Población peul.

Población peul. Alfonso Masoliver

África

Radiografía de los peul, "los judíos de África" a los que se acusa de yihadismo

El estigma y el miedo arrinconan a esta etnia nómada del Sahel, que ha sufrido masacres en países como Mali y Burkina Faso. 

29 julio, 2023 03:54

"Gossi era el fulbe más valiente del mundo. Soportaba todos los dolores. Cuando alguien le llamaba, no contestaba nunca la primera vez, porque volverse enseguida es señal, aunque leve, de miedo. Cuando fue varón, Gossi sólo tuvo miedo tres veces. Pero nadie lo notó, salvo Dios y él". 

La leyenda del valiente Gossi, uno de los peul -también conocidos como fulbe, fula o fulani- más aguerridos del Sahel durante el siglo XIX, comienza con el miedo. Y, precisamente, la historia que se pretende narrar en este artículo tiene el miedo como núcleo y causa primigenia de los males a tratar.

El miedo a la muerte, a lo desconocido, a la precariedad, el miedo a perder la tierra, a las sequías, a los ladrones y al Estado. No podría comprenderse la situación actual que viven de los peul, una etnia con 40 millones de individuos repartidos a lo largo de África Occidental, sin incluir el miedo en la ecuación que les atenaza.

Pertenecientes a una comunidad de tradición ganadera e itinerante, se cree que llegaron hace mil años en oleadas desde el valle del Nilo para asentarse en torno al lago Chad y luego trasladarse a las actuales Nigeria, Senegal y Burkina Faso.

Su caso no es el único: en la geografía africana es frecuente encontrar a comunidades desplazadas a lo largo de los tiempos, como los yaka en República Democrática del Congo, que fueron recibidos por los pobladores originales de la zona con recelo y preocupación porque la tierra disponible es, al fin y al cabo, limitada. Todavía hoy, los yaka combaten contra sus vecinos teke. De la misma manera, los ganaderos peul han chocado de manera habitual con los agricultores y cazadores de los territorios en donde aparecen casi de improviso.

Fue en los siglos XVIII y XIX (época en la que vivió Gossi) cuando se originaron una serie de reinos fulani de gran riqueza y clara vocación expansionista que dieron pie al periodo de guerras conocidas como la Yihad Fulani. Éstas llegaron a extenderse por importantes zonas de Senegal, Nigeria, Mali y Burkina Faso, afectando a cientos de etnias y sembrando la idea de que los peul era peligrosos.

Un ganadero peul.

Un ganadero peul. Alfonso Masoliver

Igual que atacaron a los wolof de Senegal, entonces sometieron a muchos de los reinos yoruba en el golfo de Guinea. De este modo se creó una causa común entre las etnias perjudicadas: por un lado estarían los fulbe y por el otro se encontraría África.  

Nigeria, Burkina Faso y Mali

La historia parece regodearse en sus recuerdos: hoy encontramos que los ganaderos del norte de Nigeria deben abandonar los pastos que llevan paseando los últimos 200 años y caminar más al sur en busca de las zonas donde llueve.

Allí se topan con agricultores y cristianos de etnias minoritarias y se repiten episodios de violencia como los que protagonizó el famoso guerrero sin miedo. Los enfrentamientos entre ganaderos y agricultores nigerianos y musulmanes y cristianos han alcanzado en la actualidad la categoría de conflicto civil. Les motiva un miedo a la sequía; miedo a que ataquen los fulani

Cuarenta millones de ellos avanzando, comparados con las 4.200 personas que conforman el pueblo nijkum al norte de Camerún, son como una ola que no se puede parar sin muchos esfuerzos, y menos aún si el resto de las etnias no se ponen de acuerdo para plantarles cara. Es así como los fulani son conocidos como "los judíos de África": itinerantes, sin más tierra que el horizonte que dejaron atrás, temidos y rodeados. 

Los ataques contra los peul son constantes en Burkina Faso y Mali. En junio de 2007, un episodio de violencia contra ellos concluyó con tres muertos y 197 chozas incendiadas en Gogo. Catorce peul fueron asesinados y 3.000 cabezas de ganado terminaron sacrificadas en Perkoura en mayo de 2008. El 8 de abril de 2014, en la comuna de Mané/Kaya, tras una acalorada disputa sobre la propiedad de unos animales, la comunidad peul fue atacada, sus casas incendiadas y algunas de sus cabezas de ganado robadas durante el desorden.

