Image: (Psi) o el jardín de las delicias

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Poesía

(Psi) o el jardín de las delicias

Clara Janés

5 septiembre, 2014 02:00

Clara Janés. Foto: Bernabé Cordón

Editorial Everest. León, 2014. 72 páginas. 9,95 euros

La lista de libros publicados por Clara Janés (Barcelona, 1940) comprende una treintena de obras poéticas, además de cuentos, novelas, biografías, ensayos. Asimismo destacan sus traducciones, en especial las de los textos de Vladimir Holan, y el trabajo de directora de la colección Poesía del Oriente y del Mediterráneo.

Después de tan larga andadura, en (Psi) o el jardín de las delicias la autora entabla diálogo con las ciencias modernas. (Psi), vigésima tercera letra del alfabeto griego, representa la actividad mental o el alma, pero también define la función de onda en la mecánica cuántica. Esta manera de ensamblar literatura y nociones científicas conecta con las piezas de teatro más recientes de Armand Gatti.

La obra, galardonada con el Premio Universidad de León, está dividida en cinco secciones (Pasión, Conocimiento, Alegría, Incipit, Coda) y, según ha aclarado Janés, surgió de la respuesta a los versos de Ida Vitale citados al comienzo del libro: "es inútil amar / lo que ignora". Disconforme con dicha sentencia, la poeta española defiende que la experiencia amorosa nos ennoblece incluso cuando el ser amado es inconsciente de los sentimientos que suscita. Una grata sorpresa: creados en el curso de cuatro días y medio de escritura apasionada, los poemas de réplica a Vitale comunican serenidad. En ellos se menciona a Niels Bohr, Johannes Kepler, Galileo Galilei, Nicolás de Cusa, etc. Einstein es retratado como "cazador de altura". Y, para demostrar que el conocimiento es una clase de paraíso, se relaciona el amor con la cámara de niebla de Charles Wilson, la teoría de la sombra de Leonardo da Vinci ("el perro negro se fundió / para que despertaras desconcertado / y me lamieras"), la constante de Max Planck, los teoremas de incompletitud de Kurt Gödel. La unión de poesía y ciencia es particularmente acertada en las alusiones al principio de incertidumbre de Werner Heisenberg: "No miro nada / porque soy sólo algas / que buscan recubrirte".

El poemario acoge con igual esmero a pintores (Magritte, Botticelli), un cineasta (Tarr), escritores (Ovidio, Goethe, Nietzsche, T.S. Eliot). La densidad filosófica y las dificultades de la física cuántica no derivan en un libro destinado a especialistas. Antes al contrario, Clara Janés se expresa con sencillez y así alcanza la belleza. Con deseo de facilitarnos la comprensión, dedica las tres páginas finales a explicar el nexo entre sus poemas y las teorías científicas.