Europa

Ucrania bombardea varias ciudades clave en Zaporiyia mientras afianza la orilla este del Dniéper

La reconquista ucraniana de Jersón y Zaporiyia dificultaría aún más la llegada de suministros del ejército ruso y pondría a Crimea como objetivo.

26 abril, 2023 02:17

Zaporiyia. Una vez que parece solventada con éxito la resistencia a la ofensiva de invierno rusa, centrada exclusivamente en el frente del Donbás y saldada únicamente con la toma de tres cuartas partes de Bakhmut a un precio en vidas espeluznante, Ucrania puede centrarse en el siguiente movimiento y todo apunta a que será en el sur.

Hay varios motivos para pensar en ello: aunque Rusia ha fortificado y minado sus posiciones al otro lado del río Dniéper, el número de tropas desplegado en la protección de ese frente es claramente inferior al que se puede observar en Donetsk y Lugansk. No solo eso. Durante el año y pico que llevamos de guerra, Rusia ha tenido muchísimos problemas para mover sus unidades del sur al este y del este al sur.

Concentra grandes cantidades en pocos puntos, dejando otros en manos de reservistas o tropas poco preparadas. La decisión del Ministerio de Defensa de volcarse en la toma definitiva de Bakhmut, sustituyendo a los mercenarios de Wagner en prácticamente todos los puntos calientes del enfrentamiento urbano, hace que el resto de asentamientos haya quedado algo desprotegido.

Por último, Ucrania se ha acostumbrado hasta cierto punto a la guerra en el Donbás, que va ya para nueve años… pero la toma del sur de Jersón y Zaporiyia ha sido una verdadera puñalada en el corazón. La reconquista de estos territorios es la prioridad número uno en el plano psicológico… y en el estratégico: cruzar el Dniéper y avanzar hacia Melitopol o Mariúpol partiría en dos al ejército ruso, dificultaría aún más sus suministros y pondría a Crimea en el punto de mira.

En ese sentido, las acciones de las últimas 24 horas en las regiones del sur pueden anunciar el principio de la famosa contraofensiva de primavera-verano o al menos su preparación.

[Ucrania cruza el Dniéper y establece una cabeza de playa frente a Jersón como primer paso hacia Crimea]

Si este lunes, el Institute for the Study of War destacaba la creación de una cabeza de puente al norte de Oleshki, a partir de la cual se podría lanzar un ataque sobre la autopista E97, que conduce directamente a Crimea, o sobre la T2206, que lleva a la preciada ciudad de Nova Kajovka; este martes las noticias siguen siendo positivas para el ejército de Zelenski.

El eje Vasilivka-Nova Kajovka

De entrada, aunque los rusos sigan negando que esté pasando nada cerca de Oleshki, Natalia Humeniuk, portavoz ucraniana del Alto Mando del Sur, afirmaba con satisfacción que las acciones contra los rusos al otro lado del Dniéper estaban siendo un éxito y que, junto a la deportación a Crimea de numerosos residentes, se estaba produciendo una lenta retirada de soldados de la zona.

Es cierto que Humeniuk en ningún momento habló de una cabeza de puente ni quiso especificar los términos de estos ataques, pero la sola mención entusiasta ya hace pensar que algo se está cociendo en la zona.

Por otro lado, la cadena CNN anunciaba también este martes el ataque con misiles de precisión HIMARS sobre la ciudad de Tokmak, en el óblast de Zaporiyia, a unos 40 kilómetros de Melitopol, el núcleo urbano más importante en manos rusas de la zona.

Soldados ucranianos en el frente de Bakhmut.

Soldados ucranianos en el frente de Bakhmut. Reuters

La importancia de Tokmak es tremenda porque Ucrania cree que allí concentra Rusia buena parte de sus suministros, aparte de servir de lugar de descanso para las unidades preparadas para la defensa del eje Vasilivka-Melitopol, en el que probablemente se juegue el futuro de esta guerra.

La relevancia de ambos movimientos hay que entenderla desde una estrategia conjunta: establecerse en torno a Oleshki puede no tener una gran importancia de por sí, pero obliga a Rusia a mandar tropas a un lugar donde no tenía previsto enviar nada. No puede permitir bajo ningún concepto que Ucrania tome Oleshki ni mucho menos que tome la E97 ni la T2206. Si Ucrania se hace con el control de la orilla oriental del Dniéper, Rusia habrá perdido la guerra en el frente sur, de eso no hay duda alguna.

Es de suponer que Ucrania está intentando precisamente forzar ese movimiento preventivo, como si se tratara de una partida de ajedrez. Ucrania quiere que Rusia desvíe sus tropas y no las concentre en torno a Tokmak para facilitar así un posible avance sobre Vasilivka y Nova Kajovka. Si las fuerzas de élite rusas están distraídas en Bakhmut y Kreminna… y las fuerzas de remplazo no logran abarcar todo el territorio a defender, Ucrania puede entrar como cuchillo en mantequilla a poco que descubra el lugar que queda vacío.

¿Quién reemplazará a Wagner?

El éxito ucraniano quedará determinado por esa capacidad de ir ganando territorio en la otra orilla del Dniéper desde ambos lados: por el oeste desde Oleshki y por el este desde Vasilivka, envolviendo la central nuclear de Energodar.

Un soldado ucraniano camina cerca de los edificios residenciales dañados por un ataque militar ruso en la ciudad de Bakhmut.

Un soldado ucraniano camina cerca de los edificios residenciales dañados por un ataque militar ruso en la ciudad de Bakhmut. Reuters

Una vez conseguido ese objetivo, el ejército ruso deberá defender el acceso a Crimea con todo lo que tenga y confiar en que sus fortificaciones minadas al estilo Línea Maginot basten en pleno siglo XXI. Para ello, obviamente, tendrá que emplear a sus mejores hombres… y estos están ahora mismo en Bakhmut y alrededores.

El número de bajas que ha sufrido el ejército de Ucrania en estos 14 meses de guerra es enorme, pero la facilidad con la que han resistido la ofensiva rusa en el Donbás hace pensar que su moral debe de estar por los cielos. Aparte, hay que contar con la llegada gradual de nuevas armas desde Occidente, que podrían incrementarse en el momento en el que la OTAN y la Unión Europea vean que hay posibilidades reales de vencer a Rusia sobre el terreno y no aspirar tan solo a defenderse como sea.

Del otro lado, Rusia ha malgastado ya la casi totalidad del potentísimo Grupo Wagner, diezmado hasta niveles insospechados en el insensato asedio a Bakhmut, y los nuevos ejércitos privados confeccionados deprisa y corriendo por Gazprom y otras empresas estatales aún no tienen la entidad ni la preparación suficiente para sustituir a los mercenarios de Prigozhin. Hace tiempo que no sabemos nada de los chechenos de Kadirov, y Putin se niega a ordenar una segunda movilización parcial.

Aunque el ejército de Gerasimov puede tener aún unos 150.000-200.000 efectivos en territorio ucraniano, no parece un número suficiente como para repeler un ataque en tantos frentes distintos y tan separados entre sí. Necesitarán más hombres y más armas. De lo contrario, la manta irá descubriendo los pies cuando quiera cubrir la cabeza y así sucesivamente hasta que apenas tape una pequeña parte del cuerpo.

Si no evitan de inmediato una proliferación de asentamientos al otro lado del Dniéper, podremos ver repliegues mucho más rápidos de lo que imaginamos, como ya sucedió en Járkov o en el norte de Jersón.