Pero nada se compara con la masacre de Moura en marzo de 2022, cuando varios miembros del ejército maliense asesinaron en compañía de mercenarios del Grupo Wagner a 200 fula acusados de "colaborar" con el yihadismo. Niños, mujeres y ancianos también fueron ejecutados durante el ataque. 

Miembros de la etnia peul masacrados.

Miembros de la etnia peul masacrados. Alfonso Masoliver

El doctor Daouda Diallo, galardonado en 2022 con el premio Martin Ennals por los derechos humanos y conocido defensor de las libertades de los peul burkineses, señala que lo que ocurre en su país nace de una raíz xenófoba que se aplica a cualquier etnia. "Los mossi también son vistos como extranjeros en algunas zonas y eso les afecta a la hora de comprar tierra", explica. Un miedo que, insiste, aumenta a la hora de relacionarse con los fulani. 

"Con el nuevo Gobierno hay una estigmatización de los peul. Han llegado a atacar a pueblos desarmados, acusándoles de cómplices [de los yihadistas], hay zonas minadas". Mientras opina que el presidente anterior, el coronel Sandaogo Damiba, optó por una línea que se inclinaba hacia el diálogo, "ahora todo es militar, y eso ha radicalizado a la población". Con ello reconoce que hoy es la comunidad peul la que más combatientes aporta a las filas del yihadismo en el Sahel. 

La comunidad peul es la que más combatientes aporta a las filas del yihadismo en el Sahel

Este es un dato importante para entender a los fulani: en Mali, Nigeria, Níger y Burkina Faso, la palabra peul se asocia hoy a pastor y a extranjero, sí, pero también a yihadista. Acorralados, guiados por su propio miedo, acosados por la precariedad económica y las fuerzas de seguridad de los distintos países, los peul optan por tomar las armas para rebelarse contra las injusticias que piensan sufrir y escogen la yihad. Gracias en parte a una fuerte tradición musulmana que les convierte en la etnia más islamizada de la región, algo de lo que ellos se sienten especialmente orgullosos. 

Al final, los paralelismos con el pasado son evidentes: si en el siglo XIX existió en Mali el imperio Macina, hoy encontramos una exitosa y letal katiba (grupo yihadista) conocida como Macina y donde la práctica totalidad de sus integrantes son peul. La Yihad Fulani metamorfosea así con el paso de los años.  

Costa de Marfil y Guinea Bissau

Existen otras comunidades fula en Guinea Bissau, Senegal, Guinea Conakry o Costa de Marfil, y sería en estas naciones donde las relaciones se relajan, aunque sin dejar de tensarse del todo. Bamba Tienoko es jefe de la aldea de Kafolo, en Costa de Marfil, desde 2018, y habla siendo la máxima autoridad de una de las dos únicas aldeas de su país que han sido atacadas por los yihadistas.

Concretamente, esta localidad ubicada a escasos metros de la frontera de Burkina Faso sufrió dos agresiones: una en junio de 2020 y otra en marzo de 2021. Ambas fueron nocturnas, contra objetivos militares y sin causar bajas entre los civiles.  

De forma significativa,Tienoko asegura que el primer ataque ocurrió apenas un mes después de que la comunidad peul que vivía junto a la frontera fuera relocalizada más al sur tras una operación conjunta entre los ejércitos burkinés y marfileño. El jefe de la aldea se pregunta, falto de pruebas suficientes que se lo demuestren, si la movilización forzada de los fula tuvo que ver con ese primer ataque. Aunque, sostiene, sí sabía que "los peul de la zona dicen que el Gobierno nos trata [a los douala] con favoritismo". 

Asimismo, un líder peul de la ciudad de Korhogo, también en Costa de Marfil, afirmaba en una entrevista que "los peul viven en pánico", que "ven lo que ocurre en Burkina Faso y Mali y temen que se traslade a la zona, donde hasta ahora no han habido  problemas". En este sentido, señalaba también que el carácter itinerante de los peul provoca que muchos de los que provienen de Burkina Faso tengan familiares en Costa de Marfil, lo que da a entender que "los peul de África Occidental pertenecen todos al mismo grupo".

Cadáveres de personas peul.

Cadáveres de personas peul. Alfonso Masoliver

A Korhogo llegan riadas de peul burkineses que huyen de la discriminación del Gobierno y de la guerra. Son decenas los africanos (religiosos, periodistas, agricultores, médicos, jefes, profesores) que aseguran que los fulbe muestran escaso interés en integrarse en el Estado. Sostienen que muchos padres prefieren enviar a sus hijos a estudiar a la madrasa unos días a la semana en lugar de pagarles la escuela. Consideran que recelan del resto de las etnias y no se mezclan demasiado.

