Los dos grandes problemas de España hoy son la crisis económica y el independentismo. Pues bien, el programa que el PSOE ha presentado esta semana, un documento de más de 250 páginas, los obvia, con el argumento de que ya anunciará más adelante sus propuestas fiscales y de modelo de Estado. El misterio de qué pretende hacer Pedro Sánchez en materia impositiva se desvelará este jueves. Para conocer qué tipo de España propone aún no hay fecha.

El programa socialista incluye algún señuelo erróneo, como el de suprimir la asignatura de Religión incluso en los colegios privados, una iniciativa que implicaría cambiar la Constitución y revisar los acuerdos firmados entre España y El Vaticano. La propuesta responde más a un intento para arrebatarle a Podemos apoyos en la izquierda que a una demanda real de la sociedad.

Es en materia educativa y de lucha contra la corrupción donde más afinan los socialistas. Apuestan por implantar la educación gratuita entre los cero y los tres años, bajar el precio de las matrículas universitarias, ampliar las plazas de Formación Profesional y, lo que parece muy interesante, hacer un MIR para profesores, con el objetivo de garantizar una mayor preparación de los docentes.

Mucho menos ambicioso resulta el programa en materia cultural: no concreta la rebaja del IVA y tampoco especifica qué hará con el canon digital.

Por lo que se refiere a regeneración democrática, el PSOE se compromete a destituir a cualquier cargo que haya sido imputado en el momento en el que se le abra el juicio oral. Propone crear un gran departamento Anticorrupción en el que se coordinen la Fiscalía, la Agencia Tributaria y la oficina de Conflictos de Intereses con el objetivo de supervisar todo el sector público. Anuncia también que regulará la figura del informante, para proteger a las personas que revelen secretos que permitan poner al descubierto casos de corrupción.

El documento plantea que se implanten las primarias en todos los partidos para la elección de los candidatos a presidir los gobiernos autonómicos y el Gobierno de España -algo conveniente pero no exigible- y a prohibir los indultos de políticos corruptos. Todo un avance del partido del escándalo de los ERE. También propone que los electores puedan tachar a una parte de los miembros de las listas que presenten los partidos. Más controvertida es la apuesta que hace por las listas cremallera, que obligarían a que en las instituciones hubiera el mismo número de hombres que de mujeres.

Otra de las medidas que generará debate es la de abolir la prostitución, lo que supondría multar a los clientes de las prostitutas y prohibir los anuncios de sexo. Aunque es comprensible el intento de regular un ámbito en el que la explotación y el tráfico de seres humanos están a la orden del día, es muy difícil justificar la idea de regular a esos extremos sin conculcar libertades personales.

El programa electoral socialista combina así luces y sombras, aunque se le juzgará sobre todo por lo que aún no desvela: sus propuestas en materia económica y la concreción de su idea federal de España.