Un soldado ucraniano de la Brigada 108 en el frente de Zaporiyia.

Un soldado ucraniano de la Brigada 108 en el frente de Zaporiyia. Reuters

Europa

Los "notables avances" de Ucrania en el frente de Zaporiyia obligan a Rusia a agotar sus reservas

La estrategia ucraniana de no centrarse en un punto concreto y abrir el frente poco a poco obliga a Rusia estar en alerta y a mandar muchos hombres a distintos puntos.

2 septiembre, 2023 03:22

El portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, anunció este viernes en rueda de prensa que el Pentágono había observado “notables avances” de Ucrania en el frente de Zaporiyia en las últimas 72 horas. Se refiere sin duda a la toma de la aldea de Rabotyne y las luchas que se están produciendo en estos momentos en el sur (Novoprokopivka) y el este (Verbove) de la localidad. La facilidad con la que el ejército de Zaluzhnyi ha avanzado hacia este último asentamiento resulta chocante, tanto que Rusia ha tenido que mandar reservas desde varios lugares del frente.

Aparte de las que ya enviara desde Kreminna la semana pasada -debilitando así su capacidad de ataque sobre Kupiansk-, también ha mandado unidades de élite destinadas a la retaguardia del sur de Jersón y varios grupos de paracaidistas, que estarían intentando un contraataque para evitar que Ucrania sobrepase por completo la llamada “Línea Surovikin” de fortificaciones defensivas.

Mientras tanto, las imágenes por satélite indican la formación de más y más trincheras en el sur. Recordemos que dichas trincheras tienen un valor escaso si no tienes hombres ni munición para sostenerlas.

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Rusia sabe de la importancia de resistir en las afueras de Rabotyne porque, por mucho que lo repita la propaganda, Rabotyne es mucho más que un villorrio. Es el punto elegido por Ucrania para intentar la brecha que le lleve a Tokmak en el corto plazo, a Melitopol en el medio y a Berdiansk en el largo.

De ahí que se sigan minando los terrenos -operación que requiere mucho cuidado porque las mismas minas que hacen volar por los aires al tanque que ataca una posición son las que explotan al paso de un tanque que intenta retirarse a posiciones más ventajosas- y colocando “dientes de dragón” llamados a ralentizar la ofensiva blindada.

Las unidades ucranianas explotan las defensas de minas en Zaporiyia.

Las unidades ucranianas explotan las defensas de minas en Zaporiyia. Reuters

¿Un calco de Járkov y Jersón?

El despliegue de reservas en la zona de Zaporiyia probablemente evite un desplome total de la línea rusa, aunque hay que recordar que las noticias llegan con retraso y que casi siempre las fuentes son prorrusas.

Si así fuera, sería una buena noticia para el Kremlin. La mala sería que, en principio, ese tipo de movimientos son exactamente los que estaba buscando Ucrania desde que empezara la contraofensiva y no acababa de conseguir. Durante meses, se han dedicado a cortar líneas de comunicación y a entorpecer los suministros, precisamente pensando en un momento así.

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Todas las tropas que sostienen el frente de Robotyne son las que faltarán en otros puntos. El reto ahora para Ucrania es identificar esas debilidades, calcular con exactitud la capacidad de respuesta y seguir agitando el árbol con la esperanza de que los frutos, tarde o temprano, acaben cayendo.

En ese sentido, la estrategia de ensanchar las líneas de combate, es decir, de ir liberando a lo largo y a lo ancho, parece una buena idea: obliga a Rusia a vivir en una alerta constante y a mandar hombres y hombres a distintos puntos. Algunos, capaces y motivados. Otros, cansados y hartos tras meses y meses de guerra en tierra hostil.

Soldados ucranianos apagan hierba quemada cerca de sus posiciones en la región de Zaporiyia.

Soldados ucranianos apagan hierba quemada cerca de sus posiciones en la región de Zaporiyia. Reuters

La estrategia es muy parecida a la de Járkov y Jersón el año pasado, y recordemos que los frutos de ambas campañas se recogieron a finales de verano y principios del otoño de 2022. Presionar y presionar de forma algo difusa hasta conseguir una retirada en desbandada por la incapacidad de defender el terreno, sin incurrir en unas pérdidas insostenibles, incluso para un ejército tan indiferente respecto a la vida de sus propios soldados como es el ruso.

La amenaza nuclear

A falta de concretar exactamente qué está sucediendo en el eje Novoprokopivka-Verbove, hasta dónde ha penetrado Ucrania, y qué resistencia han ofrecido las famosas fortificaciones rusas con las que iba a frenar todo avance, el ejército de Zelenski sigue con los ataques en el saliente de Vremievski, donde se lucha ya por la localidad de Zavite Bazhannya, en el sur de Bakhmut, defendido hasta los dientes también por reservistas rusos. Ha llegado incluso al sur del río Dniéper a su paso por Jersón, donde la bandera ucraniana ya ondea en Dachi, cerca de los restos del puente Antonovski.

La presencia de tropas ya establecidas en esa zona supone la confirmación de una cabeza de puente que puede tener su importancia en el futuro si sigue el traslado de tropas desde Jersón a Zaporiyia. Hasta ahora, los ucranianos se habían limitado a cruzar el río, atacar las posiciones rusas en Oleshky y volverse. Algo parecido a una guerra de guerrillas que sirve de tanteo para un eventual desembarco que ahora mismo parece lejano.

En cuanto a la guerra de propaganda, fuentes prorrusas insinuaron este jueves que el Kremlin habría puesto en modo de combate el sistema de misiles nucleares estratégicos Sarmat como respuesta al anuncio de los nuevos misiles de crucero de larga distancia (700 km) con los que Ucrania pretende atacar territorio ruso. Era algo de esperar. Kirby, en su rueda de prensa, no ha podido confirmar un extremo que supondría una peligrosa escalada en el conflicto.