Pere Aragonés interviene en el Senado ante los presidentes autonómicos del PP.

Pere Aragonés interviene en el Senado ante los presidentes autonómicos del PP. Jesús Hellín Europa Press

Política DEBATE EN EL SENADO

El PP golea en el Senado al PSOE por incomparecencia mientras Moncloa celebra las renuncias de Aragonès

Moncloa cree que el presidente de la Generalitat solemniza su renuncia a la unilateralidad al hablar de referéndum pactado.

20 octubre, 2023 02:56

En política funciona el miedo al vacío y si una parte no llena los huecos a los que tiene acceso son otros los que terminan haciéndolo con sus propios mensajes. El Gobierno de Pedro Sánchez lleva desde el 24 de julio haciendo eso con sus negociaciones con independentistas para la investidura, especialmente, sobre la amnistía y son otros los que llenan el hueco de la conversación pública con sus mensajes.

Este jueves Moncloa lo ha vuelto a hacer en el Senado: sus tres presidentes autonómicos, el propio Gobierno y los portavoces habituales del PSOE en la Cámara no han intervenido en el debate planteado por el PP en la Comisión de Comunidades Autónomas sobre la amnistía.

Únicamente intervino el senador andaluz Juan Espadas para asegurar que el debate era un “ataque preventivo” y que el PP "instrumentaliza" el Senado porque con su mayoría fija el orden del día y la agenda de la Cámara. Es decir, lo que hacen todos los partidos cuando tienen mayoría en la Mesa: plantear debates que les favorecen.

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El único socialista que intervino en seis horas de debate no mencionó la palabra "amnistía".

El hueco dejado ayer por Moncloa en el Senado lo llenaron Pere Aragonès, president de la Generalitat, y los catorce presidentes autonómicos del PP.

El primero lo llenó dejando claro cuáles son las exigencias de ERC y Junts a Sánchez para apoyar su investidura: una amnistía y un referéndum de autodeterminación.

Fuentes de Moncloa explican fuera de micrófono que estas palabras de Aragonès no son negativas porque suponen solemnizar que sólo habrá referéndum si es pactado, es decir, una especie de renuncia implícita a la unilateralidad. Es decir, lo que explica el Gobierno sobre su intento de desviar a una mesa de diálogo que dure toda la legislatura la petición de referéndum.

No escucharon al senador de Junts Josep Lluís Cleries explicar literalmente desde la tribuna del Senado que nunca renunciarán a la unilateralidad.

Y el PP llenó el hueco en la agenda política durante todo el día con una catarata de duras críticas a la amnistía que negocia Sánchez con los independentistas y sobre la que aún no hay pronunciamiento detallado oficial por parte del líder socialista.

"Sánchez subasta España. Si esta indignidad triunfa pronto no habrá españoles", dijo Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid.

"Ningún territorio es más que otro porque ningún español es más importante que otro", aseguró el andaluz, Juanma Moreno.

"Lo que nos mantiene unidos es la solidaridad, el egoísmo no puede ser fuerza motriz", manifestó el presidente gallego, Alfonso Rueda.

"Nos nos conformamos con las migajas del banquete catalán", aseguró desde la tribuna el presidente valenciano, Carlos Mazón.

Euforia en el PP

Uno tras otro, los presidentes autonómicos del PP arremetieron contra el futuro pacto, con mensajes que tendrán eco en cada una de sus comunidades, a través de los medios regionales y para los que no hubo contraposición por parte del PSOE y el Gobierno.

Por eso había ayer euforia en el PP. Eran conscientes de haber goleado a los socialistas, aunque fuera por incomparecencia. 

Ese vacío que llenan otros cada día es cuestionado por miembros del Gobierno y dirigentes socialistas que cuestionan el silencio y la forma en la que la lluvia fina de la crítica a la amnistía va calando. Y Moncloa explica que “revelar su juego” arruinaría el plan b en caso de que no haya acuerdo, es decir, que si hay que ir a elecciones el 14 de enero no quieren ir con la rémora de una propuesta concreta de amnistía sobre la mesa.

Los populares quieren utilizar su aplastante poder autonómico y su mayoría en el Senado para intentar contrapesar el poder de Sánchez en el Congreso y, por tanto, en la Moncloa. La sesión de ayer sirvió para ratificar que el PP quiere que la Cámara Alta sea una especie de aldea gala desde la que hacer oposición al Gobierno.

Lo harán ralentizando leyes que proceda del Congreso, provocando debates incómodos para el PSOE e incluso con creación de comisiones de investigación sobre asuntos que afecten al Ejecutivo.

El Gobierno lo llama “instrumentalizar” el Senado y, a su vez, se prepara para hacer frente a esta institución. Esta vez lo ha hecho con el desdén