Sheila Cremaschi

Sheila Cremaschi Esteban Palazuelos

Protagonistas

Sheila Cremaschi, directora Hay Festival: “Se pierde creatividad siendo políticamente correctos”

Hablamos con la directora del festival cultural 'Hay Festival' que se celebra cada año en Segovia. 

3 junio, 2023 02:51

Este año, del 14 al 17 de septiembre, el Hay Festival de Segovia cumple su mayoría de edad. Y con él su sempiterna directora en España. Un éxito para esta gestora cultural que vive, mira y trabaja con humildad, que estuvo en la gestación de los encuentros en España, pero también de los que hoy se celebran en Latinoamérica.

[El arte como poder transformador, personal y social]

Un triunfo digno de luchadora que se entiende mejor sabiendo que jugó al hockey sobre hierba, un deporte bien duro y de equipo, seguramente en la base de que su grupo sea clan, muchos de cuyos componentes la acompañan desde hace veinte años.

Siempre tuvieron mala fama las pelirrojas. Cuando conoces a María Sheila Cremaschi, María para unos, Sheila para otros, piensas que solo podría haber sido pelirroja, y eso que ella dice que a veces la gente se asusta un poco ante el color de su pelo. Pero es una de sus señas de identidad.

Cuenta cómo en plena pandemia, mascarillas mediante, era reconocida por su cabello. Ese que le da carácter, ese que viene marcado por un gen, dicen, caprichoso, que en su familia abunda. Una familia que, lejos de lo que pueda parecer cuando se escucha su habla, lleva sangre escocesa muy lejana.

Sheila Cremaschi

Sheila Cremaschi Esteban Palazuelos

Sus raíces son bien latinas, aunque asegura que si nos ponemos a hablar de su lugar de nacimiento esa será la entrevista. Y no es para tanto, pero sí para el comienzo de una novela.

“Estoy inscrita en lugares en los que no he nacido. Hay una primera versión que dice que nací en Santiago de Chile. Y una segunda, según la cual nací en la Patagonia, sin que se sepa de qué lado, entre Chile y Argentina. Pero estoy inscrita en Roma.”

Tanto tetris en origen solo puede engendrar un ser creativo. “En realidad, si el ser humano se libera y conversa consigo mismo, descubre la creatividad. La perdemos cuando nos empeñamos en ser políticamente correctos”

¿Y esos padres tuyos…? 

Eran unos frikis tremendos… Mi padre era uno de esos italianos que aquí en España llaman indianos. Él directamente me inscribió como italiana… Y así nací con ese lío de fronteras porque me inscribieron en Roma y en Argentina. Esto me divierte un poco.

Y fíjate que cuando empiezo a trabajar en el Hay Festival hace 20 años, lo primero que me llama la atención es que el pueblo en el que nace, que tiene mil habitantes, está en la frontera entre Gales e Inglaterra.

Es muy interesante y además es algo que tiene que ver con lo que yo creo que va a pasar en el futuro, y es que las identidades no van a ser puras; van a ser más complejas, más múltiples. 

¿Esa especie de nomadismo te ha marcado? 

Sí, seguro. Eso y mi abuela italiana, la de Milán, que es mi gran referente. Ella me llevó por primera vez al teatro de La Scala cuando yo tenía diez años. Y fíjate que fuimos a ver Lucia di Lammemoor, que es una maravilla. A día de hoy, a veces sueño con aquella puesta en escena.

¿Te marcó Milán? Porque estás inscrita en Roma. Pero no es lo mismo ser romana que milanesa…

Ya he vivido demasiado para conservar la arrogancia, ¿no? 

Lo dice por esa fama milanesa de mirar con la nariz hacia arriba. No es el caso de una familia que se dedicaba a hacer vino en Chile, Argentina e Italia, en plan muy artesanal.

Sheila Cremaschi y Charo Izquierdo

Sheila Cremaschi y Charo Izquierdo Esteban Palazuelos

Una familia con vocación intelectual, hasta el punto de que aquella primera visita a la ópera supuso que cuando Sheila estudiaba Historia en la Universidad de Buenos Aires llegó a tener un teatro dedicado a la música clásica.

