Image: El sentido primero de la palabra poética

Image: El sentido primero de la palabra poética

Poesía

El sentido primero de la palabra poética

Antonio Colinas

13 marzo, 2008 01:00

Antonio Colinas

Siruela. Madrid, 2008. 372 páginas, 25 euros

Casi al cumplirse veinte años de su publicación, se reedita ahora este libro, muy ampliado, que, si resulta imprescindible para quienes estén interesados en la obra y el pensamiento de Antonio Colinas y, por extensión, en el pensamiento poético contemporáneo, su interés no queda circunscrito ahí, sino que alcanza al ámbito del pensamiento sin más. O pensamiento poético, pues una de las cuestiones que recorren los trabajos de El sentido primero de la palabra poética es precisamente la que aborda cómo lo poético no está desligado del pensar, del conocimiento, sino que la palabra poética, cuando se da, da también curso al pensamiento. Es esta confrontación entre la poesía como comunicación o como conocimiento asunto controvertido y Colinas -ya queda dicho- participa de lo segundo y tal posición viene a coincidir no sólo con la de algunos de los poetas mayores contemporáneos -a algunos de los cuales presta atención en este libro-, sino con la ideología de los momentos más brillantes de la historia de Occidente, pero también, más allá de ese espacio, con el pensamiento oriental, en particular con el taoísmo. Así, los trabajos aquí reunidos, escritos en diferentes fechas y respondiendo a diversas circunstancias, no muestran ninguna dispersión. De hecho, esta segunda edición resulta más coherente que la primera, tanto por los textos que aumentan el libro -varios sobre María Zambrano, el dedicado a Leopardi, etc.-, como por la eliminación de los que trataban de D’Annunzio, lo "novísimo" o "Contra el dogmatismo de los géneros", que, sin dejar de tener sus valores, supondrían cierta distorsión del conjunto.

Antonio Colinas (La Bañeza, León, 1946) es, sobre todo, un poeta y, para decirlo con un tópico, que está pleno de verdad, su obra poética es y desde hace ya años fundamental, pero su producción es mucho más amplia e incluye novelas, narraciones, ensayos de diversa temática, aforismos y no es en absoluto circunstancial su tarea de traductor: ahí están los volúmenes de Obras de Leopardi, la Poesía completa de Salvatore Quasimodo, Illuminations de Rimbaud o, entre otros, textos catalanes de Pere Gimferrer o Francesc Parcerisas.

Y hay que poner de relieve que tal pluralidad de trabajos es siempre respuesta a un impulso de creación unitario, no en vano declaraba en una entrevista que "escribir es un modo de ser". "Escribimos -añadía- porque deseamos ser en un alto grado de consciencia". De acuerdo con ese deseo, que retorna como exigencia, escribir será discurrir sobre el enigma de ser y todo lo que pueda haber en ello de abstracto o metafísico se concreta, sobre todo en Colinas -y en otros, como muestran sus lecturas de distintos poetas aquí contenidas- en un sentido, o sentimiento, del espacio y del tiempo.

Lo primero es más que evidente en su poesía, donde el paisaje está no como marco o elemento decorativo, sino en cuanto punto de partida para la indagación o reflexión sobre el ser. Un espacio, entonces, que deberá dar lugar a la revelación. Y ese sentido de la tierra trabaja también en el Colinas ensayista y se pone de manifiesto en sus lecturas de la poesía de Leopardi o de Miguel Torga o en ese delicioso texto que es "Actualidad y esencia de lo griego", páginas que deberían acompañar al viajero, que no al turista, por Grecia.

El sentido del tiempo, por su parte, se manifiesta, al menos, de dos modos. Uno es la concepción del tiempo cíclico, donde, como sabe también el zen, lo cambiante y lo permanente se anudan sin solución. El segundo modo es el del tiempo de la historia y es que hay siempre en estos ensayos de Colinas una inscripción personal en lo histórico que es en todo semejante a la que él señala, por ejemplo, en los humanistas italianos. Se trataría de mirar al pasado, no como arqueología, sino para atraer sus logros, su pensamiento al presente y poner algunas bases de construcción del futuro. Como se transparenta en estos ensayos, Colinas es un verdadero humanista.

Excelente lectura la de este libro, que busca, en último término, comprender y transmitir la emoción de las lecturas, la "luz del conocimiento". Un libro que ilumina la noche más allá de la noche.