La historia de Piti y Enrique es la que explica, en esencia, el establecimiento María. Una referencia gastronómica de Málaga capital que abrió sus puertas hace ahora casi 30 años y que acaba de ser reconocido como el mejor restaurante del año 2022 por la Academia Gastronómica de la provincia. Un valor añadido del que no todos pueden presumir en un territorio que ha convertido el buen comer en uno de sus numerosos atractivos.

El reconocimiento de la agrupación decana a nivel nacional viene a poner en valor la trayectoria de un negocio que dice caracterizarse por ofrecer desde la capital de la Costa del Sol y a pocos metros del Mediterráneo "cocina con aires castellanos", que presume de pescados del Norte y que recomienda como especialidad el lechazo asado y carnes a la parrilla.

"Y los guisos", cuenta Enrique en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga. "Las pochas con almejas, los callos a la madrileña…" Y un largo etcétera de creaciones tradicionales. "Nosotros de innovación tenemos poco", resalta quien, junto a su mujer Piti, llegó a Málaga procedente de Valladolid a mediados de la década de los años 80.

Piti y Enrique, en su restaurante.

En los 30 años de puertas abiertas de María "no hemos cambiado nunca la carta", admite casi con orgullo Enrique, satisfecho del resultado cosechado hasta la fecha. "Estamos muy emocionados porque es un reconocimiento a tantos años de trabajo", resalta, subrayando la buena mano de su mujer en la cocina. A él le corresponde la tarea de sala. 

No es el primer premio que recibe el restaurante. Rememora Enrique que ya en 1989 recibió el mismo galardón que ahora obtiene, aunque en aquel entonces se encontraba en Torremolinos y era su suegra quien estaba al frente del negocio. "Piti ha heredado la mano de su madre a la hora de cocinar", confiesa.

Aunque admite que, como todos en el sector de la restauración, ha habido malos momentos, asegura que se han ido superando "con constancia y esfuerzo". "No hemos cambiado nunca la carta, los platos saben igual", enfatiza, destacando que la mayor parte de sus clientes son familia. "Primero vinieron los abuelos, después los padres y ahora lo hacen los nietos", afirma con orgullo.

El éxito de María, en cualquier caso, va mucho más allá de la valoración que hagan los críticos del momento. Porque cuenta con el beneplácito indiscutible de los más exigentes cuando el plato se pone sobre la mesa: el cliente. Atendiendo a los datos recogidos por la web TripAdvisor, la valoración que recibe María es sobresaliente.

Una muestra del pescado que se ofrece en María.

Excelente valoración

Conforme a los datos objetivos recogidos en este portal, referencia en la búsqueda de oferta gastronómica, la nota media que recibe es de 4,5. De un total de 214 opiniones registradas en el portal, 109 consideran la experiencia como "excelente" y 44 como "muy buena". El contrapunto lo ponen 6 personas que califican como normal el servicio, 1 que lo tacha de malo y 6 que lo rebajan a "pésimo".

Profundizando en la impresión causada, los últimos comentarios recogidos en la web vienen a consolidar la buena imagen de María. Una impresión de este mismo mes es concluyente: "Para mi familia es el mejor restaurante de Málaga. La calidad es inmejorable, la atención inmejorable, nos sentimos como si estuviéramos en casa. Nunca me he sentido mejor y por supuesto es nuestra preferencia a la hora de comer o cenar".

Pero puede ser guía igualmente otra opinión escrita a finales del pasado mes de julio. En ella, el cliente explica que después de 32 años bajando a la capital de la Costa del Sol desde la jienense Úbeda no fue hasta ese momento cuando por vez primera escuchó a unas señoras de San Sebastián hablar de María. 

Según relata, en su conversación se mostraron satisfechas por la comida. Ese fue el elemento clave para que el vecino de Jaén decidiese reservar mesa en el ahora mejor restaurante de la provincia. Pese a que tuvo que anular aquella primera reserva, no olvidó la necesidad de acudir. Y cuando lo hizo, la conclusión fue palmaria: "Impresionante todo, todo, todo", afirmaba, destacando las fabes con almejas y perdiz, las verdiñas de bogavante y las gambas.

La recompensa ahora recibida de parte de la Academia Gastronómica de Málaga pone el foco sobre un negocio que gusta de lo tradicional. "Somos un restaurante pequeño, con capacidad para 60 personas, pero si viene más gente trataremos de darle acogida", dice conciliador y cercano quien habla como un vallisoletano acogido en Málaga.