La reciente tragedia causada por la DANA en la Comunidad Valenciana ha dejado un profundo dolor en el corazón de España. Con más de 200 víctimas mortales, nos enfrentamos al mayor desastre natural de las últimas décadas y, una de las mayores catástrofes ocurridas en la región. En este tiempo de luto y la devastación es momento de unidad, reflexión y esperanza.

Más diálogo, menos crispación

Vivimos tiempos de polarización y confrontación en el discurso público, que lo único que hacen es agravar la desconfianza en nuestras instituciones y dificultan la solución de los problemas. Ante el caos generado por bulos, teorías conspirativas y acusaciones infundadas, es imprescindible un mensaje claro: no hay colores políticos cuando se trata de salvar vidas y reconstruir comunidades.

La emergencia nos recuerda la necesidad de un diálogo amable y constructivo, de trabajar juntos para enfrentar no solo esta tragedia, sino las muchas que, previsiblemente, el cambio climático traerá consigo. La confrontación y la intoxicación no son el camino; lo son el consenso y la colaboración efectiva.

Fallos estructurales y una necesidad urgente de regulación

El impacto devastador de la DANA ha dejado al descubierto fallos multiorgánicos en la respuesta del Estado. Desde la tardanza en emitir alertas efectivas hasta la falta de coordinación de recursos, queda claro que necesitamos una reforma integral de nuestro sistema de emergencias.

La legislación autonómica de la Comunidad Valenciana prevé la declaración de "emergencia catastrófica" en situaciones de especial gravedad. Sin embargo, esta medida, que habría otorgado al presidente de la Generalitat valenciana el mando único de la emergencia, no se adoptó. Tanto el gobierno autonómico como el central han optado por colaborar bajo el marco de la legislación actual, pero este modelo ha demostrado ser insuficiente en una tragedia de esta magnitud.

La eliminación en 2023 de la Unidad Valenciana de Emergencias (UVE), creada por el gobierno anterior para reforzar la respuesta ante catástrofes, plantea interrogantes sobre las prioridades políticas y la capacidad de anticipación. Más allá de los ahorros económicos que justificaron su desmantelamiento, el desastre deja claro que cualquier gasto en preparación y prevención es, en última instancia, una inversión vital.

Un punto de inflexión político

La tragedia marca un punto de inflexión. Es el momento de exigir que, a nivel político, se priorice la coordinación y la planificación efectiva frente a emergencias climáticas. La activación de alertas tempranas, la formación de equipos especializados y el refuerzo de estructuras como la Unidad Militar de Emergencias (UME) son cuestiones inaplazables.

La colaboración entre administraciones es esencial para la correcta gestión de catástrofes, como también es la transparencia. La ciudadanía merece saber por qué las decisiones tomadas no evitaron el nivel de sufrimiento al que hemos llegado. Solo con claridad y voluntad de mejora y asumir errores podremos aprender de los errores para no repetirlos.

Esperanza en la reconstrucción

Pese a la magnitud de la tragedia, hay motivos para la esperanza. Los valencianos han demostrado una solidaridad ejemplar, ayudándose unos a otros en los momentos más difíciles. Las fuerzas de emergencia, tanto autonómicas, nacionales e internacionales, han trabajado sin descanso para llegar a todas las zonas afectadas.

Esta tragedia debe unirnos como sociedad, no dividirnos. Es el momento de fortalecer nuestras instituciones, de construir puentes entre administraciones, dejar atrás los colores de partidos políticos y de mirar al futuro con la determinación de estar mejor preparados.

Como país, tenemos la gran capacidad de aprender y avanzar. Que este desastre sea un recordatorio de que la vida de las personas están por encima de cualquier diferencia política.

España es mucho más fuerte cuando trabaja unida. La DANA nos ha golpeado duramente, pero también nos ha recordado que la solidaridad, la empatía y el esfuerzo común son las herramientas más poderosas para salir adelante.

*** Valentina Yane Gauffin es presidenta de Women in a Legal World Young.