Marisa Manchado en la presentación de 'La Regenta'.

Marisa Manchado en la presentación de 'La Regenta'. Esteban Palazuelos

Protagonistas

La compositora Marisa Manchado: “En el amor romántico siempre perdemos las más débiles”

Estrena este 24 de octubre en Madrid la ópera 'La Regenta', con libreto de Amelia Valcárcel, en las salas del Matadero, como producción del Teatro Real y el Teatro Español.

24 octubre, 2023 01:42

Conocí a Marisa Manchado hace mucho tiempo. En otras guerras. Pero siempre con la batalla de la música mediante. Y tuve el honor de retomar y renovar los votos del conocimiento mediado septiembre. En Segovia. Con una charla que puso el cierre al Hay Festival, ese encuentro de y con la cultura que se celebra anualmente en la ciudad. De hecho, gran parte de esta entrevista es fruto de aquella conversación.

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Lo dije aquel día y lo proclamo hoy, que se trata de una de las mujeres más influyentes en el mundo de la música en nuestro país. Una sabia de la música y una rara avis. Porque ser pianista no extraña, pero si hablamos de composición el cuento cambia. No, no es tan habitual.

Marisa Manchado

Marisa Manchado Esteban Palazuelos

Además, está especializada en temas que unen música, mujeres y feminismo. Es doctora en musicología. Ha sido subdirectora general de Música y Danza en el INAEM. También vicerrectora del conservatorio Teresa Berganza. Fue la compiladora del libro Música y mujeres: género y poder (Editorial Ménades, 2019), y recientemente ha publicado ¡Mis queridas genias! (Huso Editorial, 2023), en cuyas páginas glosa a mujeres que han inspirado tanto su vida personal como la profesional.

Ha recibido diversos galardones, entre ellos el Premio Iberoamericano de Música como Arte 2007, el Premio Nacional Daniel Montoya 1995, el accésit del 10.º Concurso de Composición para Órgano Cristóbal Arte en 1989 y ha sido Mención de Honor, Fin de carrera en composición en 1983.

Ha compuesto nada más y nada menos que 180 obras, entre música de cámara sinfónica, vocal, pedagógica y electroacústica. Y ha compuesto tres óperas: El cristal de agua fría, en 1993, con libreto de la escritora y periodista Rosa Montero; Escenas de la vida cotidiana, en 1997; y La Regenta, que se estrenará en Madrid el 24 de octubre y podrá disfrutarse hasta el 29 de octubre en las salas del Matadero como una producción del Teatro Español y el Teatro Real.

Se trata de una ópera en tres actos, con libreto de Amelia Valcárcel, basado en la obra cumbre del escritor Leopoldo Alas Clarín.

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Empezasteis a trabajar la ópera en 2002 y acabasteis en 2015. Menudo proceso largo hasta realizarla y estrenarla.
 
Creo que Amelia llevaba muchos más años queriendo encontrar a alguien a quien liar para meterse en esta aventura de hacer una ópera. En 2002 me propuso, después de tomarnos unos cuantos, creo que calvados, que hiciera una ópera con La Regenta. Yo le dije que me parecía imposible, por el libreto. Amelia se comprometió a hacerlo. Y yo me lancé al océano, porque esto ya no es una piscina, es un proceloso océano.
 
¿Cómo es tu relación con Amelia Valcárcel?
 
Yo la conocía porque es una gran intelectual, una gran pensadora y filósofa de la teoría feminista. Empezamos a trabajar sobre una primera edición, sobre cómo sintetizar aquello… Y en todo caso yo le cortaba un poco algunas frases, porque una frase cantada tiene que ser muy breve, no puede ser muy larga… Así estuvimos varios años.

Interrumpimos el trabajo cuando me nombraron subdirectora en el INAEM, del 2007 al 2010; ahí no hicimos nada y luego ya cogimos mucha carrerilla hasta 2015.
 
En cuanto al tiempo hasta el estreno, no es fácil sacar adelante una ópera. Primero hay que encontrar quien la produzca. Es algo muy costoso en el amplio sentido de la palabra. Porque son recursos humanos. Y por las planificaciones de los teatros de ópera, que van de cinco en cinco años.
 
Además del libreto, has tenido que leer muchas veces La Regenta, ¿has visto la serie, las películas?

No, no, no, simplemente el libreto. Yo leí La Regenta en el colegio. Y cuando viví en París la volví a leer porque, al estar tan inmersa en la lengua francesa, de vez en cuando necesitaba leer en español, mi lengua materna. Y en una de esas recuerdo que me releí la novela y encontré una obra completamente diferente a la que había leído con 14 años. Pero es que construyendo la música del libreto que ha hecho Amelia Valcárcel ya no necesitaba leerla más.

¿Y qué diferencias hay con tus óperas anteriores?

La diferencia es que soy mucho más mayor. Más madura. Han pasado muchas cosas por mi vida, tengo los pies más en la tierra, soy más realista aunque fue una aventura meternos en la creación de esta. No sabíamos si alguna vez iba a poder llevarse a efecto.

