Hugo Gonçalves. Foto: Manuel Manso.

Hugo Gonçalves. Foto: Manuel Manso.

Novela

Hugo Gonçalves logra un pequeño gran milagro literario sobre la Revolución de los Claveles

El escritor portugués firma con 'Revolución' una monumental obra sobre una época convulsa en la que Portugal temía una guerra civil.

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En pleno siglo XXI es más que lícito preguntarse si la novela aún puede ser un vehículo útil para articular mensajes que vayan más allá de lo literario e incidan en la realidad nacional.

Revolución

Hugo Gonçalves

Traducción de Rita de Costa. Libros del Asteroide, 2025. 524 páginas. 26,95 €

En Italia, por ejemplo, la idea de escribir o filmar el pasado reciente ha sido una constante desde 1945, lo que ha permitido a la ficción mantener bien alto su pabellón, a diferencia de España, donde la aparición de prosas o filmes en torno a los últimos decenios no es tan abundante como parecería por su efecto mediático.

Francia siguió más la senda itálica. En Portugal no solemos detener la mirada, reducida injustamente a la condición de patito feo. Pero también hay ejemplos notables de narraciones basadas en la memoria histórica, como demuestra Revolución.

La novela de Hugo Gonçalves (Sintra, 1976) nos transmite varias lecciones de golpe. Lo hace con suave contundencia, propia de los textos destinados a perdurar y no diluirse en el pozo de la velocidad contemporánea, por lo demás poco afín al ritmo de nuestros orillados vecinos.

Ignoro, la verdad, si esto último condiciona la más que probable vigencia prolongada de la monumental obra del escritor portugués, que ha conseguido un pequeño gran milagro literario al aunar compromiso civil y equilibrio narrativo en las más de quinientas páginas de una trama rebosante de ingredientes intrínsecos a la tradición literaria occidental.

Entre ellos, deberíamos ponderar el hecho de partir de una familia para hilvanar la historia en sus dos haches, la minúscula y la mayúscula.

La primera se brinda mediante los tres hermanos del clan Storm, propietario de un hotel y sin problemas de ningún tipo, algo desbaratado con la irrupción de la Historia, como siempre encantada de terminar con cualquier tranquilidad.

A partir de esta fusión uno podría tirar de adjetivos previsibles, de lo épico a lo heroico. Si los empleara, desmerecería los muchos méritos de Gonçalves, que descarta facilidades y es bien consciente del reto emprendido, el de una compleja estructura y unas ligazones conseguidas con excelencia.

El uso de los tres hermanos permite abordar la pluralidad de visiones ante las transformaciones históricas en el instante decisivo del famoso 25 de abril, pero también a través de lo acontecido antes del triunfo revolucionario, pues un hecho capital suele ser producto de un proceso.

María Luisa lo vive desde la militancia comunista, hasta huir, pasar a la clandestinidad y ser detenida como prolegómeno a las torturas de la PIDE. Federico no se interesa en la política y, sin embargo, es con sus ojos con los que vemos la llegada de la libertad durante la inolvidable primavera lisboeta de 1974.

El joven, aficionado al jazz y entusiasmado con todo lo que huela a moda, se transformará gracias a la amistad con un periodista británico.

El autor logra un pequeño gran milagro literario al aunar compromiso y equilibrio narrativo en las más de 500 páginas del libro

La última de la trilogía es Pureza, la hermana pacata, casada con alguien contrario a todos los cambios que se avecinan en ese horizonte lleno de incertezas. Nadie en Revolución puede escapar al mismo.

La resquebrajada unidad familiar es una estupenda metáfora de un país en crisis hacia su mañana.

Es magnífico que Hugo Gonçalves no apueste por una ficción partidista, realzando los dones de su polifonía porque cada uno de sus protagonistas contiene no muchos mundos, sino la comprensible suma de circunstancias y contradicciones, reconocibles tanto en actitudes personales como en las amistades que rodean a cada uno.

Propulsa así lo coral, algo básico a la hora de fijar claroscuros, sin predominio de ninguna ideología y una crítica total que permite reflexionar al lector durante y después de una lectura capaz de cortarnos el aliento.