En el que Piazzola estrenó Le Gran Tango, el cuarteto que había escrito para Rostropovich, precisamente coincidiendo con una visita del violonchelista a la capital.

¿Y qué tienes tú de argentina? 

Creo que aprendí a hacer cultura, porque ahí es todo supervivencia, ¿sabes?, es creación y supervivencia. Si resistes diez años en Buenos Aires equivale a cien de Europa. Por ejemplo, en el teatro que tenía aprendí a gestionar con pocos recursos. Especialmente en la última época, cuando decidí cerrarlo, que era la del corralito. 

¿Cómo llegas a la dirección del Hay Festival? 

Mira, la historia es bastante ridícula. 

¿También fronteriza? 

Sí, claro, también fronteriza. Durante mi estancia argentina, el embajador francés me había recomendado para festejar la Revolución Francesa en Buenos Aires. Imagínate el lío que les monté con toda la ciudad ocupada… fue absolutamente maravilloso.

Y después de muchos años a través de aquellos franceses, los creadores del Hay me pidieron que les ayudara para hacer algo cultural en América y les digo “bueno, fabuloso porque todavía me queda agenda de Buenos Aires, pero yo estoy viviendo en España”, así que empecé a explorar lugares aquí. 

¿Por qué viniste a España? 

Por mi marido, que es jurista. Lo trajo su empresa. Él es argentino puro. Lo tiene todo, tiene la forma de hablar, la forma de pensar, la inquietud… 

¿Por qué eliges Segovia? 

El Hay Festival original, el galés, tiene 37 años. Lo fundó una familia y un lord, siempre tiene que haber un lord…, bueno, un lord con un castillo destruido y una familia de actores y productores teatrales.

Cuando aparecen en mi vida, lo dirigía el hijo de los fundadores, Peter Florence, que es un genio absoluto y que, bueno, ahora está trabajando en otros proyectos. Tuvieron una visión, ¿sabes? Porque cuando vas allí y ves ese pueblo de mil habitantes, te das cuenta de la genialidad de su visión de crear puentes culturales.

Tú eras la persona perfecta. 

La verdad es que estoy muy satisfecha porque hemos hecho puentes culturales. Me lo encargan a mí. Y yo, imagínate…, digo que sí, porque tengo un punto italiano que dice que la audacia trae fortuna.

Les presenté tres ciudades y fue muy gracioso. Yo hice una gran investigación, iba con tres carpetas muy grandes, con el nombre de tres ciudades. Peter las mira y dice Segovia. Después me enteré de que había tenido un gran romance allí. 

Sheila Cremaschi

Sheila Cremaschi Esteban Palazuelos

Las otras ciudades eran Ávila y Alcalá de Henares.  De eso hace 18 años, aunque en España se han realizado 20 ediciones del Hay, pues hubo dos en Granada, dentro del palacio de la Alhambra.

“Eso fue una cosa seria”, exclama Sheila que en realidad dice no estar segura de la fórmula del éxito de un festival cultural que cuando se crea lo hace con la idea de imaginar o de reimaginar el mundo. Imagine cantaba John Lennon. Un lema que se retoma este año en Segovia.

“Con un agregado. Porque ahora hay que imaginar un futuro humanista con su deslumbrante complejidad. En este momento de inteligencia artificial tenemos que reforzar la parte del humanismo.” 

Sí, pero fíjate que la inteligencia artificial la mueve el hombre.  

Es importante hablarlo. Y va a haber discusiones sobre eso. Con gente tan importante como el diseñador digital de Microsoft. ¡Wow!, es una eminencia que habló con una  de las españolas más importantes del mundo, Nuria Oliver. 

Va a haber cuatro o cinco charlas sobre inteligencia artificial. También sobre otra preocupación crucial: quiénes son los dueños de los productos de inteligencia artificial, a quién pertenecen esos derechos. Y luego charlas con los grandes escritores españoles. Están todos: Julia Navarro, Santiago Posteguillo, Javier Cercas, Vallés… Fernando Trueba va a hablar con Javier Mariscal.

