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Política ELECCIONES GALLEGAS

El PP siempre ganó en los mismos 155 municipios en las gallegas, la mitad del total, desde 1985

Los 'populares' han sido el partido más votado al menos una vez en cada localidad gallega salvo en una, Pedrafita do Cebreiro (Lugo).

17 febrero, 2024 03:23
José Ramón Pérez Luis Casal

De los 313 municipios gallegos, el PP no conoce otra cosa que la victoria en prácticamente la mitad de ellos, 155, en las elecciones autonómicas. Es más, desde que existen datos pormenorizados por población (1985) en este tipo de convocatoria en Galicia, los populares han sido el partido más votado al menos una vez en todas las localidades de la región... salvo en una, Pedrafita do Cebreiro (Lugo).

Esta villa de poco menos de 1.000 habitantes es también el único feudo auténtico del Partido Socialista de Galicia (PSdeG), el único que siempre se ha vestido de rojo desde 1985.

Además, los socialistas sólo conocen una derrota entre las diez elecciones realizadas hasta la fecha en Fornelos de Montes (Pontevedra), Entrimo (Orense), Negreira de Muñiz (Lugo) y A Capela (Orense); también ha sido el más votado al menos una vez en 126 municipios, un récord bastante más discreto que el eterno rival. 

La diferencia entre ambos es sustancial, pero se incrementa todavía más si se pone la lupa en el BNG, históricamente el tercero en discordia pero con creciente importancia en las elecciones de este domingo.

Durante el mandato de Ana Pontón los nacionalistas han registrado sus mejores resultados electorales, aunque estos últimos seguramente los supere este domingo. 

Aun así, la distancia que los separa del PSOE es sideral. Mientras el PP ha ganado alguna vez en el 99% de los municipios y el PSdeG en el 40%... el BNG sólo lo ha conseguido en el 4%, 14 en total.

Los municipios donde más ha ganado el BNG son Corcubión (La Coruña) y Allariz (Orense), con siete ocasiones de diez incluido 2020. El dato en frío engaña un poco, ya que algunos de estos municipios han acabado desapareciendo con el paso del tiempo.

En cualquier caso, la síntesis está clara: el PP gana siempre, y gana por mucho, pero ganar no es sinónimo de gobernar. La única vez que no ha conseguido llegar al Gobierno de la Xunta fue tras las elecciones de 2005 (la de 1989 realmente no cuenta porque no lo perdió en las urnas sino en el Parlamento), lastrado por la crisis del Prestige y desbancado por el bipartito de PSOE y BNG. 

Analizar lo que ocurrió en aquellas elecciones ayuda a comprender la demografía electoral de Galicia, donde el peso del voto urbano es muy inferior al de los pueblos y donde la gran mayoría de la población vive en entornos rurales o ciudades pequeñas. De hecho, sólo existen tres núcleos urbanos (La Coruña, Vigo y Orense) que superen los 100.000 habitantes.

En las elecciones de 2005 el PP siguió conservando el apoyo de la mayoría de municipios de menos de 5.000 habitantes, pero salió derrotado en las parroquias grandes con más de 15.000 censados. El dato diferencial es que, de ellas, sólo superó a la suma de PSOE y BNG en 4 de 24 localidades de este tipo, a pesar de que la izquierda no estaba ni mucho menos en datos de récord.

De hecho, si se miran los resultados año a año, la lógica indica que el voto no suele transferirse de un bloque a otro. Dicho de otro modo, el BNG sube y baja como la marea, pero siempre a costa del voto socialista. Y viceversa.  

El año 1989 explica mucho sobre esto: fue el peor resultado de la historia del PP (ganó en 207 municipios) y el mejor del PSOE (87 municipios)... pero el presidente que acabó siendo investido fue el popular Gerardo Fernández Albor. ¿La principal razón? El éxito de los socialistas supuso el hundimiento del BNG, que sólo pudo arañar tres escaños, y los malos resultados del PP se debieron a que compartía electorado con Coalición Galega.

Por tanto, si tenemos esto en mente, el análisis correcto debería ser observar el Parlamento gallego no como un espacio de pugna entre tres partidos (circunstancialmente alguno más, como ocurrió con En Marea o Ciudadanos) sino entre dos bloques.

Para mayor claridad de los gráficos, el bloque de la izquierda está formado por el PSdeG-PSOE, BNG (ambos desde 1985 hasta la actualidad), Galicia En Común (2020), En Marea (2016), Alternativa Galega de Esquerda (2011) y Esquerda Galega (1985 y 1989). A su vez, el de la derecha incluye al PP (1985 a la actualidad, a pesar del cambio de nombre), Ciudadanos (2016 y 2020), Vox (2020) y Coalición Galega (1985 y 1989). 

Visto así, el bloque de la derecha ha vencido en todas las elecciones autonómicas desde 1985 en 122 municipios, mientras que el de la izquierda no ha logrado el pleno en ninguno. Ha ganado nueve veces, eso sí, en 14 municipios.

A pesar de ello, la comparación a veces también tiene truco. En el año 2009, durante la primera mayoría absoluta de Feijóo y el derrocamiento del bipartito, el PP fue la fuerza más votada con 789.427 votos. Sin embargo, la suma de PSdeG y BNG llegó a los 795.200 votos, 5.773 más que Feijóo. La concentración de votos fue determinante para devolver el Gobierno a la derecha.

A pesar de la concentración y de que ningún partido dispute realmente el espacio del PP como partido-eje de la derecha, tampoco es menos cierto que los últimos restos en las cuatro provincias gallegas pueden propiciar una mayoría parlamentaria de izquierdas. Es difícil pero posible.

La clave del 18-F, atendiendo a estos datos, depende de dos factores: por un lado, de la concentración del voto útil en torno al BNG; y por otro, del volumen de los votos basura de Sumar y Democracia Ourensana, ambos al borde del umbral del 5% pero amenazando con arrebatar a cada bloque el último escaño en cada circunscripción.