Uno de los grandes desencuentros de Emiliano García-Page con Pedro Sánchez fue provocado por el indulto a los separatistas condenados por el Procés. El presidente de Castilla-La Mancha fue el barón socialista que se opuso con más intensidad y más abiertamente a la concesión del indulto por parte del Gobierno que preside Sánchez, calificando la medida como "uno de los graves errores de la democracia", y además "estéril" para encauzar la deriva del independentismo catalán.

Entre otras cosas, Page no entendía que se les indultara sin que los beneficiados hubieran dado ni la más mínima muestra de arrepentimiento. Todo lo contrario: "Lo más grave de todo es que los afectados, aquellos que pervirtieron a sabiendas y a conciencia el orden constitucional, insisten en que volverían a hacerlo, en reincidir", avisaba el también secretario general del PSOE-CLM. El día anterior a la aprobación del indulto Page apareció ante los periodistas con una mano vendada por un accidente doméstico y pronunció una frase lapidaria: "Mañana lo que menos me va a doler, al menos a mí, es la mano. Me dolerá casi todo lo demás".

Las palabras de Page no sirvieron para nada, pero tenía razón. Lo ha reconocido el propio gobierno de Pedro Sánchez en un expediente secreto que redactó el entonces ministro de Justicia, Juan Carlos Campo. El documento ha sido publicado este fin de semana por el diario digital El Debate y viene a reconocer que los indultos fueron poco menos que un error, pero que hubo que concederlos en nombre de la ciudadanía.

Según el escrito, "ni el arrepentimiento ni la aceptación del indulto son requisitos para su concesión, máxime en un supuesto como este, en el que se propone su concesión por razones de utilidad pública". Es decir, el criterio para justificar el indulto no se basaba en argumentos de derecho o justicia sino en cuestiones meramente políticas: "Se configura como una decisión estrictamente política y que sigue la lógica de la política, que es satisfacer necesidades públicas. Por consiguiente, su justificación y su finalidad están por encima de intereses, razones y criterios individuales".

Reconocía el exministro que la sociedad no veía bien el perdón gubernamental a los condenados del Procés, pero había que hacerlo para favorecer el diálogo con los independentistas. Todo por "el bien común de España", aunque como decía Page el indulto sería "estéril" para reconducir el problema catalán, como así ha sido.