Las ministras portavoz, Isabel Rodríguez; de Transportes, Raquel Sánchez; y de Derechos Sociales, Ione Belarra, este martes a la salida del Consejo de Ministros, en el Palacio de la Moncloa.

Las ministras portavoz, Isabel Rodríguez; de Transportes, Raquel Sánchez; y de Derechos Sociales, Ione Belarra, este martes a la salida del Consejo de Ministros, en el Palacio de la Moncloa. EFE

Política GOBIERNO

El PSOE y sus socios utilizan ahora una fórmula sin validez jurídica para reparar la ley del 'sí es sí'

Las leyes exprés se vuelven contra Sánchez: 'sí es sí,' malversación... dividen al PSOE. La Ley Trans se queda sin las garantias que queria introducir.

14 diciembre, 2022 03:34

“Con el transcurso del tiempo este estrafalario pleito se ha complicado de tal modo que nadie en el mundo conoce ya su verdadera causa”, asegura Charles Dickens en La casa lúgubre a propósito de un interminable y enrevesado proceso judicial.

Algo parecido le está pasando estos días al Gobierno con la tramitación de leyes sobre las que va colgando enmiendas que nada tienen que ver con el asunto inicial, que a su vez modifican otras normas y que cada una de ellas le abre un problema jurídico y, sobre todo, político.

A Moncloa se le están atragantando sus propias leyes. 

Lo que va haciendo le desgasta ante los ciudadanos y abre grietas dentro de su partido, entre dirigentes desorientados, barones regionales que como Emiliano García Page ven peligrar sus opciones en las elecciones municipales y autonómicas de mayo.

[Page estalla: "Soy muy contrario a la decisión del Gobierno con ERC, que no nos tomen por tontos"]

Todo ello marcado por declaraciones en las que el presidente del Gobierno y sus ministros aseguran que no se va a hacer alguna reforma legal y se termina haciendo tras meses de negación y, sobre todo, por la precipitación y los trámites ultrarrápidos para normas que afectan al nervio del funcionamiento democrático.

Por ejemplo, la reforma del Código Penal que nació de una proposición de ley para modificar el delito de sedición se tramitará en comisión y Pleno en sólo una semana. No ha tenido informes preceptivos para asegurar que no haya agujeros negros en su aplicación.

Además, sobre la percha de la sedición se cuelga la reforma de la malversación que reduce las penas para esos delitos, crea un tipo sin pena de prisión y otro nuevo sobre enriquecimiento ilícito que carece de las garantías de debate y estudio necesario.

En el último momento, además, el Gobierno ha colgado un intento de acabar con los efectos perversos de la llamada ley del sólo sí es sí. El problema es que lo ha hecho en la "exposición de motivos" que, como ha establecido reiteradamente el Tribunal Constitucional, no tiene valor normativo.

Esa disposición pretende modificar la retroactividad favorable al reo previsto en la Constitución.

Hasta el propio portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, ha descrito esa enmienda como “un toque de atención a los jueces”.

Hace unas semanas, el Gobierno ya se enfrentó al embrollo provocado por la entrada en vigor de la “ley del sólo sí es sí” y que ha provocado más de cincuenta revisiones de condenas para convictos por delitos sexuales.

La catarata de revisiones no cesa y el Gobierno lo dejó en manos del Tribunal Supremo, pero esta institución ya dejó claro que no fijaría una posición concreta, sino que vería caso a caso. Una parte del Gobierno dijo que no se cambaría la ley para salir del lío, pero ahora se improvisa esta enmienda en la exposición de motivos.

Sobre esa reforma del Código Penal se cuelga también una reforma en profundidad del sistema de elección de los magistrados del Tribunal Constitucional por parte del Consejo General del Poder Judicial. Es decir, se afecta a dos de las principales leyes de la Democracia, sin informes, a toda prisa y a través de una norma referida a otro asunto.

Esa forma de legislar ha sido reiteradamente rechazada por el Tribunal Constitucional y los propios letrados del Congreso han dicho que es ilegal hacerlo de esa manera. Pero la mayoría de la Comisión de Justicia ha hecho caso omiso de su informe.

La otra ley embrollada es la llamada Ley Trans. Esta norma también se tramita con urgencia y rechazando la comparecencia de expertos.

El PSOE presentó enmiendas para, según sus propias palabras, “dar garantías” al texto que salió del Consejo de Ministros. Sin embargo, Unidas Podemos y el resto de socios parlamentarios han rechazado estas enmiendas por lo que no se han podido incluir esas garantías.

Es decir, que si el PSOE decía abiertamente que presentaba enmiendas para dar garantías a la Ley Trans y si esas enmiendas han caído en el trámite, es de suponer que el PSOE piensa que a la ley resultante le faltan garantías.

La norma ha provocado también una grieta enorme con feministas socialistas que cuestionan lo que llaman la "invisibilización de las mujeres". Esta brecha no se ha cerrado y, de hecho, algunas de las críticas del PSOE muestran su malestar al entender que el Gobierno presentó las enmiendas para pacificar, pero sabiendo que no saldrían. Se sieten engañadas.

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Ese vértigo legislativo sin precedentes se prolongará hasta la próxima semana, a falta de que además vayan luego al Senado. Se trata de dar pedales para mantener la bicicleta de pie y que siga en marcha.

Fuentes del PSOE y el Gobierno ven en la ausencia de una vicepresidencia política con capacidad para coordinar la acción legislativa del Ejecutivo la causa de estos problemas.

Quedan aún por resolverse normas atascadas en el Congreso por discrepancias entre los socios del bloque de investidura, como la denominada Ley Mordaza, atascada desde hace cuatro años; la Ley de Vivienda o la de Protección animal, sobre la que PSOE y Unidas Podemos no cierran un acuerdo, aunque se aprobó también en Consejo de Ministros.