Que los políticos no son gente de palabra es cosa sabida y en absoluto un dechado de sinceridad. Sus discursos están generalmente repletos de una palabrería esperanzadora que parece proyectarse en sentido contrario a la realidad que vivimos, en este caso en Castilla-La Mancha. Frases amables, optimistas, de objetivos cumplidos y superados que nos predican cada día desde el pulpito institucional, para más tarde darnos de bruces cuando nos enteramos de la realidad, siempre tozuda, de esta tierra a través de otros indicadores.

Esta misma semana hemos conocido dos informes independientes que demuestran las carencias de Castilla-La Mancha, que siguen siendo significativas. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) sitúa a nuestra región como la cuarta comunidad autónoma, tras Murcia, Comunidad Valenciana y Cataluña, con mayor déficit previsto al cierre de este año, el 0,3 % del PIB y empeorando la estimación del informe anterior. La AIReF aprecia igualmente riesgo de incumplimiento de la regla de gasto en la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha para 2024, lo que implicaría quebrar la regla de gasto nacional y comprometer el desempeño de la recomendación específica de país para este año. Otro dossier redactado por Informe Económico -una firma de servicios profesionales que colabora con organizaciones empresariales y asociaciones de ámbito económico del país- bajo el título "Déficit y deuda de las comunidades autónomas: elevadas disparidades", posiciona a Castilla-La Mancha, tras la Comunidad Valenciana (42,2%) con el mayor nivel de endeudamiento del país en términos del PIB regional, el 31,9 % y 16.156 millones de euros.

Otros indicadores tampoco concitan al optimismo. El PIB per cápita, -un buen indicador de la calidad de vida de los ciudadanos-, en Castilla-La Mancha fue en 2022 de 22.574 euros, frente a los 30.320 euros de media en España. Igualmente, si acudimos a la EPA para comprobar las cifras de desempleo en Castilla-La Mancha, vemos que tiene un porcentaje de paro del 12,5 % de la población activa, una tasa superior a la nacional y en la décimo tercera posición en el ranking, de menor a mayor, de paro de las comunidades autónomas al término del pasado año.

Hablar por hablar no debería ser una opción para un político. Los castellano-manchegos compartimos generalmente los mayores deseos de acierto de nuestros políticos, apoyándolos para situar a la región en el marco de desarrollo, competitividad y prosperidad que merece. Mas la decepción cunde entre la ciudadanía, supongo igualmente que entre los lenguaraces, cuando sabemos la realidad de esta tierra por otras vertientes, y el talento, eficacia y buenos deseos de nuestros gobernantes se ven frustrados a la vista de los datos que vamos conociendo.