Una excelente película de Alejandro Amenábar sobre Cervantes cautivo ha reverdecido la actualidad que siempre acompañó en la República de las Letras al autor de El Quijote. En medio de polémicas y debates desiguales. Alfredo Alvar publica una biografía de Cervantes que desbarata las elucubraciones imaginativas. Desde el rigor científico y la documentación precisa, desvela al lector la imagen real del Cervantes verdadero.

El extenso trabajo clásico de Luis Astrana Marín, demasiado novelesco e imaginativo, aunque no desdeñable, queda cuestionado en la monografía científica de Alfredo Alvar. Con una construcción literaria impecable y una escritura de contenida belleza, Alvar, intelectual cubierto de prestigio, radiografía a un Cervantes cotidiano, lejano al que Don Juan de Austria elogió por su eficacia marinera en la batalla de Lepanto, premiándole con un aumento de su paga en cuatro ducados.

A través del “relato del cautivo”, se alude en El Quijote a la vida en las prisiones de Argel y a las crueldades que allí se ejercían, de las que solo se libró un soldado español, llamado “tal de Saavedra”.

Existen, en fin, según asegura Alfredo Alvar, tantos Cervantes como lectores de Cervantes ha habido. Por eso el autor de esta espléndida biografía edifica la vida cervantina sobre una documentación científica inapelable. 327 son los documentos que el libro exhibe, empezando por la partida de nacimiento de 9 de octubre de 1547 en Alcalá de Henares, así como por el informe de la limpieza de sangre del escritor en 1569 cuando estuvo en Roma. En los documentos 16 y 18 se certifican pagos de 10 escudos al escritor y, ordenado por Juan de Austria, otros 30.

Alfredo Alvar sintetiza en varios documentos los esfuerzos económicos de la familia de Cervantes con el fin de reunir el dinero suficiente para pagar el rescate que por Miguel y su hermano Rodrigo exigían los secuestradores del bajá argelino. Leonor de Cortinas estuvo especialmente activa hasta proporcionar la cantidad que exigían a fray Juan Gil y fray Antón por el rescate. Un año después, en 1580, un documento indispensable resume la información sobre la vida que Miguel de Cervantes llevó en Argel.

El autor de esta espléndida biografía edifica la vida cervantina sobre una documentación científica inapelable. 327 son los documentos que el libro exhibe

Resulta que el autor de El Quijote dedicó parte sustancial de su vida y actividad al comercio del trigo, la cebada, los garbanzos y el aceite, tal y como queda aclarado en varias docenas de los documentos que recoge Alfredo Alvar. El escritor fue hábil negociante, comerciante lúcido y trabajador incansable.

Como su actividad resultó controvertida, Cervantes anunció en el documento 150 “que va a presentar una lista con el trigo que se le ha entregado vecino a vecino para que cesen los bulos contra su persona”. En una cédula real, Felipe II da instrucciones al escritor “sobre cómo poner orden en los cobros”.

Aparte las licencias para imprimir libros que la Corona concedió a Cervantes, resultan especialmente interesantes los documentos que recogen las órdenes del escritor para que se enviaran 44 ejemplares de El Quijote en el navío Nuestra Señora del Rosario (Sevilla, 16 marzo 1605); 105 en el Espíritu Santo (Sevilla, abril 1605); 5 en un navío de nombre desconocido; 4 en el San Pedro (Sevilla, 21 abril 1605); 9 el 14 de abril de 1605 en otro barco de nombre desconocido; 160 en el Espíritu Santo (Sevilla, 9 julio 1605); 2 ejemplares en el Nuestra Señora la Antigua (Sevilla, julio 1605); 3 ejemplares en la nave Nuestra Señora del Rosario; y 20 ejemplares en el Santa María (Sevilla, 13 julio 1605).

Estas cifras de ejemplares de El Quijote enviados a las Indias, es decir, a Hispanoamérica, harán meditar sin duda a los editores del siglo XXI.

El documento 321 registra el certificado parroquial de la muerte de Cervantes el 23 de abril de 1616 en Madrid.

Manuel Alvar fue un excelente director de la Real Academia Española. Vivió rodeado de un prestigio intelectual que se ganó a pulso por su rigor, su seriedad, su exigencia literaria, su indiscutida independencia. Mantuve con él largas conversaciones y estoy seguro de que no fruncirá el ceño al leer el Cervantes de su hijo Alfredo, sino que se sentirá especialmente orgulloso del extraordinario trabajo que La Esfera de los Libros ha publicado.