Las fuerzas especiales de Akhmat Kadyrov, en la ciudad de Bakhmut

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Europa

Putin se "reconcilia" con Prigozhin y Kadyrov para acribillar a Ucrania en el Día de la Victoria

Wagner tendrá el armamento requerido por su líder. Putin no tenía opción, los mercenarios de Kadyrov no tienen capacidad para tomar Bakhmut. 

9 mayo, 2023 01:51

Teatro y del bueno. Así se pueden calificar las excusas del pasado domingo por parte de Eugeni Prigozhin, líder del Grupo Wagner, para justificar la continuidad de su ejército privado en Bakhmut cuando ya había anunciado su marcha para el 10 de mayo. Todo lo que rodea a este sainete de poder es turbio y, en términos rusos, innecesario. Tanto los vídeos de Prigozhin enviando al infierno a Sergei Shoigú y Valeri Gerasimov, ministro de defensa y jefe de las fuerzas armadas respectivamente, como los de Ramzan Kadyrov diciendo que sus chechenos tomarían el relevo, y todos los posteriores "donde dije digo…".

Ya decíamos el sábado que era muy improbable que Putin dejara que su viejo amigo Prigozhin dejara Bakhmut a medio conquistar. Ahora bien, al exchef de San Petersburgo le queda ahora lidiar con el hecho de haberse enfrentado, y en esos términos, al Kremlin, una táctica que suele acabar con el crítico cayendo por una ventana o con una muñeca explosiva entre las manos. Lo dicho no admite discusión ni interpretación. No había actuación en los vídeos del pasado jueves y viernes, sino rabia e impotencia. En cuarenta y ocho horas, al parecer, le han prometido "todas las armas que necesite". Él sabe que es mentira, por supuesto. Ni Shoigú ni Gerasimov van a tragarse ese sapo. Pero tiene que quedarse.

¿Por qué no le queda otra? ¿Por qué no puede volverse a África, como se anima a los nuevos reclutas según la investigación de Radio Svodoba? Porque la alternativa sería gastar tropas regulares que Gerasimov tiene preparadas para detener los posibles avances ucranianos en otras partes del Donbás y en el nacimiento del Dniéper, junto a la central nuclear de Energodar, uno de los puntos clave de la guerra en los próximos meses, mucho más que Bakhmut o cualquier otra zona del frente este.

Las fuerzas especiales de Akhmat Kadyrov, en la ciudad de Bakhmut

La otra alternativa que se barajó, la de Kadirov, era un chiste, sin más. Obviamente, los chechenos no tienen capacidad alguna para acercarse siquiera ni al rendimiento ni a la preparación de los mercenarios de élite del Grupo Wagner. Pueden ser tan crueles como ellos o más, pero no destacan por su organización ni por su excesiva valentía. De hecho, llevan sin aparecer por Ucrania casi un año, apartados por su insubordinación y su escasa aportación desde la toma de Azovstal.

Bakhmut resiste 

El problema de Putin, pues, es que no tiene un ejército: tiene al menos tres. No contamos las incipientes milicias privadas de compañías como Gazprom por su escasa experiencia y su aún más escasa trascendencia en la guerra. Juntar bajo un solo mando tres organizaciones tan diversas es complejo y da pie a insurrecciones como la que vimos el pasado fin de semana. Todo el tiempo y la energía que gaste Rusia en organizar sus propias fuerzas jugará a favor de Ucrania.

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Por ejemplo, parece bastante claro que las indecisiones, los celos y las peleas internas han tenido mucho que ver en que Rusia haya incumplido uno a uno todos los ultimatums que Putin había fijado para la conquista de Bakhmut. Primero se habló del aniversario del inicio de la "operación militar especial" (24 de febrero), después del fin de la primavera y, por último, del Día de la Victoria, este martes, 9 de mayo, 78º aniversario de la rendición de la Alemania nazi ante el ejército soviético. 

Putin se ha quedado sin su desfile o su ofrenda o lo que fuera que quisiera hacer sobre las ruinas humeantes de Bakhmut. A cambio, podrá ofrecer durante unas pocas horas una imagen de unidad y reconciliación entre sus propias fuerzas, que no esperamos que dure demasiado. Para compensar el simbolismo del ejército ruso exhibiendo músculo en Bakhmut, Gerasimov y Prigozhin han conseguido ponerse de acuerdo en algo: el ha sido un día de bombardeos atroces y de avances en el frente.

127 objetivos 

A los ataques sobre Kiev y Odesa de la madrugada del domingo 7 al lunes 8, le siguieron a lo largo del día intensos bombardeos sobre el norte de Jersón y notables avances hacia la oficina de correos de Bakhmut, al noroeste de la ciudad. Los lanzamientos de misiles sobre Kiev no causaron grandes daños al ser detenidos en su mayor parte por los sistemas de defensa antiaérea. En cambio, en Odesa, Rusia destruyó por completo un almacén de la Cruz Roja, según ha confirmado la propia organización.

En Jersón norte, al otro lado del codiciado cauce del río Dniéper, Ucrania informa de ataques sobre el pueblo de Stanislav, que habrían causado seis heridos. En total, hablaríamos de un mínimo de 127 objetivos en diez regiones distintas, con tres civiles muertos y veintiocho heridos, según confirma el periódico The Kiev Independent citando fuentes del ministerio de defensa ucraniano. 

En cuanto a Bakhmut, Wagner atacó también de noche y lo volvió a hacer de día. Sus avances obligaron a nuevas voladuras controladas y retiradas ordenadas. Aun así, las tropas ucranianas siguen controlando en torno al diez por ciento de la ciudad… y es ese 10% el que está poniendo de los nervios a los rusos. Además, por mucho que consigan controlar los pocos edificios aún en pie, de poco servirá mientras Ucrania siga manteniendo su superioridad en Khromove e Ivanivske y se pueda manejar por la carretera T0504 y su continuación hasta Chasiv Yar.

Cebarse con los civiles parece la única manera que encuentra Putin y sus aliados circunstanciales de mandar un mensaje de fuerza. Por lo demás, tanto en el sur como en el este, parece fiarlo todo a la presunta falta de municiones y hombres de Ucrania -no hay día que la prensa estadounidense no insista en ello y la fuente, forzosamente, ha de ser el Pentágono- y a las trincheras minadas que han ido construyendo durante estos meses. Ahora bien, nada de eso servirá si no hay unidad de mando. Un ejército sin motivación y sin las cosas claras está condenado al fracaso.