Un militar ucraniano dispara un obús autopropulsado en la región de Donetsk

Un militar ucraniano dispara un obús autopropulsado en la región de Donetsk Reuters

Europa

Objetivo Popasna: Ucrania trata de cortar la comunicación rusa entre Lugansk y Donetsk

Rusia parece haber perdido ya la fe en ganar la guerra tal y como la tenía planteada.

16 septiembre, 2023 03:08

Después de la precipitación del jueves, cuando el Ministerio de Defensa ucraniano afirmó formalmente la liberación del asentamiento de Andriivka y fue el propio responsable del batallón al cargo quien desmintió la noticia, este viernes ya se pudo oficializar la expulsión de las tropas rusas del villorrio situado al sur de Bakhmut. La toma de Andriivka coincide con la de Klishchiivka, un poco más al norte y aún pendiente de unas zonas boscosas por controlar, y con la lucha por Kurdyumivka, aún más al sur.

El objetivo de Ucrania, como siempre, es alargar el frente. No tiene prisa alguna en recuperar Bakhmut, que no es mucho más que un montón de ruinas ahora mismo -todo ese frente lo es, por otro lado- sino que quiere expulsar a los rusos hacia el este todo lo posible. Los avances continuos y las consiguientes retiradas hacen que, paradójicamente, el ejército invasor se encuentre en su huida con las propias construcciones defensivas que ha preparado durante meses para evitar el avance ucraniano. Cabe la posibilidad de que en algún momento sus tropas queden atrapadas entre dos aguas, huyendo desesperadas hacia sus propios campos de minas.

El control del sur de Bakhmut permite además controlar la vía férrea que da acceso a la ciudad y asegura un avance lento pero seguro hacia la carretera T0513, que desemboca en Gorlovka, un importante núcleo de población muy cercano a Donetsk capital, y la M03, cuyo control completaría el caldero en torno a Bakhmut y permitiría, ahora sí, la toma de la ciudad prácticamente sin gastar un tiro, salvo que los rusos se negaran a huir antes. Si optaran por resistir, las pérdidas en vidas humanas de los de Gerasimov podrían ser brutales. Una vez más.

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Los combates siguen también en el norte, donde Ucrania está empujando a los rusos hacia el este de Minkivka y de Orikhovo-Vasiliivka. Si consiguen tomar ambos asentamientos, Bakhmut solo podrá recibir suministros por la T1302, que viene del complejo Severodonetsk-Lisichansk. Ahora bien, esa carretera se cruza con la citada M03, de ahí que, ahora mismo, el control de esa carretera sea vital. Si Bakhmut queda completamente aislada, su defensa, como es obvio, se hará totalmente imposible.

Objetivo: Popasna

Dicho esto, la operación de contraofensiva no pretende pararse en Bakhmut. Cada paso está pensado para el paso siguiente. En ese sentido, los avances en los flancos solo se entienden desde la necesidad de controlar las líneas de comunicación... pero a su vez el control de esas líneas de comunicación permite otros avances. De entrada, a corto plazo, hacia Soledar, donde el Grupo Wagner se apoderó a principios de este año de las minas de sal. No hay noticia de quién controla ahora mismo esas instalaciones, pero son de una gran importancia y su toma resulta una prioridad.

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La M03 es el corto plazo, Soledar es el medio plazo... y el largo plazo sería Popasna. ¿Por qué Popasna? Porque se trata de una ciudad de unos 20.000 habitantes situada en un lugar privilegiado para conducir operaciones de ataque en el Donbás. Popasna queda a treinta kilómetros en línea recta al este de Bakhmut y está detrás de las famosas líneas de protección defensiva rusas. Su toma supondría, como en el caso de Robotyne en el frente sur, la constatación de que la famosa 'línea Surovikin' hace aguas.

Aparte, desde Popasna hay acceso directo a Lisichansk-Severodonetsk. Ucrania podría atacar el complejo desde el sur y desde el oeste. Veríamos en ese caso si los rusos eligen defender la plaza a toda costa o retirarse a posiciones más cercanas a su frontera. En el primer escenario, y si el general Zaluzhnyi viera que el ataque directo es demasiado peligroso y arriesgado, le queda la opción contraria: lanzarse hacia el sur, donde puede hacer el mismo daño o más.

Entre Lugansk y Donetsk

¿Qué hay al sur de Popasna? La M04 y la H21, es decir, las dos carreteras que unen la capital de Donetsk con la capital de Lugansk. Ucrania no tiene medios ahora mismo para intentar el asalto a ninguna de las dos ciudades, por mucho que en Donetsk tengan a tiro el antiguo aeropuerto internacional. Ahora bien, sí los tiene para cortar los suministros entre ambas capitales y, a su vez, desde esas capitales a otros puntos del frente. Habría que buscar rutas alternativas para mandar refuerzos directamente desde Rusia y de manera separada, es decir, habría que doblar el trabajo, los riesgos y el tiempo empleado.

La contraofensiva ucraniana en esta fase se resume en eso: hacer perder tiempo a los rusos, dificultar sus movimientos, hostigarles en todos los puntos del frente para que sea imposible relajarse y mucho menos pensar en un contraataque. Rusia parece haber perdido ya la fe en ganar la guerra tal y como la tenía planteada: no habrá gobierno afín en Kiev (no por la fuerza, desde luego) y no habrá Novorossiya (el pasillo que pretendía unir Járkov con Odesa y que incluía prácticamente hasta el río Dniéper). Solo queda defender lo que se conquistó en su momento y sobre todo proteger Crimea como sea.

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Pese a no haber recuperado grandes extensiones de terreno, Ucrania está consiguiendo sentar las bases para lo que podría ser una tercera ofensiva en la primavera de 2024. Sí, eso es dar tiempo a los rusos para poner más minas y cavar más trincheras y, sí, eso nos acerca a una posible victoria de Donald Trump en noviembre que le dé aire a Vladimir Putin. Ahora bien, es lo que hay que hacer: erosionar al enemigo de manera que se acabe derrumbando. Las trincheras no valen de nada sin tropas que las defiendan. Los campos de minas pueden sortearse con la tecnología necesaria.

Lo que no vuelven son los recursos, salvo que se siga incrementando de manera salvaje el presupuesto de Defensa, que es lo que está haciendo Rusia mientras su economía decrece y la inflación se dispara. Al atacar los recursos y no solo el territorio, Ucrania lleva al máximo el concepto de "guerra de atrición" y se asegura, además, una cierta estabilidad. Su estrategia calmada en la que prima la seguridad hace que los asentamientos que se van liberando no corran el riesgo de volver a caer en manos de un enemigo más preocupado en retroceder que en andar recuperando nada. Y eso, en términos de moral para las tropas, es oro.