Yo creo que hay una diferencia básica con las otras dos óperas. Es que en este caso he tenido muy claro que era una música al servicio del drama, desde el primer sonido. No es una música narcisista para lucirme yo, es algo que tiene que servir al drama.

Es decir, el drama que es el bastidor. Y aquí utilizo palabras de Rosa Montero, de la primera ópera; ella llamaba bastidor al libreto, que es muy importante, son los cimientos.

Marisa Manchado

Marisa Manchado Esteban Palazuelos

La Regenta esa obra cumbre de Leopoldo Alas, Clarín, que tantas veces ha sido catalogada como moderna, que tanto se ha comparado con Madame Bovary, fue publicada en dos tomos en 1886, con seis meses de diferencia, y estuvo concebida primero como una serie de artículos que escribió Clarín y que ilustraron Juan Llimona y Francisco Gómez Soler.

La protagonista es la joven Ana Ozores que casa con un hombre mayor, antiguo regente de una ciudad que es Vetusta pero que se supone que es Oviedo. Y hay una serie de tramas especialmente relacionadas con dos hombres, uno mayor que ella que la pretende y el párroco joven que llega a Vetusta. La Regenta es un retrato sociológico, ¿lo entiendes así?

No sé yo si decir que después de Cervantes viene Clarín con La Regenta, porque hay muchas cosas entre medias, pero como retrato social posiblemente puedes leer El Quijote y puedes leer La Regenta y hacerte una idea de lo que ha sido España. Y en el caso de La Regenta, voy más lejos… No es lo que ha sido España, sino lo que puede ser cualquier espacio del mundo pequeño y cerrado.

Es una novela de valientes, en un lugar cerrado, convencional, lleno de prejuicios, lleno de de mentiras donde hay diferentes poderes, donde los poderosos disfrutan de serlo y además machacan a los débiles. ¿Y quién es el último en el escalafón social? Pues una pobre mujer que es jovencita, que viene de fuera, que no se sabe quién es, que encima es guapísima.

¿Cómo te imaginas a Ana Ozores hoy?

Vería una joven trabajadora, posiblemente que viene de fuera, no necesariamente inmigrante, puede ser de otro pueblo o de otra ciudad, que viene a trabajar y es muy guapa y muy inteligente, lista y trabajadora. Y como es tan lista y tan inteligente y estudia tanto, pues de repente consigue una beca para estudiar. Y se hace una economista impresionante.

¿Y el cura?

No sería un cura, sería alguien más importante que un cura, por ejemplo el representante del Vaticano en la capital… Lo que no se puede perder de vista es el asunto de que ella es víctima, de que acaba siendo víctima. Entonces, yo más bien vería otro tipo de poderes. Aunque la Iglesia sigue teniendo mucho y más en nuestro
país.

¿Quieres decir que hay más Ozores que tienen un estatus diferente, pero que están igualmente en jaulas de oro?
 
Exacto. Jaulas de seguridad. Naturalmente. Todas estas mujeres que por miles de circunstancias, muchas relacionadas con la educación académica, siguen presas de las convenciones y de la falta de independencia, obligadas a depender de un hombre, claramente porque se casan con él y él las mantiene, porque es el soporte.

Y eso, que sigue pesando socialmente, es una convención que me asusta mucho. Últimamente le doy vueltas, aunque no lo tengo muy reflexionado y sé que hay aportaciones teóricas interesantes a toda esta historia del amor romántico y cómo a las mujeres nos ha afectado y nos sigue afectando, evidentemente para mal.

Esto es una cosa que hay que trabajar en el colegio desde primaria, que los niños y las niñas somos iguales y que no tienes que perder la cabeza por tu compañero pepito o por tu compañera palomita. Hay que estar siempre en uno mismo, en una
misma y el amor es otra cosa, no el romántico. Ese es nefasto porque ahí siempre perdemos las más débiles.
 
¿Cómo te imaginas la Vetusta actual?

Amelia ha hecho una síntesis magistral de la novela. Me gusta mucho su libreto. Además, es algo atemporal, eterno y que podría suceder en cualquier lugar del mundo. Es decir, no es Vetusta. Podría ser la América profunda, o Australia, Nueva Zelanda. Podría ser Alemania profunda o la Francia profunda.

O sea, cualquier espacio cerrado en si mismo, muy autocomplaciente, muy feliz, donde no se mueve nada. Porque los que están controlando ya se encargan de que no se mueva nada y que cada uno esté en su sitio. Ese espacio donde parece que la modernidad no ha llegado, donde parece que el tiempo no pasa, en beneficio de los cuatro poderosos, claro.
 
Vetusta se supone que es Oviedo y allí se sigue hablando del oviedín conservador, en el que han variado pocas cosas, ¿no?

Aunque Amelia ha hecho un libreto muy fiel a la novela, al quedarse con lo esencial de esta, podría ser Madrid, Segovia o León. De hecho, a lo largo de estos años componiendo la música, veía un lugar completamente universal, con personajes poderosos que lo tienen todo controlado y que se aburren mucho y se divierten humillando a Ana Ozores.

