Image: La novela de mi vida

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Novela

La novela de mi vida

Leonardo Padura

17 abril, 2002 02:00

Leonardo Padura

Tusquets. Barcelona, 2002. 345 páginas, 17 euros

Resulta tópico considerar la novela como un género literario omnívoro. Deglute la lírica, el ensayo, la autobiografía. Utiliza el diálogo, la narración y cuanto su autor decida, aunque dependa de modas y circunstancias.

No es menos cierto que a medida que incorpora otros géneros manifiesta signos de debilidad. Leonardo Padura (La Habana, 1955), conocido por sus novelas policíacas, se ha servido de una fórmula parecida, aunque aplicada a la investigación biográfica de uno de los poetas más representativos del romanticismo, el también cubano José María Heredia (1804-1839), fallecido en el exilio de México. No resulta infrecuente la atracción de novelistas o ensayistas por el género biográfico. También las biografías fueron convertidas en novelas. Podríamos remontarnos a Galdós o Baroja, quienes aprovecharon personajes reales para tejer tramas novelescas, pero el éxito más reciente de Javier Cercas con Soldados de Salamina nos lleva a situar el fenómeno en la más absoluta actualidad.

En La novela de mi vida, Padura establece el paralelismo entre dos épocas. De un lado, Fernando Terry decide regresar a La Habana atraído por el posible descubrimiento de una autobiografía inédita de Heredia en los archivos de una logia masónica. El retorno le llevará a rastrear su propia historia, la de la posible traición de alguno de sus compañeros que le habría llevado al exilio. Heredia habría sido traicionado por su amigo y frustrado poeta Domingo del Monte. El narrador nos sitúa en 1818, en 1822, en 1837, en 1898, en 1921 o en una dilatada actualidad. Su mayor esfuerzo consiste en buscar las situaciones paralelas en los detalles, ofreciéndonos la recreación costumbris- ta del ambiente colonial. Su labor más minuciosa será penetrar en la atormentada alma del poeta, en la tuberculosis que arrastrará, en el exilio, y hasta llegará a escribir a su amante para que su hijo, al que no llegará a conocer, pueda saber la verdad de sus orígenes.

No echaremos de menos el toque folletinesco. El autor seguirá los avatares de las humillaciones laborales que sufrió Terry antes de exiliarse. Aparecerá de nuevo el recuerdo de la persecución contra los homosexuales y el reencuentro con la Isla, temas éstos que habría percibido Heredia en su regreso, no menos humillante, ya que será resultado de una carta de retractación de sus ideas. El autor ha buscado el paralelismo de las revelaciones personales y políticas con la entrevista entre Heredia y Tacón. La vida de la colonia lleva a la corrupción moral de una sociedad que expulsa al exilio a los mejores, a quienes no se doblegan.

ésta sería la tesis de una novela doble, excesivamente dilatada y ambiciosa, trazada con ansias de paralelismos difíciles de justificar, porque los momentos históricos de las tramas no pueden equipararse. La diversidad de tiempos internos agobia a un lector que se encuentra con dos historias paralelas que buscan equipararse hasta la justificación.