Image: El cura y los mandarines. Cultura y política en España (1962-1996)

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Ensayo

El cura y los mandarines. Cultura y política en España (1962-1996)

Gregorio Morán

19 diciembre, 2014 01:00

Gregorio Morán. Foto: Sergio González

Akal. Madrid, 2014. 882 páginas, 29 euros

Fiel a su estilo, Gregorio Morán (Oviedo, 1947) vuelve a lanzar un libro que estas navidades le va amargar el turrón a más de uno. Utilizando la vida y milagros de Jesús Aguirre, cura y Duque de Alba, como aparato narrativo, ha montado un texto que recuerda las batallas más mortíferas e inútiles de la I Guerra Mundial. Ya no vemos soldados cayendo en el barro bajo el fuego de cañones y morteros; lo que presenciamos es, como indica el subtítulo, el despiece de la cultura y la política de la España comprendida entre los años 1962 y 1996.

Llega este volumen a las librerías precedido del escándalo. Como narra el autor en la primera página de la Nota preliminar, la editorial Crítica/Planeta le había contratado tiempo atrás El cura y los mandarines y ya estaba todo listo para su publicación en los primeros días de otoño. Amazon tenía el libro en preventa, la portada con un pavo real como metáfora de nuestros intelectuales estaba preparada y, de pronto, le dicen que o suprime el penúltimo capítulo -"Todos académicos"- o no se publica el libro. En dicho capítulo, once páginas en la edición Planeta, Morán disecciona la Real Academia y carga contra buen número de sus componentes. Con especial virulencia arremete contra Víctor García de la Concha, exdirector de la RAE, Toisón de Oro y actual Director del Instituto Cervantes.

A todo esto Morán sigue publicando todos los sábados, desde hace 25 años, una página, habitualmente vitriólica y muy leída, en La Vanguardia. Como es obvio, en una de sus "Sabatinas intempestivas" levanta la liebre y se arma un alboroto considerable.

Lo que no se entiende es que en Planeta no supieran que estaban jugando con fuego. A poco que se indague en Internet, aparece un personaje que ha pasado por la Escuela de Arte Dramático de Madrid y que salió rebotado del Partido Comunista de España de los años de clandestinidad. Sin un duro en el bolsillo publicó en 1979 Adolfo Suárez: historia de una ambición. Fue la primera biografía del primer presidente de la Transición. Se vendieron tres ediciones de un libro francamente duro que además de mucho dinero le hizo un hueco en los medios de comunicación. Posteriormente ha seguido publicando libros con unos parámetros de minuciosidad, densidad y dureza que hacen de él una rara avis en el panorama nacional de periodistas y escritores.

La estructura de El cura y los mandarines no ofrece gran complicación. Su escenario arranca de la España de 1962, un año "de esos cuyos efectos duran casi una década", año de la boda de Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia y del "contubernio de Munich". Aparece Triunfo, semanario que sería, sobre todo tras la muerte de Franco, un referente de la izquierda. Morán sitúa en 1962 una eclosión de intelectuales, académicos y artistas que con los años irán tomando posiciones en sus respectivos espacios de trabajo hasta acumular dosis de poder que acabarán por convertirles, no a todos por supuesto, en "mandarines".

Tras ubicar al lector en la España del Movimiento Nacional, Morán va entrando en la poblada biografía de un hijo de madre soltera nacido en 1934 que sale buen estudiante y va al seminario para convertirse posteriormente en un jesuita de postín pasado por la Alemania de la República Federal. Jesús Aguirre se convierte muy pronto en una figura poliédrica que vive en la primera fila de la convulsa España de los 60. Capellán en el Colegio Mayor César Carlos, por su confesionario pasará buena parte de los chicos que más tarde ocuparán el poder. Aguirre no tardará en hacerse con los resortes de Taurus. Desde ahí importa y distribuye exquisita cultura alemana entre lo más granado del pensamiento español. Al mismo tiempo su homosexualidad se hace más presente. Deja los hábitos, es nombrado Director General de Música y poco después se casa con la Duquesa para transformarse en "el tercer Duque de Alba".

Tras su fallecimiento en 2001, Aguirre dejará una estela de fascinación, como bien atestigua el Aguirre, el magnífico (2011) de Manuel Vicent. Morán, además de elegir bien a su personaje central, ha sabido amueblar su texto con un vívido elenco de personajes, en torno al millar, que arman una visión desgarrada, cruel, brutal y emocionante de tres décadas de la cultura española. Ese amplio coro de personajes es precisamente lo que eleva de categoría este volumen y lo sitúa más allá de la biografía de Aguirre para convertirlo en la historia intelectual de una España que Morán retrata como poblada por académicos, artistas, gentes de letras y burócratas cuyo objetivo ha sido y sigue siendo medrar, a costa de ir dejando pedazos de sí mismos por el camino.

Para bien o para mal la sinceridad, la potencia, la capacidad de transgredir y de no someterse a lo que se da por supuesto dan a estas páginas de Gregorio Morán una capacidad de tracción que el lector, aunque discrepe, siente de principio a fin.