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En tu último libro hablas de mujeres que han sido referentes para ti. ¿Como quién?

Todas las de mi infancia. Yo me eduqué en el colegio Estilo de Josefina Aldecoa, y ya entonces me impresionaba tener mujeres tan potentes allí. Pero es que mi propia madre era muy potente. Y también mi abuela.

Yo me he rodeado de mujeres muy, muy fuertes siempre. Ellas ya me marcaron y marcaron mi carácter y mi manera de estar en el mundo. Mi madre tenía esa máxima
republicana de 'hija mía, sé independiente, sácate una carrera, búscate un buen trabajo y luego ya si quieres tienes hijos y si quieres te casas con el padre de tus hijos o no, pero luego, luego; no se te ocurra hacerlo antes'.

Y me fui muy jovencita con una beca a Italia y allí conocí a una catedrática de francés, especialista en Marguerite Duras y su traductora al italiano, Edda Melon, una gran intelectual, una gran feminista. Ella puso en mis manos el libro de Meri Franco-Leo, Musica Strega, música bruja. Y ella lo cambió todo.

Después, en los Encuentros de Música Contemporánea de Darmstadt, oí hablar por primera vez de Clara Schumann, la mujer de Schumann, y de su concierto en la menor y de sus semejanzas con el que su marido creó treinta años después.

Fue la primera vez que oí algo que es muy importante realmente para la psicología feminista, que es cuestionar hasta qué punto había metido lápiz Clara en el concierto de Robert o hasta qué punto lo habían hecho entre los dos…

El principal problema que tenemos todas las mujeres es creer en nosotras mismas, en nuestro talento, en nuestros valores, en nuestra fuerza, en nuestra energía. O sea que tenemos talento en abstracto, ni más ni menos, igual que los varones.
 
Es decir, que tú también has sentido el síndrome de la impostora.
 
No sé qué es ese síndrome. Pero sé que es costoso, para mí fue costoso las primeras veces que me mostré con mi música, es doloroso, es muy difícil.

¿Cuándo vamos a alcanzar esa igualdad también en la música?, porque parece que sigue costando.
 
Mientras no haya cambios políticos, yo no me creo nada. O sea, los cambios tienen que ser políticos. La Ley de Igualdad de Zapatero marcó un antes y un después, claramente, pero el problema que tiene es que no sea de obligado cumplimiento para
todas las áreas.

Cambiará el día que sea de obligado cumplimiento para todas las áreas y que se castigue con multas que no haya igualdad, paridad, en todo, en un claustro universitario, en un consejo de administración de un banco, en todo.

Imagínate que tienes delante al próximo o a la próxima ministra de Cultura, ¿qué le dirías?

Con respecto a la música, le diría que tuviera coraje, valentía. Si alguien se mete a ministro o ministra es por el bien común, digo yo, ¿no? Y si está por el bien común, lo primero que tiene que hacer es tomarse en serio un país que es sordo. O sea que en
música popular es muy bueno. Pero en música académica es absolutamente sordo, y por tanto no tenemos la más mínima validez fuera de España.

Yo recuerdo cuando vivía en París, que cada vez que decía que era compositora me respetaban de una manera impresionante. Pero a la hora de entrar en los circuitos
académicos, como eres compositora española, despiertas dudas.

¿Por qué? Porque saben que es un país donde no hay tradición académica musical, donde no hay cultura musical. Así que al ministro o a la ministra de turno le diría usted tiene una asignatura pendiente desde hace muchos siglos. No le voy a dar el título de ministra ni ministro porque lo lleva suspendiendo siglos.

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¿Y si tuvieras delante a la ministra de Igualdad? ¿Qué mensaje le mandarías a la próxima ministra de Igualdad?

Le diría que el feminismo es la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres. Le diría que es todo educacional y que habría que hacer programas educativos de igualdad en las en las televisiones, en las radios y en los colegios, con políticas para conseguir esa igualdad. Hay muchos temas, por ejemplo, la violencia de
género…

Carmena decía que tenía mucha fe en la reinserción y yo digo que la tengo en la educación…, ¿cómo es capaz alguien de asesinar a su pareja? Ahí hay una disfunción educativa de base, vamos, y ya no digo matar, digo levantar la voz, levantar la mano.

Ahí hay algo que está chirriando desde el minuto cero. Y tiene que ver con políticas educativas.

Y con políticas educativas, tiene que ver también que haya tan pocas mujeres, compositoras, directores de orquesta.

El cine ha conseguido que las mujeres vayan entrando casi en igualdad; en pintura, en escultura, en casi todas las artes, menos en música. En este sector se resiste como gato panza arriba.

Cuesta mucho, muchísimo. Y eso que ahora ya cada vez hay gente más joven dando clase y gente que se ha formado fuera y ha vuelto. No se nos presta atención porque no existimos.

Lanza un mensaje a las jóvenes que se interesan por la carrera musical.
 
Que ni lo duden, que sigan, que sigan, que luchen.