Image: Antología poética

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Poesía

Antología poética

Marià Manent

9 mayo, 2014 02:00

Edición de José Muñoz Millares. Fund. Ortega Muñoz. Badajoz, 2014. 80 páginas, 12 euros

Bastan los 25 poemas que se reúnen y traducen aquí para dar idea de la altura poética de Marià Manent (Barcelona, 1898-1989). Con tan sólo cuatro libros de poesía publicados -o cinco, contando el inacabado El cant amagadís que se incluyó en Poesia completa-, su obra literaria incluye varios libros de crítica, numerosísimas traducciones y sus muy celebrados dietarios. Siendo todo ello de interés, hay que destacar su labor de traductor, que él entendía como una forma más de creación: Blake, Coleridge, Shelley, Keats, Emily Dickinson, Dylan Thomas y a quien tenía por un poeta maravilloso, W. B. Yeats. Pero tradujo también a Kipling, el Peter Pan de Barrie o la Alicia de Carroll. Participó activamente en la vida literaria y dirigió con J, V. Foix Revista de poesia y participó en Quaderns de poesia, todo antes de la guerra española.

Manent es, como poeta, el autor de poemas que no necesitan grandes acontecimientos para romper a hablar, sino que parten del contacto con la naturaleza, de ahí que el mundo vegetal y algunos animales sean menciones recurrentes en sus versos. Los tilos en flor, el canto de las alondras son motivos suficientes para provocar a la palabra que ha de dar cuenta de la belleza que casi cualquier cosa ofrece, claro que a quien sabe mirarla. Y Manent lo supo. Convencido de la existencia de un íntima comunión entre todas las cosas, las figuras parecen lenguaje directo y se dice con toda naturalidad que "con plumas de ángel el almendro venía", o se suceden las personificaciones y "nos mira el membrillero" o "La noche suave/ nos vigila y nos piensa". Dicho con sus propias palabras, todo se une en "una armonía de amor y claridad", incluso los opuestos: "se parece al silencio de la muerte/ este tibio silencio de la vida". Siempre con un lenguaje claro y versos rítmicos, asoma a momentos la melancolía y un cierto tono elegíaco.

José Muñoz Millanes, que ya preparó la edición en español de Dietario disperso, traduce los poemas trasladando los valores del original y escribe un prólogo preciso. Que basta este puñado de poemas para gozar y calibrar el pulso poético de Manent comienza diciendo, pero no es menos cierto que abren el deseo de prolongar ese disfrute.