Image: Nietzsche. Correspondencia (VI)

Image: Nietzsche. Correspondencia (VI)

Ensayo

Nietzsche. Correspondencia (VI)

Traducción de Joan B. Llinarez

14 septiembre, 2012 02:00

Trotta. Madrid, 2012. 472 páginas, 35 euros


Hay filósofos cuya vida transcurre con la precisa e impecable monotonía de quien parece decidido a convertirla tan sólo en el mínimo soporte imprescindible para el despliegue de la tarea de pensamiento, sin prestar demasiada atención a vicisitudes externas que pudieran distraer de dicha tarea. La vida de Kant suele citarse como ejemplo extremo de esta metódica contención del gasto existencial.

A decir verdad, tampoco la vida de Nietzsche se muestra a primera vista excesivamente densa en acontecimientos impactantes. Sin embargo, en el caso de alguien que dejó escrita, con firme convicción, la idea de que la tarea de los filósofos es su vida, primero, antes que sus obras, no puede desatenderse el hecho de que sus motivaciones intelectuales más profundas se hallan íntimamente ligadas a los avatares de sus circunstancias personales. Es lo que hace tan necesario remitirse a los datos más significativos de su biografía a la hora de intentar comprender algo mejor a ese gran malentendido que siempre ha sido Nietzsche. Y por eso resulta de tanto valor la feliz circunstancia de que al fin podamos contar en castellano con una buena edición de todas sus cartas, en un proyecto de un nutrido grupo de especialistas en la obra del pensador del eterno retorno, que ahora se completa con este sexto volumen, correspondiente al periodo comprendido entre octubre de 1887 y enero de 1889.

Así pues, estamos ante el resultado de un trabajo de envergadura, promovido en el contexto de la Sociedad Española de Estudios sobre Nietzsche como parte de su objetivo de dar a conocer de forma más amplia y rigurosa la obra del filósofo. Ese contexto, del que también han surgido las ediciones de Fragmentos Póstumos y Obras Completas de Nietzsche, o la revista especializada Estudios Nietzsche, constituye un aval indiscutible de la calidad científica de esta Correspondencia, ya que son investigadores con una reconocida trayectoria de dedicación sistemática al análisis e interpretación del corpus nietzscheano quienes se encargan de las traducciones, sabiendo acompañarlas de un rico y preciso aparato crítico de notas, sumamente útil al lector.

Joan Llinares, responsable de este volumen, es un representante destacado de esta nueva generación de estudiosos, que ha dotado a la investigación sobre Nietzsche en España del nivel de internacionalización del que hasta ahora carecía. Su cuidadosa versión se beneficia de su extenso conocimiento de esta época de madurez del pensamiento nietzscheano (de la que anteriormente Llinares había traducido El caso Wagner o Nietzsche contra Wagner), estructurando las claves del periodo en una esclarecedora introducción y complementando con tres apéndices toda la información relativa a fechas, lugares y destinatarios de la correspondencia de Nietzsche.

Es una etapa en la que se acentúa la tremenda soledad en la que siempre vivió este hombre de salud quebradiza y ánimo atormentado, pero en la que la conciencia de su singular misión, el sentimiento de ser una dinamita destinada a partir la historia de la humanidad en dos, se impone por encima de quebrantos y desánimos para dar a la luz algunas de sus páginas más célebres. En apenas un par de años Nietzsche prepara los dos escritos sobre Wagner, Crepúsculo de los ídolos, El Anticristo, Ditirambos de Dioniso y Ecce Homo; registra una intensa actividad de intercambio epistolar con intelectuales y artistas -Georg Brandes, August Strindberg, Hippolite Tayne, Hans von Bülow o Paul Deussen, entre otros- a la vez que trata de mantener los siempre conflictivos lazos con su madre y su hermana y las viejas amistades, cada vez más distantes. Todo termina con el derrumbe en Turín, que lo sume en la demencia hasta su muerte, en agosto de 1900. En el entreacto, delirio y lucidez conviven de la manera más insólita dentro de una personalidad fascinante. Tomándose a sí mismo como caso para el análisis psicológico, Nietzsche diagnostica el nihilismo como enfermedad terminal de Occidente, realiza agudos pronósticos sobre el futuro de nuestra civilización, que terminarán por consagrar su capacidad profética, y, sobre todo, logra elevar las grandes heridas de su existencia a iluminadoras categorías para la comprensión de la modernidad. Su aguda advertencia del coste instintivo-vital de algunos de los logros más celebrados de la civilización y de su trasfondo menos amable es una sabiduría que Nietzsche destila también en sus cartas. Merece la pena asomarse bajo este prisma a un filósofo que, desde su pronta recepción en España, fundamentalmente a través de la generación del 98, no ha dejado de ejercer una poderosa atracción en nuestra cultura.