Tanque en Bakhmut, Ucrania.

Tanque en Bakhmut, Ucrania. Reuters

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Miles de muertos para nada: Ucrania avanza en Bakhmut y podría retomar la ciudad en unas semanas

La conquista de esta ciudad se ha convertido en una catástrofe que ha podido afectar a más de cien mil personas.

16 junio, 2023 03:21

Ya sabemos que a Eugeni Prigozhin, jefe del Grupo Wagner, le gustan las exageraciones y eso le convierte en una fuente poco fiable. Ahora bien, en lo que se refiere a la batalla de Bakhmut, que su grupo paramilitar encabezó durante nueve largos meses, sí se le puede considerar una autoridad. Si Prigozhin dice que veinte mil de sus hombres murieron en la conquista de la ciudad, la cifra no puede estar muy lejos. ¿Le conviene engordarla para aumentar el dramatismo de su "hazaña" y poner de relieve lo poco que le ayudaron desde Moscú? Por supuesto. Pero si no son 20.000, serán 15.000… y eso sin contar a los miembros del ejército regular ruso que sirvieron de apoyo en determinadas fases de la operación. 

Tampoco se incluye en esa cantidad a las decenas de miles de civiles que perdieron todo lo que tenían ni a los miles de soldados ucranianos que defendieron la ciudad hasta la última piedra humeante. Si sumamos todo y contamos heridos y mutilados, hablamos de una catástrofe que pudo afectar a más de cien mil personas. No habíamos visto nada siquiera parecido, al menos en Europa, desde los tiempos de la guerra de los Balcanes… y aun así habría que ponerse a buscar para encontrar algo de este tamaño.

Todo para nada. Ya cuando Prigozhin se empeñó en rodear Bakhmut y avanzar ahí con sus tropas, muchos levantaron una ceja en señal de desconcierto. En rigor, Bakhmut no era una ciudad especialmente relevante en el mapa estratégico. O no lo era al precio que Wagner pretendía pagar, primero con el apoyo convencido de Sergei Surovikin y después con el permiso a regañadientes de Valeri Gerasimov. 

Bakhmut en la actualidad.

Bakhmut en la actualidad. Reuters

Dejando a un lado el interés privado que pudiera tener el Grupo Wagner en las minas de sal de Soledar, la importancia de Bakhmut no iba más allá de la que pudiera tener cualquier otro punto de paso. Tomar Bakhmut (y, más aún, tomar un Bakhmut derruido por tus propios bombardeos) para quedarte ahí no servía de nada. Hacerlo para preparar un posterior avance hacia Sloviansk y Kramatorsk, bueno, eso sí podría tener sentido… pero los tiempos tendrían que haber sido otros.

Y en esos tiempos tuvo mucho que ver la decisión de los generales Zaluzhnyi y Syrskyi de defender la ciudad cuando todo el mundo recomendaba lo contrario. Una decisión arriesgada pero valiente y que salió bien: machacó al Grupo Wagner y evitó que las fuerzas dedicadas a la toma y el control de los escombros se pudieran utilizar en otras zonas calientes del frente, como podrían haber sido Vuhledar, Limán o la propia Jersón, en el sur del país. 

Avances constantes en los flancos

Prueba de que Ucrania hizo lo correcto prolongando las batallas pero asegurando siempre una triple vía de salida hacia Khromove, Ivanivske y Chasiv Yar (de hecho, los ucranianos solo entregaron la ciudad cuando vieron que los rusos entraban en Khromove y complicaban uno de sus posibles caminos de retirada), es que nada más marcharse Wagner de la zona iniciaron su propia contraofensiva en los flancos, mal protegidos por un ejército ruso que estaba más preocupado de tirotear a los mercenarios de Wagner en su retirada.

Así, antes incluso de que los primeros ataques empezaran en Zaporiyia, Ucrania ya avanzaba hacia Klischiivka en el sur y, poco después, hacia Berkhivka en el norte. La propia portavoz de las fuerzas armadas ucranianas hablaba este jueves de avances en torno a los quinientos metros en el frente. Eso era lo que avanzaban los rusos en una buena semana. Con todas las reservas ocupadas en defender los ataques en torno al eje Vasilivka-Tokmak-Smyrnove, es muy posible que Ucrania pueda seguir avanzando sin problemas por ambos flancos.

Dos posibles desenlaces

¿Qué sucederá entonces? Ucrania siempre se ha centrado en dañar a su enemigo más que en conquistar territorios concretos. Es una táctica poco mediática -pero tremendamente efectiva- que provoca que, de la noche a la mañana, se produzcan derrumbes inesperados en determinadas líneas del frente, como sucedió en Sumy, Járkov o Jersón. En ese sentido, no parece que Zaluzhnyi y Syrskyi tengan demasiado interés en recuperar Bakhmut, pues Bakhmut, como dijo el propio Zelenski antes de la rendición definitiva, ya no existe.

Lo único que tiene valor de Bakhmut son las tropas rusas que la protegen y el armamento que utilizan para ello. Desde el principio, Ucrania ha rehuido el ataque frontal, calle a calle, en el que se metió Prigozhin por las bravas. Saben que es un error y que les exigiría un esfuerzo que prefieren dedicar a otras partes de su ofensiva. Su objetivo de verdad parece ser la T0513, que pueden cortar por el norte (Berkhivka-Krasna Hora) y por el sur (Klischiivka-Optyne). De esa manera, en la práctica, la ciudad y los soldados rusos quedarían envueltos, con la única posibilidad de huir por la T1302 hacia Bakhmutske-Soledar.

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De conseguir dicho objetivo, Ucrania le daría la vuelta a la tortilla de marzo, es decir, obligaría a Rusia a enfrentarse a la misma decisión a la que se enfrentaron ellos entonces. ¿Resistir en la ciudad o marcharse? En el primer caso, lo más probable es que Ucrania no ponga pega alguna, fije esas tropas en el páramo que es Bakhmut y siga avanzando hacia el este, a la espera de que alguien salga a frenarles y consolidando mientras sus posiciones cercanas a la ciudad para aumentar la presión.

En el segundo caso, que sería el más sensato para Rusia -abandonar Bakhmut cuanto antes y replegarse para no perder el eje de la M03, que dejaría a Ucrania demasiado cerca de Popasna, ya en Lugansk-, inmediatamente las tropas se lanzarían a reconquistar el símbolo perdido sin derramar una gota de sangre ni perder un solo hombre en el camino. Sería un éxito absoluto para Zelenski: nueve meses después, en lo que queda de Bakhmut seguiría ondeando la bandera ucraniana después de haber diezmado al enemigo. El mejor escenario posible en una guerra y una demostración de astucia: en poco más de un mes recuperarían lo que les costó a los rusos nueve meses conquistar a sangre y fuego.