Siempre buscas una especie de pares contrarios y complementarios 

Es muy divertido. El festival es fiesta. Su raíz es fiesta. No puede ser una cosa académica. A mí, cuando me ofrecen una ponencia sobre el medievo, les digo que no, muchísimas gracias. Lo que me interesa es que la gente converse libremente y sobre todo con esta gente que son como eminencias o que son tan interesantes charlas que sean profundas

Y además es importante el tono que toma la ciudad. Toma un toque más cultural.

Yo creo que sí, pero no lo puedo decir yo.

Lo digo yo que además creo que salvando todas las distancias posibles, que son muchas, es un poco lo que ocurre con Oviedo y los Princesa de Asturias, premio que por cierto recibió el Hay Festival en 2020. “Uno de los más prestigiosos que hay, al menos en Europa… Cuando nos lo dieron, nada más conocerse la noticia, recibí llamadas de todas partes del mundo,” 

Sheila Cremaschi y Charo Izquierdo

Sheila Cremaschi y Charo Izquierdo Esteban Palazuelos

Es como si de repente ambas ciudades, que son maravillosas, elevarán a la enésima potencia su poso cultural ya enorme… Es ese momento en que paseando por sus calles te cruzas con premios Nobel o con una famosa escritora.

“Te cuento una anécdota de nuestro querido Martin Amis, que ha muerto hace pocas semanas. Qué pena. La primera vez que vino invitado, alguien de su equipo me dijo que aceptaba, pero con una condición. Yo ya estoy acostumbrada a miles de condiciones y siempre les digo que sí. La suya era que no quería ninguna entrevista con ningún medio. Y de pronto se fue a la Plaza Mayor, se sentó a tomar un trago y dio 23 entrevistas.”

Cosas raras ha tenido que ver Sheila. Tantas que no podría contarlas. O no quiere. Pero ha visto cosas que no creeríamos. “Con 80 que invitamos por año, imagínate. Aunque yo trato de quedarme siempre con lo bueno y con gente que ha pasado, que ha sido generosa, porque esto sin gente genial y generosa tampoco se sostiene.”

Y algo tendrá el Hay cuando el deseo de volver por parte de muchos lo bendice y cuando se reciben más de trescientas peticiones para participar. “Este año he tenido que descartar gente extraordinariamente valiosa, porque es un festival difícil y caro de hacer, por los aviones, los vuelos, las traducciones, la comida…”

Un dato este muy importante que para la ciudad es fundamental, financieramente hablando, ya que durante esos días Segovia recibe una inyección económica procedente del Hay…

“Hoteles, restaurantes, taxis… Por eso durante la pandemia yo decidí seguir haciéndolo, aunque con muchas medidas de seguridad, porque no podía dejar a tanta gente sin trabajo… Todo el mundo estaba en contra y los fui convenciendo uno por uno.”

Tú eres capaz de vender hielo a los esquimales. 

Los fui convenciendo, y no me arrepiento de haberlo hecho porque estuvo muy bien, fue un regalo a la ciudad que se lo merecía. Hicimos el festival digital y presencial.

Personalmente, creo que nada reemplaza lo presencial, pero eso es una cosa mía. Esa energía de ver a la persona, de estar con ella… Pero gracias al streaming, podemos ampliar el festival al mundo. Y pasan cosas rarísimas, como que te están viendo en la China, por ejemplo. Eso tiene un punto o tiene un valor.

Según los datos que me dan, hemos llegado al millón de seguidores en digital en todo el mundo, que es una locura. 

¿A quién has querido y no has tenido? 

Hasta ahora, a Ishiguro, que adoro. Pero vendrá. Pienso insistir hasta que suceda. 

Y entre las artes, ¿cuál tiene más peso en tu puzzle?

El Hay originariamente estaba muy centrado en literatura. Fíjate que el primer nombre de la fundación era Fundación de Literatura y de las Artes. Y, claro, las artes para los británicos abarcan todas. Y yo, que soy de manual, dije bueno, pues literatura y todas las artes.

