Image: Manolo Caracol. Cante y pasión

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Ensayo

Manolo Caracol. Cante y pasión

Catalina León Benítez

17 abril, 2008 02:00

Manolo Caracol. Foto: Archivo

Almuzara. Córdoba, 2008. 256 páginas, 20 euros

Manolo Caracol (1909-1973) fue, en efecto, un artista apasionante y apasionado, complejo, poliédrico y de un estilo único. Así que el título del libro corresponde perfectamente a las características de un cantaor que despertó en sus seguidores sonados delirios y que dejó, al margen de los aspectos mediáticos, una obra perdurable en la historia del flamenco. Acercarse a un personaje de semejante naturaleza, comporta en la mayoría de los casos un riesgo inevitable, y el texto de la profesora Catalina León Benítez intenta analizarlo en sus justos términos y objetivamente, aunque quizá esta primera mirada no abarque en su totalidad los múltiples y cambiantes aspectos de un músico singular que se manifestaba en muy distintos órdenes.

Con sólo 12 años fue uno de los ganadores del Concurso de Cante Jondo de Granada, celebrado en 1922, figurando Manuel de Falla y García Lorca como sus más entusiastas organizadores, con un jurado presidido por Don Antonio Chacón y compuesto, entre otros, por Andrés Segovia. Cantaor, intérprete de la canción, actor de cine y figura principal de musicales flamencos, Manolo Caracol, uno de los creadores de la zambra teatral y popularísima figura en los escenarios de España y América, dejó una amplia discografía, fechada entre 1930 y 1972, en la que se incluyen los diversos géneros de su repertorio. Independiente e iconoclasta, defendía la originalidad de su cante como un atributo personal, como un don que sólo a él le correspondía, siempre a la espera del soplo arrebatador que lo condujera al encuentro feliz con el encantamiento. A ello le ayudaba su voz, ronca, antigua, desveladora de misterios y ella misma portadora de todos los misterios por desvelar Seguía al pie de la letra la afirmación de Lorca de que "no es posible ninguna emoción sin la llegada del duende", y precisamente de esa emoción, de ese sentimiento -que no sentimentalismo- habla la autora de este libro, destacándola como una cualidad básica del cantaor gaditano. Su propio guitarrista, el fabuloso Melchor de Marchena, deslumbrado por los súbitos destellos de Caracol, así lo expresaba en una entrevista que yo mismo le hice para la serie de TVE Rito y Geografía del Cante: "Cuando canta, saco cosas en la guitarra que no sé". Catalina León Benítez nos muestra que Manolo Caracol, descendiente de una ilustre familia de cantaores y toreros, los Ortega, y heredero de un suntuoso legado musical, estuvo predestinado desde niño a ser uno de los grandes creadores del arte flamenco.