Image: El Imperio de Carlos V. Las coronas y sus territorios

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Ensayo

El Imperio de Carlos V. Las coronas y sus territorios

Ernest Belenguer

30 enero, 2003 01:00

Carlos V en el Estudio de Tiziano

Península. Barcelona, 2002. 492 páginas, 20 euros

Ernest Belenguer, catedrático de Historia Moderna de la Universidad Central de Barcelona, no sólo es uno de los mejores conocedores de la historia de España en los siglos XV y XVI, sino también uno de los modernistas mejor dotados para la síntesis historiográfica, lo que le ha permitido en los últimos años ofrecernos una serie de obras de gran valor.

Se trata de Felipe II (1988), El Imperio Hispánico (1995), Cataluña: De la unión de coronas a la unión de armas (1996), Fernando el Católico (1999), o La Corona de Aragón en la monarquía hispánica (2001). Tal relación, no exhaustiva, es una buena prueba de su notable aportación historiográfica, en la que destacan también sus trabajos de investigación, iniciados por su estudio sobre València en la crisi del segle XV (1976).

La historia de España en tiempos de los Reyes Católicos y de los primeros Austrias -y aun después- se ha contemplado con demasiada frecuencia desde una perspectiva castellana, hecho éste que, unido a la realidad del predominio de Castilla en aquel periodo, ha contribuido a transmitirnos una imagen un tanto distorsionada de la realidad. Ello hace más importante la aportación de Belenguer, valenciano de nacimiento y catalán por su ya larga estancia en Barcelona, quien ha sabido analizar un periodo fundamental en la historia de España desde la óptica del mundo catalano-aragonés, agregando nuevos matices a las visiones tradicionales. Este hecho, que confiere un enorme valor a la obra de su autor, se hace especialmente patente en el libro sobre el imperio de Carlos V.

En realidad, la historia de Carlos V no es únicamente historia de España sino bastante más. Es la historia de un gran empeño imperial, o hegemónico, que afectó a buena parte de Europa, repercutiendo, en distinta manera, sobre los otros tres continentes entonces conocidos: áfrica, Asia y especialmente América. La entidad política que tuvo un mayor protagonismo en aquellos hechos fue la monarquía hispánica, que se constituye en tiempos de los reyes católicos, se vincula a los Países Bajos y al Imperio a través de Carlos V y se consolida con Felipe II, articulada ya de forma definitiva en torno a sus territorios hispanos. Obsérvese, no obstante, que hablo de un mayor, no de un único protagonismo, porque la herencia del César Carlos es tan amplia y compleja que no solo recibió los dominios hispano-italianos de los reyes católicos, sino también los importantes restos del mundo flamenco-borgoñón, descabezado desde que, en 1477, el rey de Francia se apoderase del ducado de Borgoña. Por nacimiento y formación, Carlos V era ante todo un flamenco, pero recibió también los territorios patrimoniales de la familia Habsburgo y el título imperial, que le convertía en heredero de Carlomagno y cabeza del mundo germano. No fue pues únicamente el soberano de la monarquía hispánica, aunque ésta se convirtiera, de manera progresiva, en el centro esencial de su poder, no solo por el peso de un territorio hispano como la corona de Castilla, sino también por la capacidad de acción que le otorgaban las crecientes riquezas procedentes de América.

Con demasiada frecuencia, toda esta historia "universal" se ha enfocado desde una perspectiva castellana, o todo lo más hispana (aunque no desde la óptica de la monarquía hispánica, sino a partir de la realidad y los límites contemporáneos de España). El gran mérito de Belenguer, propiciado tal vez por su tradicional visión desde fuera de Castilla, consiste precisamente en alejarse de tal percepción para plantearnos una revisión del reinado de Carlos V atenta a la amplia, variada y compleja realidad territorial sobre la que se asentaba su poder, y a las vicisitudes de una acción política que, por su propia envergadura, afectaba directa o indirectamente a toda Europa. Su libro es un estudio de estructura política, en el que destaca la parte dedicada al análisis de los diversos territorios y su gobierno, en la que la corona de Castilla no es sino un territorio más, al que no se le dedica mas espacio que a otros. El estudio de la política imperial no se limita a los planteamientos clásicos, sino que tiene en cuenta también las relaciones con otros soberanos europeos, especialmente el papa, los príncipes italianos, Inglaterra y Portugal.

La bibliografía sobre el reinado de Carlos V ha sido objeto de una amplia revisión con motivo del reciente centenario de su nacimiento. Uno de los objetivos confesados del libro ha sido el de sistematizar los conocimientos aportados por los estudios más recientes y los abundantes trabajos presentados a los diversos congresos del 2000. En este sentido, pienso que ha logrado brillantemente lo que se proponía, ofreciéndonos la visión de conjunto más actual y renovada sobre el reinado del emperador, si bien resulta algo excesiva la referencia a las ponencias y comunicaciones de los congresos carolinos que, en muchos casos, no han aportado demasiado a cuanto ya se conocía. El libro en su conjunto, los temas que plantea y su postura ante ellos, así como el apéndice bibliográfico final, muestran hasta qué punto el autor conoce con profundidad las crónicas, las fuentes documentales y la bibliografía sobre aquel periodo. Otro mérito más es su prosa fácil y amena, dentro de un estilo característico, que gusta de hacer hablar, a través de citas textuales intercaladas en el texto, a los protagonistas de la historia que cuenta.