Sheila Cremaschi

Sheila Cremaschi Esteban Palazuelos

Entonces incluimos arquitectura, por ejemplo. A mí me encanta la arquitectura, me encanta el poder de cambiar una ciudad. También me gusta presentar alguna performance disruptiva. El año pasado creo que hicimos la más rompedora, con 400 ovejas, absolutamente genial. Se trataba de escenificar la teoría de la unificación de Einstein.

La mitad de las ovejas llevaban escrito un “sí” en su lomo y la otra mitad un “no”. Se trataba de demostrar cómo el rebaño se unía y mezclaba, cómo es posible la convivencia manteniendo distintas opciones. Fue trending topic mundial, porque estaba lleno de colegios de niños y niñas que empezaron a evitar desaforados a las ovejas, que a su vez se asustaron y comenzaron una especie de baile circular. 

¿Cómo dirías que el Hay ha contribuido a la transformación de la fisonomía de Segovia? 

Lo primero que he notado es la enorme cantidad de hoteles que hay ahora. Cuando yo llegué, había tres o cuatro y ahora hay miles, miles de casas reformadas y hoteles cinco estrellas. También han cambiado las tiendas.

Una vez llegó el patronato, cayó una tromba de agua increíble y ellos que son los más elegantes no encontraban ropa adecuada, especialmente ropa de invierno cuando todavía era verano. Fue anecdótico, porque siendo siempre el festival en el tercer fin de semana de septiembre, el clima es muy, muy agradable. 

Por cierto, ¿esta fiesta quién la paga? 

Esta es una fiesta carísima y eso que somos superausteros, tiene una parte de dinero público que será más o menos un 35, un 40% y el resto que es privado. Luego yo consigo gente que me paga el hotel o vuelos, gente que me paga una producción de arquitectura o una filmación o empresas que sufragan unos honorarios bestiales que te piden algunas de las estrellas mundiales. 

Este año hacemos además otros eventos a lo largo del año, que es algo que nos han pedido para recibir dinero público. Empezamos haciendo el 8 de mayo en Barcelona, en el MACBA, la primera conversación sobre inteligencia artificial, que fue espectacular. Y además estamos yendo a pueblos de menos de 50 habitantes.

Por ejemplo, el 13 de julio vamos con la oficina de Turismo de Portugal a un lugar que se llama La raya, que son pueblos, que una mitad es española y la otra portuguesa. 

Tú y la frontera. 

Lo ves, todo vuelve. Es una experiencia maravillosa. Y otro lado al que voy, que tiene menos de 50 habitantes, en una montaña de León donde había una mina que se ha cerrado, que se llama Sabero. Y ahí hago conversaciones.

Sheila Cremaschi y Charo Izquierdo

Sheila Cremaschi y Charo Izquierdo Esteban Palazuelos

A Sabero es la segunda vez que vamos. La primera se hizo una charla entre Emilio del Río, Carlos Aganzo y Elsa González. Cuando llegué y vi el lugar que era la ex fábrica donde se molían los metales donde cabían unas 700 personas casi me infarto.

Y en eso, cuando estaba por empezar, veo que llega el alcalde de nuestro pueblo con los 50 habitantes, pero él había invitado a los alcaldes de los pueblos vecinos y cada uno venía con su columna, ¡Qué bonito, qué maravilla! 

¿Cuándo vas a escribir un libro? 

¿Sabes que me lleva muchísimo tiempo escribir? Admiro a los que escriben rápido. No, no, no sabes lo que me lleva cada vez que tengo que escribir algo. 

Y me cuenta Sheila, María Sheila, que eso le ocurre cada año cuando hace propuestas para los premios Princesa de Asturias. “Estoy una semana escribiendo cada una de ellas.” Pero con buen resultado.

El premio de las letras de este año, Murakami, o el de las Artes de 2021, Marina Abramovic lo fueron a propuesta suya. Conociendo su pasión estoy convencida de que la respirarían sus escritos. Tan segura como la imagino despidiéndose del Hay como de la vida, aunque “a veces hay que irse cuando las cosas están altas, ¿sabes?” 

Porque si no hicieras el Hay, ¿qué harías? 

Algo se me ocurriría, porque me he pasado toda mi vida creyendo, creando.