Juan F. Rivero. Foto: Enrique Fuenteblanca.

Juan F. Rivero. Foto: Enrique Fuenteblanca.

Poesía

'Raíz dulce', la elegía anómala y espléndida de Juan F. Rivero

Como ya demostró en 'Carátula' (2016), su primer libro, la escritura de Rivero es una fusión de tradiciones diferentes en un todo armónico.

18 mayo, 2024 02:11

En la nota previa a Raíz dulce se informa que “la persona a la que se dirigen los poemas de este libro ya no vive” y se dan unos pocos datos de la muerta, a la que se nombrará como “N”. Estamos, pues, ante una elegía, el canto de una pérdida, e “Historia de la pérdida” es además el título de los poemas que anteceden a los de Raíz dulce.

Raíz dulce 

Juan F. Rivero

Candaya, 2024. 171 páginas. 16€ 

Con todo, como dice Paul Celan en una de las citas que se insertan en el libro, “Toda poesía es antibiográfica”, y el lector puede preguntarse si se habla de algo real o imaginario, o en qué medida de lo uno y de lo otro. No es eso lo decisivo, sino el que la escritura de Juan F. Rivero (Sevilla, 1991) es espléndida, como ya demostró en Carátula (2016), su primer libro, reeditado como Carátula seguido de Coherencia del paisaje (2019), y en Las hogueras azules (2020).

En la nota final, Rivero se refiere a este libro como “anómalo y complejo” y tiene toda la razón, bien que ha de añadirse, como he dicho, espléndido. Una de las anomalías, por utilizar el término del poeta, reside en que N. habría enfermado de cáncer y fallecido en 2025, pero hay poemas fechados entre 2026 y 2031, de manera que en el ahora de la publicación y la lectura, el acontecimiento central y otros más estarían por suceder.

Tiempo dislocado por la ficción—pero ficcional no equivale a falso—, un tiempo sometido a una extraña medida: “No hay más que un gran segundo desde el Paleolítico a ti” es frase que se repite, como se repiten otras más a lo largo del libro otorgando unidad al conjunto.

Si no anomalía, sí poco común es la alternancia de verso y prosa, como ya sucedía en otros de los libros anteriores de Rivero, y sobre todo porque es una prosa eminentemente narrativa que sirve para dar cuenta de la vida de un grupo de adolescentes en un pueblo andaluz, chicos y chicas "lanzados al mundo real, a sus juegos de amor, de arrogancia y de drogas", el suicidio de uno de ellos, el paso a la edad adulta con la añoranza por el tiempo pasado “cuando en la vida todo se asemeje al pecio de un naufragio, cuando existir se convierta en un sinónimo de soportar”.

Rivero se refiere a este libro como “anómalo y complejo” y tiene razón, bien que ha de añadirse espléndido.

El desencadenante de rememorar aquellos años de vida feliz será la muerte de N., que traerá la necesidad de retener los recuerdos, de salvarlos de la posibilidad de que los borre el olvido, como si la memoria pudiera llegar a tener el poder de la resurrección del pasado y hacerlo presente y, si no es así, para eso está la palabra.

Lo dirá desde el poema inicial: ella está “ya entregada a la muerte, igual que todo, / pero naciente y viva”. Viva en la palabra y en la muerte, claro, elegía, pues, Raíz dulce, y la voz rehuirá el dramatismo: “¿Sabes? / Me parece que somos / demasiado solemnes / al llorar a los muertos”.

El tiempo trastrocado no es lo único que ha de leerse en un estado de crisis: que se hable en los textos reiteradamente a Juan no debe llevar a la identificación con el poeta, recuérdense las palabras citadas de Celan. Y, hablando de citas, no son pocas las que se insertan aquí, citas de poetas orientales —Rivero junto a Teresa Herrero publicaron en 2020 La semilla y el corazón, antología de la poesía japonesa— y occidentales, T. S. Eliot, Francisca Aguirre, etc., de las que en apéndice se da la referencia con rigor filológico.

Y es que en la escritura de Rivero se da una fusión de tradiciones diferentes en un todo armónico. Un inteligente epílogo de Chus Pato completa Raíz dulce, un libro “anómalo” si se quiere, pero en el mejor de los sentidos, el de la excelencia.