuar descabezando Hamás y acabar con sus infraestructuras o dañarlas lo máximo posible -con ataques puntuales llevados a cabo por unidades de élite, según la recomendación estadounidense- sería un éxito que Netanyahu podría vender en clave interna justo cuando las miradas nacionales e internacionales se posan en su gobierno. Un gobierno criticado incluso por el propio Biden, que lo calificó este domingo de "demasiado conservador e inmovilista".

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Tal vez por eso, Estados Unidos ha decidido doblar por su cuenta la apuesta diplomática. Este lunes llegó a Tel-Aviv el secretario de defensa, Lloyd Austin, y la Casa Blanca ha filtrado a la prensa que su posición va a ser firme y exigente. Austin llega con el mandato del presidente de exigir a Israel una "evaluación muy clara" de su operación militar hasta la fecha y una previsión de cómo puede ser "el día después" en Gaza si Hamás pierde el poder sobre la Franja. El propio Netanyahu declaró este fin de semana que su posición difiere de la de Estados Unidos respecto a ese "día después", aumentando la tensión entre los dos aliados.

Reunión a tres en Varsovia

Con todo, la eliminación de los hermanos Sinwar, la toma definitiva de los últimos reductos de los terroristas en la Franja -básicamente, los barrios de Jabalia y Shejaiya en Gaza City y el Hospital Nasser en Jan Yunís- y un posible acuerdo acerca de qué hacer con los cientos de miles de palestinos desplazados no conseguiría ocultar una durísima realidad: Israel no logra ubicar, ni mucho menos rescatar, a sus rehenes. No lo hizo cuando sus tanques se paseaban por territorio palestino ni lo hace ahora que la batalla se ha encarnizado.

Militares israelíes pasean por una de las calles de Gaza

Militares israelíes pasean por una de las calles de Gaza Reuters

El asesinato involuntario de los tres rehenes el pasado jueves ha empeorado muchísimo las cosas. Primero, por el mazazo moral que ha supuesto para los familiares ver cómo sus propios héroes, sus propios libertadores, se convertían en inopinados verdugos. Segundo, por lo que eso implica: aunque las FDI han intentado maquillar el desastre con varios vídeos de propaganda, lo cierto es que sus hombres dispararon a tres personas inocentes, desnudas de cintura para arriba y con banderas blancas. Hay que determinar si esa práctica es habitual y evitar que se vuelva a producir. Lo contrario sería precisamente darle la razón a Biden cuando habla de abusos y pide prestar más atención al número de víctimas palestinas.

Esta incapacidad para liberar rehenes, unida a la fuerte presión a la que se ve sometido ahora mismo el gobierno de Netanyahu, puede estar detrás de las reuniones que tuvieron este lunes en Varsovia el jefe del Mossad, David Barnea, el de la CIA, Bill Burns, y el primer ministro qatarí, Mohammed Bin Abdul Rahman Al Thani. Hay que recordar que Qatar ya estuvo involucrado activamente en el primer alto el fuego y que su posición diplomática es privilegiada: lleva años ayudando económicamente y protegiendo a los líderes de Hamás… sin dejar por ello de ser un aliado clave de Occidente en Oriente Medio.

Hamás huele la debilidad

Conforme avanzan los días y se encuentran más cadáveres o se da noticia de la muerte de un nuevo rehén en cautividad, crece la preocupación acerca del estado del casi centenar restante. Se sabe, por el testimonio de los liberados durante el primer alto el fuego, que las condiciones de cautiverio son muy duras y el tiempo no las ha podido hacer mejores. De hecho, en algunos casos, ni siquiera está claro si los rehenes están en manos de Hamás, de la Yihad Islámica o de individuos de confianza. Se desconoce si están en túneles, si los usan de escudos humanos o si conviven con familias de la zona.

La reunión en Varsovia tiene como objetivo establecer unos mínimos para un nuevo intercambio de rehenes por prisioneros, pero esto a Hamás no le vale. Hamás ha olido la debilidad y va a intentar sacar tajada de ello porque es la única baza que tiene. Ha perdido todo lo demás casi por completo, incluidas las vidas de miles de sus hombres. En declaraciones a la agencia Reuters, uno de sus comandantes habría afirmado en Beirut que "no hay lugar para las negociaciones mientras Israel siga con la guerra en Gaza", para a continuación añadir: "Estamos abiertos a cualquier propuesta que venga de Egipto o de Qatar para liberar rehenes si eso acaba con los enfrentamientos".

Cartel en hebreo anunciando tres rehenes en el edificio de Gaza donde acabaron con ellos

Cartel en hebreo anunciando tres rehenes en el edificio de Gaza donde acabaron con ellos Reuters

En otras palabras, tiene que haber un alto el fuego, a ser posible duradero, si Israel quiere que se liberen rehenes. Y, si no quiere, pues que los encuentren ellos. Por supuesto, todo esto son negociaciones de entrada y mensajes públicos que se lanzan tanto al enemigo como a la propia base. Luego llegarán los puntos medios. Si Hamás pretende que Israel se retire de Gaza, no lo va a conseguir. Si Israel pretende que el intercambio se produzca sin un alto el fuego previo, su posición no es realista.

De la habilidad de Austin, Blinken y el resto de la diplomacia estadounidense a la hora de apretar las tuercas no ya a Hamás, sino a Egipto y a Qatar, dependerá el éxito de esta maniobra. Ahora bien, Israel deberá ceder como cedió en noviembre. Han pasado dieciocho días desde que se retomaron las hostilidades y los rehenes siguen sin aparecer por ningún lado. Algo tendrá que hacer al respecto.