El jefe de Kafolo, por ejemplo, les calificaba como “los que viven en los arbustos”, como refiriéndose a gente diferente a ellos, mientras el doctor Diallo comentó que “los yihadistas respetan más la vida peul que los grupos armados [vinculados al gobierno de Burkina Faso], igual que se hace también con los tuareg y los árabes en Mali”. 

Los asentamientos peul suelen tener por lo general entre cuarenta y ochenta años, con excepciones más recientes debido al cambio climático y las movilizaciones actuales ya mencionadas. Su vida itinerante les empuja a crear grupos fuertes y capaces de cuidarse por sí mismos, frente a los sistemas sociales más abiertos con otras comunidades que generalmente mantienen las etnias sedentarias. Trescientos años de tiras y aflojas han terminado por darle un regusto de realidad a los clichés que se dicen de ellos. 

Es el miedo que cala. Este periodista atestiguó también la situación donde un jefe fula de Guinea Bissau se negaba a aceptar la paja que le ofrecían unos vecinos mandinga para los tejados de sus chozas, sólo porque era paja de los mandinga, y él de los mandinga no aceptaría caridad.

Clichés que no se cumplen 

Cualquier cliché tiene sus bases en una confusión entre la realidad y el estigma, igual que en este caso también se tiende a la exageración. El supuesto distanciamiento con el Estado no sería del todo cierto. Si consideramos que el actual presidente de Guinea Bissau es peul, igual que expresidentes de Mali y Burkina Faso o Baba Ahmadou Danpullo, el que fuera nombrado en 2019 por Forbes como el hombre más rico del África francófona, tomándolos de referencia podría decirse que los fulbe no están absolutamente excluidos del mundo que les rodea. También participan en él, aunque cueste en ocasiones. 

Esta dificultad la denunciaba el doctor Diallo, al considerar que los peul que no apoyan a los yihadistas tienen restringido el acceso a las milicias burkinesas y muy pocos pueden ingresar en ellas. Igual que diversos activistas de los derechos humanos confirmaron que cuando comenzaron los ataques yihadistas contra las poblaciones peul en 2015, estos pidieron armas para defenderse que el Gobierno les negó; unas armas que fueron entregadas un año después y sin reticencias a los mossi, cuando los ataques recayeron sobre esta etnia mayoritaria de Burkina.  

Cabeza de ganado de los peul descuartizada.

Cabeza de ganado de los peul descuartizada. Alfonso Masoliver

Existen campos de desplazados peul en Mali y Burkina, igual que Costa de Marfil los acoge en categoría de refugiados. Son peul, pero también son gente que huye. No son terroristas. Ni siquiera todos son ganaderos, ya que un elevado número de fulani asentados en el sur de Mali y Guinea Conakry se dedican a la agricultura.

Pero otra vez levantan los peul el campamento y buscan un sitio donde llevar a que pasten tranquilos sus ganados. Nacen nuevos choques si no se actúa con delicadeza. Y nadie parece tener en cuenta que, si hay refugiados fula, será porque no todos los fulani son yihadistas. Pero así funciona el miedo: no piensa ni razona. Y los fulani son recibidos con miedo y ellos temen cómo serán recibidos. 

Concluir con el titular de una noticia publicada por el medio congoleño Kongo Press en junio de 2023: “La trashumancia de los pastores peul del Sahel, ¿una nueva amenaza para la estabilidad del Congo?”. A lo largo del artículo se narran con detalle los abusos cometidos por los pastores nómadas, el incumplimiento de las leyes de la República en materia migratoria, la amenaza a la seguridad del Estado y la libre circulación de armas blancas y armas ligeras que viene con ellos. Se masca el miedo desde el titular hasta el último punto, hasta que el valor arrancado de los fulbe parece confundirse con la imprudencia mientras regresamos a la leyenda del héroe Gossi:

“Cuando fue de noche, exclamó Bakari: «¡Gossi!». Pero Gossi no contestaba nunca al primer llamamiento. Bakari le llamó otra vez: «¡Gossi!». Gossi dijo entonces: «¿Por qué me perturbas el sueño?». Bakari dijo: «¡Cómo! ¿Puedes dormir la noche antes de tu muerte?». Y Gossi dijo: «Claro está. ¿Cómo he de soportar nada mañana si hoy no duermo?»”.