La escritora Jacqueline Brooks junto a la portada de su novela 'Prende fuego' (ed. Colectivo Bruxista).

La escritora Jacqueline Brooks junto a la portada de su novela 'Prende fuego' (ed. Colectivo Bruxista).

Novela

'Prende fuego': venganzas a ritmo de 'reggae' y 'dub' en la excepcional primera novela de Jacqueline Crooks

La escritora jamaicana inventa un lenguaje propio para captar la cultura musical de los 'sound systems' en este 'neonoir' adrenalínico y adictivo.

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Según se mire, existe toda una tradición literaria sustentada en la invención de su propio lenguaje, ya provenga este deformado de la calle, derive simplemente de la explotación de los diferentes dialectos del mundo o sea obra de la más pura imaginación.

Prende fuego

Jacqueline Crooks

Traducción de Enrique Maldonado
Colectivo Bruxista, 2025
416 páginas. 24,50 €

La cuestión es que las narraciones que usan estos “neolenguajes” no solo ponen de los nervios a los señores académicos sino que traen de cráneo a los traductores, que a la hora de enfrentarse a ellos deberán optar por unas fórmulas u otras, siempre creativas, siempre controvertidas.

La naranja mecánica, Mumbo Jumbo, Dudo Errante, Omeros, La maravillosa vida breve de Óscar Wao, Breve historia de siete asesinatos… En todos estos títulos se tuvo en algún momento que tomar la decisión de o bien traducir literalmente lo que los personajes querían decir o bien tratar de captar las musicalidades de su habla.

Sumen pues a la anterior lista Prende fuego (2023), la excepcional y multipremiada primera novela de la jamaicana Jacqueline Crooks (1964), cuyo trasvase al castellano a cargo de Enrique Maldonado Roldán no puede dejar indiferente a nadie, y de ahí el sentido de la nota que principia la edición, donde se explican los motivos de ciertas decisiones “estéticas” (llamémoslas así), alabables sin duda aunque solo sea por los riesgos asumidos, pues serán estos riesgos responsables de que el libro guste más o menos. Por aquí, ya lo adelantamos, nos ha parecido una bomba (a pesar incluso de la excelente y esforzada traducción).

Qué duda cabe que si Prende fuego engancha (y de qué manera) desde la primera página no es solo por la adrenalínica historia de venganzas que contiene sino también por la forma en que está escrita dicha historia.

Prende fuego es una novela poética y musical, con una imbricación orgánica entre ritmo y prosa

No tengo empacho en afirmar que estamos ante una novela poética, pero de una poética dura, cercana al realismo sucio pero contraria también, en cierto modo, a este tipo de literatura, donde tan frecuente es encontrar escenas que se despachan rápidamente, de manera cortante, mientras que aquí son largas y elaboradas, casi atmosféricas, a pesar de estar construidas sobre la base de frases directas y sonoras, tan contundentes como punzantes: “Es la gente a la que es difícil entender. La música no miente”. “Mejor estar afinada si vas a liarla con el más allá”. “Pon libres tus fantasmas si quieres libertad”. “Si no rima, no merece la pena”.

Prende fuego es, además de poética, una novela puramente musical. Pocas veces hemos captado una imbricación tan orgánica entre ritmo y prosa. Su lectura se lleva a cabo con un drum & bass alojado en el corazón. No por nada entre las lecturas inspiradoras de la novela se encuentra el imprescindible ensayo Bass Culture de Lloyd Bradley. El reggae, el dub, los sound systems, huelga decirlo, forman parte de la trama, así como los suburbios londinenses y Babilonia.

Pero Prende fuego puede leerse también como un neonoir social, si no fuera porque la propia autora confiesa que la novela está basada en su biografía (what a ride!), y si no fuera porque su parte final, con ese viaje de regreso a Jamaica en busca de las raíces más fantasmales, tuviera tanto de redentor.

En tanto que obra de debut, no queda otra que aplaudir la impecable destreza narrativa de Jacqueline Crooks, capaz de sostener la sesión de DJ que nos regala durante cuatrocientas páginas, sin descanso.

Más de quince años, se nos cuenta en las entrevistas, ha estado la autora esculpiendo esta novela y no cabría pues otra explicación, ya que estamos ante uno de los textos más fascinantes que uno se ha echado al oído en mucho tiempo.