Ensayo

Carmen de Burgos (Colombine)

Blanca Bravo Cela

12 febrero, 2004 01:00

Espasa. Madrid, 2003. 254 páginas, 14 euros

La autora subtitula su biografía de Colombine: Contra el silencio, y ese subtítulo juega hoy con dos significados: Carmen de Burgos fue en su vida una gran luchadora por los derechos de la mujer y a favor de las libertades, es decir, estuvo contra el silencio que suele rodear todas las opresiones: lo que no se puede decir, ella lo dijo y explicó. Pero su figura, que llegó a ser muy popular en la España de las dos primeras décadas del siglo XX, cayó pronto en el olvido. Ese falso pseudónimo que usó, y que le fue sugerido por el director de "El Diario Universal", donde Carmen de Burgos, en 1903, empezó una columna titulada Lecturas para mujeres, tuvo muy pronto un sonido anticuado y algo cursi -Colombina, la de la commedia dell’arte- que todavía hace pensar en una señorita empalagante. Y nada más lejos de Carmen de Burgos, una auténtica luchadora y un alma (y cuerpo) de mujer libre. Además Colombine raramente fue su pseudónimo, más bien apodo, pues firmó casi toda su obra: Carmen de Burgos. (Colombine). A la par.

Carmen nació en Almería en 1867 y murió en Madrid en 1932, mientras pronunciaba una conferencia en el Círculo Radical Socialista. Ocultó su edad y yo creo que no por coquetería sino porque cuando empezó su vida literaria, en 1900, lo hizo abandonando a su marido, y marchándose de Almería con la única hija sobreviviente de los cuatro hijos que tuvo. Carmen de Burgos -que estudió magisterio, ya casada- empezó una vida nueva y distinta a los 33 años.

Su prosa es clara, amena, un punto retórica o instructiva. Aunque trató a muchos escritores, tuvo su pequeño salón literario y fue muchos años la amante de Ramón Gómez de la Serna (once años más joven). Escribió cuentos, biografías, libros de viajes y de divulgación feminista y progresista, como El divorcio en España (1904) o La mujer moderna y sus derechos, en 1927. Aunque Colombine fue haciéndose cada vez más avanzada con los años, su feminismo podrá parecer hoy excesivamente sacrificado. Ramón -su largo y peculiar romance concluyó en 1929, había durado 20 años- guardó siempre hacia ella el mayor afecto y un alto respeto. En La Sagrada cripta de Pombo (1924) hace de ella un retrato que comienza: "Desde 1909, hay todas las tardes de mi vida un consuelo suficiente de la más pura camaradería". Carmen de Burgos fue una escritora que quiso construir una España más rica, plural y más moderna. Merece recuerdo y respeto.